—Acude a declarar Hermione Granger —la chica avanzó con firmeza hasta la silla que momentos antes ocupaba Harry. En el camino se encontró con su mejor amigo, que le dio un beso en la mejilla.
Draco no podía dejar de mirarla, estaba tan guapa, tan perfecta, tal y como la recordaba, pero ella no lo miraba a él. Draco supuso que seguiría odiándole y por un momento hasta temió que pudiese inculparle.
—Buenos días, señorita Granger —saludó el Ministro con una mirada afable. El chico observó su rostro y sus presentimientos se disiparon, ella podía odiarle pero no era mala persona, tal vez hasta diría... Bueno, eso seguro que no.
Entonces observó al señor Fletcher, que miraba a Hermione de una manera que no le gustó nada. Endureció el gesto e involuntariamente su ceño se frunció.
—Buenos días, señor Ministro, demás miembros del Wizengamot. ¿Es necesario que tome veritaseum? —la voz de la chica sonaba fuerte, sin miedo.
—El señor Potter lo ha tomado así que... Sí, debería —una amable bruja le tendió un frasco y ella se bebió el contenido.
—Señorita Granger, ¿sería tan amable de contarnos su experiencia con Draco Malfoy? —Gael habló y Draco sintió que el aire le abandonaba, Hermione suspiró y comenzó a hablar.
—Supongo que Harry ya les ha contado que Draco nos ayudó en la Mansión Malfoy y en la propia batalla —ni para Kingsley ni para Draco pasó desapercibido que le llamase por su nombre. El primero subió las cejas sorprendido, el segundo sintió una emoción olvidada.
—Sí, ya nos lo ha explicado el señor Potter —aseguró el Ministro.
—Bueno... A ver, Draco no es un mortífago, ni lo es ahora ni lo ha sido nunca. Que tenga esa marca en su antebrazo no significa nada, yo puedo asegurarlo —había captado la atención de la sala—. Cuando ambos estábamos en el colegio vivíamos en constantes disputas y he de reconocer que sus frecuentes e hirientes insultos no eran agradables —Draco tragó con dificultad sintiendo una culpabilidad enorme—. Sin embargo, al llegar al cuarto año... La cosa cambió. Ninguno de mis amigos lo sabe, porque el miedo a ser rechazada fue mucho mayor pero Draco Malfoy y yo comenzamos a ser amigos en secreto. Por ello llegué a conocerle, y él me confesó que no creía en la pureza de sangre y que todo era una fachada por obligación de su padre. En quinto año, a pesar de los miles de problemas que tuvimos, empezando por el acoso de Dolores Umbridge y el resurgimiento de Voldemort que nadie de este Ministerio creyó —otro duro golpe que los asistentes encajaron con deportividad, Draco habría vuelto a sonreír pero veía venir algo para lo que no estaba preparado—, y con unos prejuicios muy fuertes, a pesar de todo ello, él y yo comenzamos a salir en secreto —la sala estalló en murmullos de nuevo, Gael se quedó de piedra.
—Lo ha dicho —susurró Draco sorprendido y sin dejar de mirarla.
—¿Fuisteis novios? —preguntó su abogado totalmente asombrado. Él asintió y Gael sonrió—. Eso es maravilloso...
—¡Orden! Silencio, por favor —pidió el Ministro.
—Señorita Granger, ¿está usted diciendo que el señor Malfoy y usted fueron novios? —preguntó Fletcher en un tono que no agradó nada ni a Hermione, ni a Draco, ni a Gael.
—Sí...
—¿Usted, heroína de guerra, mejor amiga de El niño que vivió, con él, mortífago, enemigo desde el colegio? —el tono mezclaba superioridad con condescendencia, ella frunció el ceño y Draco sintió ganas de pegarle por hablarle así a la chica.
—Ya le he dicho que en el colegio hicimos las paces, y él nunca fue un mortífago, solo aparentaba serlo —contestó irritada.
—Continue con su historia, señorita Granger —pidió amablemente Kingsley.
—Sí, bien, ¿por donde iba? Ah sí, bueno, en quinto año ambos comenzamos a salir pero en verano obligaron a Draco a convertirse en mortífago y él no tuvo más remedio que hacerlo para evitar que matasen a su madre. El problema fue que el propio Lord Voldemort le encargó una horrible tarea: matar a Albus Dumbledore. Draco se consumió, nunca le había visto tan mal como estaba en ese momento. Se encerró en sí mismo y con la excusa de no decirme nada para protegerme nos distanciamos. Acabamos rompiendo. Cuando Dumbledore murió, Draco desapareció y ya no le vi hasta que nos atraparon y nos llevaron a la Mansión Malfoy, donde nos ayudó —la sala se mantenía en silencio pero sus caras reflejaban sorpresa—. Miren, juzgar es muy fácil y más si se tienen hechos, pero puedo asegurar que conociendo como conozco a Draco, él nunca ha tenido ningún tipo de interés por pertenecer al bando de los mortífagos. Es fácil que nos reconozcais méritos a Harry o a mí, porque hemos sido los ganadores que escogimos luchar, pero Harry y yo tuvimos la posibilidad, elegimos luchar; Draco nunca pudo elegir nada, él solo quería evitar que su madre muriese, y es más, podría aventurarme a decir que quería evitar mi propia muerte —cuando Hermione acabó el silencio se extendió por los asistentes.
—Bien, señorita Granger, ¿le importaría que sus recuerdos fuesen examinados en un pensadero? —cuestionó otra bruja.
—No, tanto Harry como yo estamos dispuestos a ceder nuestros recuerdos si es necesario.
—Bien, Blaine, vaya a buscar al señor Potter y que ambos viertan sus recuerdos en el pensadero —ordenó Kingsley.
Rápidamente un chico que había allí salió y volvió con Harry, después ambos se inclinaron y dejaron sus pensamientos en dos pensaderos. El Ministro y los demás asistentes los examinaron.
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Dramione One Shots
FanfictionBreves historias sobre Dramione. La autoría es completamente de JK Rowling, yo únicamente uso sus personajes y su universo para un fin lúdico. Portada por: captbexx. Créditos a los dueños de las imágenes (especialmente a Upthehillart). Para que no...