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C40 - Planes de última hora

- No me parece bien que te tengas que ir.-insistía. Nico había intentado despedirse más de tres veces, pero Sandra le retenía alargando el momento en el que le vería marchar hacia Alemania.

- Cuanto antes me dejes ir, antes volveré.-Sandra no aceptaba esa idea y seguía mirando al suelo negándole una vista de su rostro. Nico buscó su cara alzándola con la mano por la barbilla, y ella no pudo evitar hacer una mueca de tristeza. El chico la besó durante unos largos segundos y luego se retiró de ella intentando mantener el recuerdo de sus labios.- Te llamo cuando llegue ¿Vale?

- Vale...-soltó su mano y le dejó irse. Nico ya había pasado el control, y no se le veía por los pasillos que se separaban por la cristalera, y aun así Sandra se mantenía firme en el mismo sitio, esperando que su chico volviese hacia ella diciéndole que era una broma. Su móvil vibró, y como si le leyese la mente, Nico la escribía dándole ánimos a su manera. "El lunes estoy allí, lo prometo". "El lunes", se decía ella a sí misma. Y era viernes.

Pensó que todo se haría eterno hasta entonces, y después de todo, se sentía estúpida por su comportamiento durante los últimos días. Como si su conciencia quisiese recordárselo por hacerla daño, a Sandra le llegaban todos los momentos en los que había estado de brazos cruzados o contestando mal a todo lo que el chico la ofrecía. Se sentía decepcionada consigo misma y el taxista intentando ser amable no la ayudaba a despejarse.

Sus recuerdos fueron a Yaiza, y con ello a las palabras de Kimi sobre los supuestos motivos por los cuales su amiga había decidido ignorarla esas dos semanas. Tristemente le creía, pero su furia hacia ella seguía tan intacta que se preguntaba cómo eran posible ambas cosas.

Llegó al hotel y se fue directa al buffet. Era pronto, apenas pasaban las ocho y media, pero le apetecía despejarse antes de encerrarse en la suite que sería su casa durante el fin de semana. No comió mucho, y sabía que se arrepentiría de hacer caso a su cabeza diciéndola que no pasaba nada por no tomar bocado esa noche. Subió al dormitorio y se tumbó en la cama, esperando dormirse pronto y olvidar tanto a Nico como los ruidos de su tripa pidiéndole alimento dos horas después de salir del buffet. Pero no ocurría ni una cosa ni la otra. Y en el fondo agradeció más que nunca que su teléfono sonase aunque fuesen las doce y media de la madrugada.

- Me aburro.-Sandra ahogó su cara en la cama, negando.

- Y yo que quieres que le haga.

- ¿No sales?

- No, Kimi, no salgo.-quería colgarle, lo último que le apetecía era hablar con el finlandés.

- Te vendría bien.

- ¿Ahora te preocupas por mí? Pensaba que sólo Yai ocupaba tus pensamientos.

- Tengo vodka.-a cualquier persona le habría parecido la excusa o respuesta más inútil del mundo, pero Sandra incluso la analizó.

- Yo... -se giró desde la cama hacia el minibar, como si quisiese mirar a través de su dura puerta.- yo creo que tengo agua.

- Hombre, no te digo yo que el agua no esté buena, pero vamos.-Sandra rió y volvió a dejar caer su cara sobre la almohada.- Estoy en el Hotel W.

- Sí, sí, el Wela.-volvía a cansarse de su voz.

- En el papel de la habitación pone W.

- Es el Wela de toda la vida.

- Vale, pues el Wela.

- Yo en el Fira Palace.