Dramione One Shots

Los abuelos

  —¡THEODORE NOTT MALFOY! —gritó Rose—. Vamos, a la cama ahora mismo, es la última vez que te lo digo.
  —Voy, mamá —dijo el pequeño metiéndose en la cama rápidamente.
  —¿Has ido ya al baño? —el niño asintió y le mostró los dientes—. Sí, sí, muy limpios. Pues venga, a la cama —le arropó.
  —¿Me cuentas un cuento, mamá? —preguntó Theo.
  —Sobre qué te lo cuento.
  —Alguno que no me hayan contado ni la abuela Hermione ni la abuela Luna —el niño abrazó un pequeño peluche en forma de serpiente.
  —Eso va a ser difícil porque las abuelas se saben muchos... —Rose meditó qué cuento contar y se le ocurrió contar lo que siempre le había contado a ella su padrino y suegro Theo.
  —Te voy a contar una cosa que una vez me contó el abuelo Theo.
  —¿Es sobre los abuelos Draco y Hermione? —preguntó el niño ansioso.
  —Efectivamente —Rose tomó un trago de agua y se aclaró la garganta antes de comenzar a hablar—. Hace ya unos años, como bien sabes, había una situación inestable en el mundo mágico.
  —La Segunda Guerra Mágica —intervino Theo emocionado.
  —Eso es. En esa guerra participaron todos los abuelos y sus amigos pero mis papás, es decir, tu abuelo Draco y tu abuela Hermione fueron muy importantes. Ellos tuvieron que ocultar que se querían porque la familia del abuelo no toleraba que la abuela no fuese una sangre pura. Ellos vivieron una lucha constante porque cuando acabó la guerra, aunque la abuela Hermione se convirtió en una heroína...
  —Por eso sale en los cromos de las ranas de chocolate —balbuceó el niño bostezando.
  —Exactamente. Bueno, pues como ella era un heroína, todo el mundo la quería. Pero el abuelo Draco, para poder ayudarla a ella y a su madre, realizó algunas tareas comprometidas y, aunque cuando le juzgaron todo fue bien, la gente le criticaba. Los abuelos lucharon toda su vida. Es más, el abuelo Theo siempre dice que ellos en su boda no intercambiaron anillos sino espadas: 'Tus batallas serán las mías', se juraron, 'y no volverás a pelear en soledad jamás'. Los abuelos consiguieron algo muy importante: ellos lograron que unir dos partes muy distanciadas de la sociedad.

  Miró al niño que ya tenía los ojitos cerrados. Le arropó de nuevo y besó su frente. Era muy parecido a su abuelo, era un Draco en miniatura. Entre Scorpius de pequeño y él, llevaba viviendo entre revoltosas criaturas rubias desde que era pequeña. Sonrió con nostalgia: en cierta forma echaba de menos su vida con sus padres.

  Salió de la habitación de Theo y fue directa a llamar por teléfono a su madre. En ese momento necesitaba oír su voz. Se sentó en el sofá y cogió el auricular del aparato y marcó rápidamente.
  —¿Diga? —oyó la voz de su padre.
  —Hola, papá, ¿cómo estáis?
  —Bien, bien. ¿Y tú? ¿Qué tal Lorcan y Theo?
  —Están bien. Lorcan está trabajando, vendrá en un rato, y a Theo le acabo de acostar.
  —¿Y tú? Te noto cansada —Draco la conocía bien.
  —Estoy bien, solo un poco cansada.
  —Entonces te paso a tu madre —sonrió al oírle, sabía perfectamente lo que necesitaba—. Hermione, cariño, ponte, es Rose, quiere hablar contigo —dijo su padre y oyó como su madre se acercaba y le daba un beso antes de ponerse. Volvió a sonreír.
  —¿Rose? —al oírla se relajó.
  —Hola, mamá.
  —¿Qué tal?

  Y tras una charla con su madre, junto a los comentarios que oía por parte de su padre a través del teléfono, se le esfumó la nostalgia. Otro día tenía que llamar a su hermano, hacía mucho que los niños no se veían y seguro que a Theo le hacía ilusión ver a sus primos Hyperion y Ginny.