Buenos días

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  Era la tercera vez que sonaba el despertador pero de aquel sueño no había quién la despertara. Se estaba tan a gusto en la cama...
  Levantó los párpados pesadamente mientras el sonido de aquel aparato infernal perforaba sus tímpanos pero notó que, de repente, se callaba.
  —Gracias —pensó en voz alta.
  —Sigo sin entender por qué pones el despertador si estamos de vacaciones —dijo una voz a su izquierda.
  Hermione giró la cabeza y tras frotarse los ojos se encontró a Draco recostado leyendo.
  —Porque si no, no me muevo de aquí hasta las tantas y hay que aprovechar el día —Hermione se recostó junto a él.
  —¿Estas muy cansada? —preguntó Draco volviéndose para besar su mejilla como hacía todas las mañanas.
  —Bueno, un poco. Ayer fue un día agotador.
  —Sí... Pero no tendremos que asistir a más fiestas de trabajo en mucho tiempo.
  —No solo fue la fiesta. Si nos hubiésemos dormido antes... —él rió ante su mirada avergonzada.
  —No pensabas eso anoche cuando me arrancaste la camisa.
  —¡Draco! —gritó y se cubrió la cara con la sábana. Él dejó el libro, sacó la cabeza de su novia de debajo de la sábana y besó su nariz.
  —Había botones hasta en el cuarto de baño —susurró.
  —Cállate por favor —dijo ella totalmente roja.
  —¿Cómo puede darte vergüenza eso? Estás desnuda y en la misma cama que yo. Por no decir que somos novios desde hace tres años.
  —Pues me da vergüenza, así que no me digas esas cosas —contestó con mirada suplicante.
  —Como quieras —besó su mejilla y volvió a su lectura. Ella se quedó mirando a la nada.
  —Draco... —llamó.
  —¿Sí?
  —Llevamos juntos tres años —él dejó el libro sobre la mesilla y se giró para mirarla apoyándose sobre su codo.
  —Es increíble ¿verdad?
  —Se ha pasado tan rápido... —Hermione suspiró y dejó la mirada perdida.
  —Y los que nos quedan —se volvió hacia su novio y le miró: el chico tenía unas ojeras marcadas y ojos de sueño.
  —¿Tú estás cansado? —acarició su barba incipiente.
  —Un poco. Pero quería leer antes de que te despertases.
  —Con barba estás diferente.
  —Luego me afeitaré —dijo disfrutando de sus caricias.
  —Así estás muy guapo.
  —¿Prefieres que me deje la barba?
  —Déjalo como estés más cómodo.
  —Entonces me afeitaré en un par de días —Hermione agradeció mentalmente, Draco afeitado tenía más cara de niño y era más adorable pero con barba... Era mucho mas atractivo, si es que eso era posible.
  —Vale. Ahora será como besar a un cactus —besó su mejilla y rió ante la cara de indignación del chico.
  —Con que un cactus ¿no? —y sin dar tiempo a que Hermione reaccionase, retiró la sábana, le sujetó las muñecas y se subió encima de ella. Comenzó a pegar la barbilla a su piel y a besar su tripa.
  —Para por favor, que me haces cosquillas... Pinchas... —intentaba decir ella mientras se reía y se movía descontroladamente.
  —Es que soy un cactus... —respondió él con sorna.
  —Por favor, para —Draco se detuvo y la miró detenidamente: la tenía allí, toda despeinada y colorada por la risa. Soltó sus muñecas y se inclinó para besarla. Hermione rápidamente pasó las manos por su pelo y lo atrajo hacia sí.
  —Sí, definitivamente con barba estás más atractivo, aunque seas un poco cactus —susurró en sus labios.
  —En ese caso no me volveré a afeitar al raso hasta que vuelva a trabajar —afirmó él con voz ronca.
  —Me parece bien —volvieron a besarse y la cosa comenzaba a subirse de tono hasta que sonó el teléfono.
  Draco se separó con cara de fastidio provocando la risa de Hermione.
  —Está sonando el teléfono.
  —Sí, algo he oído... —contestó él molesto. Ella extendió el brazo para coger el aparato de la mesilla.
  —¿Diga? Ah sí, Ginny, claro que sí —contestó al teléfono. Draco dejó los ojos en blanco y Hermione le sacó la lengua divertida—. No, no lo he olvidado —ella sonrió y contuvo la risa— Sí, aquí está. No, no tardaremos nada en prepararnos. Pero cómo vamos a estar acostados, ¡que cosas tienes! Que no, que no, que ya estamos... Bueno, a lo mejor un poco acostados sí que estamos —Draco escuchó la risa de Ginny a través del dichoso cacharro muggle—. Ya, ya vamos —Hermione colgó y observó la cara de Draco, que seguía sobre ella—. Era Ginny.
  —Ya me he dado cuenta. ¿Adónde se supone que debemos ir?
  —Dijimos que les ayudaríamos a Harry y a ella con la mudanza.
  —¡Pero estábamos besándonos! —protestó Draco. Ella volvió a besarle.
  —Pero prometimos que iríamos. Vamos —le susurró. Y sin hacer caso de la cara indignada del chico, le empujó hacia un lado y se bajó de la cama en dirección al baño.
  —Ginny es jodidamente inoportuna —murmuró él tumbado en la cama.
  —Me voy a duchar. ¿Te quedas ahí tumbado refunfuñando o prefieres ducharte conmigo? —dijo Hermione antes de entrar al baño dejando la puerta abierta.
  —Debemos ahorrar agua —respondió él poniéndose de pie y entrando rápidamente tras ella, que le aguardaba con una sonrisa.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora