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C151 - En soledad

No le dio las gracias a Lewis pese a acompañarla hasta su dormitorio. No por falta de ganas, sino por puro impedimento de su cuerpo. Se quedó dormida nada más echarse a la cama, abrazada a la almohada y soltando contra ella todo mal que su cuerpo quisiese expulsar. Se despertó de un sobresalto, ignorando el motivo del mismo, pero no reparó en pasar mucho tiempo por el cuarto por miedo a quedarse de nuevo dormida.

Se puso unos shorts oscuros y una camiseta blanca atada al cuello. Miró su calzado dudando en cuál sería más cómodo, aceptando la ausencia de ello como resultado más acorde a sus necesidades. Salió del cuarto descalzada y entre bostezos, dejando que el frío de la duda la llenase nada más cerrar a su espalda. Miraba a la puerta de su lado, la cual permanecía cerrada sin saberse si guardando algo o no. No quería averiguarlo, sintiendo que estando allí o no, Sebastian la acompañaba al menos en sus remordimientos diarios.

Bajó al jardín, dejando que el sol la cegase nada más poner un pie en el césped. Jenson ya había llegado, con retraso, y sin saber el tiempo que llevaba allí se mostraba cansado de dar explicaciones a todos por su ausencia. Pero como siempre, lo hacía entre risas.

Nadie parecía serio aquella mañana. Sandra y Dani seguían regañando al inglés mientras que Lewis y los Nicos insistían en sus argumentos sobre el deber de no llegar tarde a una fiesta. Hasta Kimi y Sebastian permanecían por la zona escuchando, dejando a un lado sus intentos del día anterior por ausentarse del mundo.

Se sentía desplazada pese a no haber estado allí en toda la mañana, y era un sentimiento que la llevaba a culparse a sí misma. Recordaba las palabras de Lewis, una tras otra saliendo de su boca, y su inutilidad para negarlas por ausencia de motivos. Algo la decía que debía acercarse al grupo. Saludar a Jenson, mostrar una sonrisa de una vez y dejarse llevar por lo que hablasen aquellos con los que hasta hace unos días pasaba las horas. Se mordía el labio otra vez, como tantas otras veces, insultándose en silencio por su fragilidad hacia sus propias decisiones.

- ¡Hombre, viniste!-se sobresaltó al oír la voz de Charles a su espalda, dirigiéndose a un Jenson que le miraba atónito aunque sin borrar la sonrisa. Yaiza ni siquiera se giró, tampoco podía hacerlo cuando el chico la abrazaba por la espalda dándola un beso en la mejilla.- Buenos días.-ella sonrió, con timidez. El resto del grupo fingió el mismo gesto con más o menos asco dependiendo del rostro que lo producía. Sebastian se limitaba a bajar la mirada.

- Hola.-usó un tono más tierno que el del chico.

- ¿Has dormido bien?-asintió sin mucho convencimiento, pero a él le fue suficiente. Echó a andar tras separarse de ella, llegando a la mesa en donde había una amplia selección de bollería industrial.

Tras coger unos cuantos croissants, Charles se acercó al recién llegado como ya haría el día anterior con Nico para hablar como si nada. Jenson, acostumbrado a ofrecer una gran amabilidad de forma incontrolada, se dejó llevar por su conversación pese a un gesto que pedía auxilio. El grupo que se había formado con su llegada se fue disolviendo a causa del nuevo intruso. Sebastian fue el primero en desaparecer de allí, pasando por una puerta que Yaiza había desalojado para ir hacia también algo que desayunar.

No habían reparado en la hora que sería, sólo en lo que su estómago le pedía en ese instante. Echó de menos la compañía de Charles durante ese rato que se le hizo eterno. Le miraba hablar con Jenson y se preguntaba por qué no iba con ellos, pero fue incapaz de moverse de donde estaba, y allí se quedó durante un buen rato.

No tenían plan para esa mañana, y en realidad nadie ofrecía una alternativa al azar del momento. La comida tuvo que hacerse de forma salteada, pues debido a la fiesta del día anterior y la llegada de Jenson, muchos o tenían mucha hambre o no tenían de ningún tipo. Los más madrugadores, Dani y Nico, decidieron comer un poco en la cocina acompañados por una Sandra que les regañaba por haber tenido que cocinar para ellos.