Enferma

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  Cada vez que Hermione se ponía enferma, se cansaba tanto que no podía leer. Acostumbrada a leer a todas horas del día, estar aunque fuese un día sin su libro, hacía que entrase en un bloqueo lector y le costase volver a leer. Y eso hacía que se deprimiese e irritase.

  Así que Draco había decidido que daba igual lo mala que estuviese, él le leería hasta que se curase.
  Al principio Hermione había pensado que el chico estaba loco. A decir verdad llevaban sin leerle desde que su madre le leía cuentos cuando era pequeña, quizá era la poca costumbre lo que pesaba más.

  Hasta el día en que se puso mala con una gripe enorme. Se tomó numerosas pociones pero apenas mejoró así que cuando no estaba durmiendo o comiendo, Draco le leía.
  Y qué maravilloso era que Draco leyese, su voz era tranquila y relajante. Se aficionó tanto que incluso le daba lástima curarse y tener que volver a leer ella.
  Esa mañana de julio, porque no había tenido otro momento peor para ponerse mala que en verano, se levantó tosiendo, así que Draco insistió en que se diese un baño para abrir sus fosas nasales. Preparó un baño con sales y espuma que dejo la bañera de un suave color rosa y después fue a la cama y retiró las mantas haciendo que ella se encogiese.
  —Tengo frío.
  —Tendrás algo de fiebre, ahora te tomas una poción —la ayudó a desvestirse y cuando estaba desnuda la cogió en brazos y la llevó al baño.
  —¡Ay, está fría! —exclamó al tocar el agua.
  —Está templada, eres tú que estás caliente —la dejó en la bañera y se dio la vuelta con intención de salir.
  —No te vayas, por favor —pidió suplicante.
  —No me voy, tranquila, voy a por una cosa —salió del baño y volvió unos segundos después con un libro en la mano. Acercó la silla a la bañera, se sentó y comenzó a leer. Hermione le escuchaba apoyada en el borde.
  —Te quiero —dijo interrumpiendo su lectura. Él la miró con cariño.
  —Yo también te quiero a ti.
  —Te diría que te acercases, porque quiero besarte, pero no te quiero pegar nada —él se acercó y depositó un suave beso sobre sus labios.
  —¡Pero Draco...!
  —Me da absolutamente igual lo enferma que estés, nada que no seas tú misma va a impedir que te bese —Hermione sonrió como una tonta y él volvió a retomar su lectura.

  Dos semanas después Draco era quien se encontraba en la cama, tumbado con un paño en la frente.
  —Te dije que no me besases, que te pegaría la gripe —le reprendió Hermione acariciando su mano.
  —Mereció la pena —contestó él mientras tosía.

  Y es que cualquier contacto con Hermione era bueno, aunque fuese un beso suave que originase el contagio de una gripe.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora