Borrachera

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  Draco salió de su habitación mientras se preparaba para el partido de Quidditch.
  —Granger, ¿has visto mi...? Oh, vaya —Hermione llevaba puesto el suéter de Quidditch del chico.
  —¿Me queda bien? —Draco intentó acercarse pero Hermione correteó alrededor de los sofás.
  —Oh, venga ya... Dámelo.
  —No —él empezó a perseguir a la chica por toda la sala.
  —¿Quieres darme eso?
  —No, me queda de fábula...
  —Ni siquiera juegas al Quidditch, es más, lo detestas.
  —Bueno, pero voy a ir a ver el partido.
  —Venga, dame mi jersey. Solo juego esta vez, devuélvemelo.
  —Esto no es para jugadores, es para divas —Hermione hizo una pose sexy y se echó a reír.
  —Ay, no puede ser... —Draco se llevó las manos a la cabeza y, aprovechando que Hermione estaba distraída, se lanzó sobre ella para quitárselo.
  —¡Suéltame, Malfoy! —ambos cayeron sobre la alfombra.
  —¡¿Acaso has bebido?! —gritó el muchacho sujetándola.
  —Un poco... —contestó avergonzada de la cercanía del chico.
  —Dame el jersey.
  —No puedo.
  —¿Y por qué rayos no puedes? —Hermione desvió la vista.
  —No llevo nada debajo... —murmuró enrojeciendo.
  Al instante Draco miró hacia abajo: estaba totalmente echado sobre Hermione y ser consciente de que lo único que la tapaba era su propio jersey de Quidditch hizo que se estremeciese.
  —¿A qué juegas, Granger? —levantó una ceja mientras la miraba.
  —Pues...
  —¿Por qué te pones mi jersey? ¿Y por qué sin nada debajo? Somos compañeros de torre pero de ahí a que me robes la ropa...
  —No lo sé. Es que... —Draco la miró de manera inquisitiva—. Es que todo el mundo dice que nunca me atrevo a nada y... —la chica se tapó la cara con vergüenza.
  —A ver —Draco se quitó de encima y la ayudó a sentarse—. ¿Desde cuándo a Hermione Granger le importa lo que dicen los demás?
  —Desde que está más sola que la señora Norris —contestó mareada por la borrachera que llevaba.
  —Granger, tú tienes muchas cosas que ofrecer. No estás sola, es más, debes tener un séquito de pretendientes —Hermione se echó a reír.
  —No tengo a nadie, Malfoy. Y tampoco es que quiera un séquito de pretendientes, pero como dice Ron, soy inaguantable.
  —¿En serio estás haciendo caso a la Comadreja imbécil? —Hermione comenzó a reír de nuevo con el insultó pero acabó llorando. Y Draco la abrazó.
  —Ron me ha dejado —balbuceó refugiada en el hombro del Slytherin.
  —Pero, ¿no te das cuenta de que es inútil? Mira, Granger, eres inteligente, buena, amable y cariñosa. Darías todo por los tuyos y en realidad eres increíblemente graciosa e hilarante. Y esa es solo la parte interior, en físico no te quedas atrás. Si la Comadreja estúpida no es capaz de comprender que eres un jodido partidazo, es su culpa. Quizá no está hecho para tener de novia a la bruja más inteligente y que encima está más buena de todo el estúpido colegio —contestó airadamente y ganándose una mirada de desconcierto por parte de la chica.
  —Pero...
  —Y ahora entra en tu cuarto y dame el jersey, yo tengo un partido de Quidditch que ganar y tú tienes que dormir —Hermione le abrazó con cariño.
  —Gracias, Malfoy, de verdad —se quedó casi dormida sobre el chico así que este tuvo que cogerla en brazos y llevarla al dormitorio. La dejó sobre la cama pero evidentemente no iba a quitarle el jersey así que se tuvo que resignar.
  —Joder con la rata de biblioteca, que mal le sienta la bebida —la arropó con una manta y se quedó mirándola con indecisión. Finalmente dejó un beso sobre su frente e hizo amago de marcharse, pero Hermione le retuvo.
  —Espera...
  —Granger, me tengo que ir.
  —Espera, ven —él suspiró y se acercó.
  —¿Qué te pasa? —preguntó sentándose junto a ella.
  —Dime que lo de antes no es por pena, por favor —dijo con la voz rota.
  —Soy gilipollas, pero no tanto —susurró él limpiando las lágrimas que estaban cayendo de sus ojos—. Eres muy atractiva, Granger, por dentro y por fuera —añadió en su oído antes de besarla suavemente en los labios—, y que nunca nadie te convenza de lo contrario.

  Y después de eso se marchó al partido, dejando a Hermione confundida. La bebida hacía que estuviese casi dormida, pero no idiota. Ese beso... Malfoy no mentía... Ese era un tema a tratar en el futuro.
  —Ven a verme después, por favor —rogó. Draco ya estaba a punto de salir de la torre pero la oyó y, como si pudiese verla, asintió sonriente.
  —Hasta luego, Granger.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora