El regreso de la golondrina

103: Esperanza anhelante

Qin Huaiyuan miró en silencio a su propia hija. Sentía que nunca había conocido realmente a su hija hasta ahora. Era una semilla de flor que había sido arrancada de un cómodo invernadero y que luego tuvo que luchar por sobrevivir en las grietas de las rocas.

Con nada más que pura voluntad obstinada, había resistido los golpes de las estaciones y floreció en la más hermosa de las flores. Siempre se sorprendía por las profundidades que podía encontrar en ella. Siempre aprendiendo, siempre mejorando, cada vez que se sentía encantado con un nuevo lado de ella, no pasaría mucho tiempo antes de que ella le mostrara otro lado asombrosamente pulido de sí misma.

En comparación con las típicas hijas nobles criadas en las residencias interiores, su sabiduría, coraje, habilidades y métodos las superaba en creces. Incluso tenía una fuerza mental que muchos hijos nobles no podían alcanzar. Al mismo tiempo, se había convertido en su mayor fuente de orgullo y su mayor fuente de culpa.

¿Cuánto dolor tuvo que soportar una chica que aún no había alcanzado la mayoría de edad para poseer la fortaleza mental para contemplar una calamidad de esta escala con total ecuanimidad? ¿Cuánto de su vida había sido tan cruel y aparentemente inevitable como para aceptar su destino con tanta determinación?

¿Cómo es que esta niña es tan madura y tan simpática? Qin Huaiyuan se acercó a la mesa cuadrada para despeinar el cabello de Qin Yining con brusquedad. Su voz era un poco ronca.

—Esto es mi culpa.

—¿Qué quieres decir con esto, padre? —Qin Yining parpadeó con sus grandes y límpidos ojos hacia su padre—. ¡Esto no es tu culpa, padre! ¡De ningún modo! Sé que no me llevarías contigo si tuvieras la más mínima voz. El decreto imperial ha descendido y mi padre no puede desafiarlo solo para salvarme. No solo eres mi padre, sino el patriarca de todo el clan Qin. Lo que le pasó al duque de Ding y su familia no nos puede pasar a nosotros.

»Soy la hija del gran preceptor. Mientras disfruto de las comodidades y beneficios de ese título, también debo asumir mi parte de la carga en tiempos de crisis. ¿Qué clase de miembro de la familia sería si solo compartiera la alegría y no el dolor? Si ese fuera realmente el caso, entonces no sería digna de ser la hija de mi padre.

—¡Bien, muy bien! —Los ojos de Qin Huaiyuan estaban húmedos. Habiendo pasado tantos años en la corte, conscientemente fue entrenado en un guisante de cobre [1]. Pero aquí estaba hoy, moviendo la nariz ante las palabras de su hija. Inclinó la cabeza hacia atrás y parpadeó con fuerza, dejando que sus ojos se enfriaran.

Después de un momento, miró hacia abajo, su comportamiento volvió a su apariencia normal. Él suspiró.

—Hija Yi, no importa cuán abierta seas sobre todo esto, te debo una deuda más allá de las palabras. Prométeme esto, no importa lo que suceda en el futuro, vivirás valientemente.

Lo que más le preocupaba era que una chica inocente como ella se suicidara después de ser humillada.

—¡Por supuesto! Amo vivir y le tengo mucho miedo a la muerte. —Qin Yining sabía de las preocupaciones de su padre y sonrió—. Finalmente he llegado tan lejos y he hecho un gran esfuerzo para mantener esta vida. ¡No quiero que se desperdicie todo!

—Buena chica. —Qin Huaiyuan pudo ver su sinceridad; ella no estaba diciendo esto solo para animarlo. Realmente lo había aceptado con su acostumbrada tranquilidad. Finalmente sintió que sus preocupaciones se calmaban un poco. Quizás la actitud tranquila y serena de Qin Yining era contagiosa. Fuera lo que fuese, el nudo apretado en su corazón que le había impedido pensar claramente toda la noche finalmente se aflojó un poco.

Qin Yining se sentó un rato más antes de despedirse y regresar a la Sala de Estudio Venerable. Mientras tanto, Qin Huaiyuan recordó lo que la sexta señorita y Qin Huining habían hecho y dicho antes. Decidió defender a Qin Yining y descargar esta frustración en su nombre. Pensó un momento más y fue a ver a la vieja señora en el Jardín de la Piedad Amorosa.