Dramione One Shots

Ocaso

  Salió de la cabaña en la que se hospedaban y poniéndose las chanclas echó a andar por la arena hasta la orilla del mar. Respiró hondo cerrando los ojos y el olor a salitre la invadió mientras el sonido de las olas meciéndose la envolvía. La playa estaba desierta porque Draco se había asegurado de buscar el lugar más recóndito del mundo para que se fuesen de vacaciones sin ue nadie les molestase, así que no había ni un solo ruido y se sentía totalmente en paz.
  Unos brazos la envolvieron suavemente mientras el olor a mar era opacado por el familiar aroma de su novio. Instantáneamente sonrió, pero no abrió los ojos.
  —En pocos minutos será el ocaso—susurró Draco en su oído. Ella se apoyó en su pecho.
  —¿Eso significa que vamos a ver la puesta de sol en la playa? —preguntó mirándole.
  —Eso parece —se separó un poco pero no la soltó y ambos se quedaron mirándose, sonriendo.
  —Nunca he visto el atardecer en la playa... —murmuró.
  —¿No? —se sorprendió.
  —No... —Draco acarició su mejilla.
  —Me alegra que entonces la primera vez que lo presencias sea conmigo.
  Hermione sonrió y le abrazó. Rápidamente notó su incipiente barba raspando su frente antes de sentir un beso.
  —Muchas gracias.
  —¿Por qué?
  —Por esto, por el viaje, por estar conmigo —se separó para mirarle a los ojos—. Por todo —pasó los brazos por detrás de su cuello y le miró con cariño.
  —¿Sabes una cosa? —colocó un brazo en su cintura—. La semana pasada, cuando estabas dando el discurso en el Ministerio, yo te estaba mirando con una cara muy parecida a la que tienes tú ahora —acarició su pómulo—. Y Blaise me dijo que sería más rápido pintarme en la frente: bobo enamorado —sonrió de lado—. Amenacé con matarlo pero ahora comprendo muy bien por qué lo decía —se mordió el labio y ella se sonrojó.
  —Bueno, Blaise también fue el que nos preguntó si estábamos juntos mientras tú tenías la cabeza apoyada en mi regazo —Draco rió.
  —Eso solo fue porque es un idiota, si ya nos había escuchado aquel día en el baño —ella se sonrojó hasta las orejas.
  —Dios mío, no me recuerdes aquello —pidió enterrando la cabeza en su pecho. Él volvió a reír y besó su coronilla—. Y será idiota pero al menos el vio tu cara de bobo antes que tú —sonrió sabiendo que solo lo decía para molestarle.
  —Fue difícil para mi aceptar mis sentimientos, ya lo sabes —protestó. Ella rió y besó su mentón.
  —Lo sé, solo me gusta molestarte —Drsco se mordió el labio.
  —Bueno, a mí también me gusta molestarte a ti. Y ahora que estamos hablando de Blaise... —dijo con una sonrisilla que a Hermione no le convenció nada—. ¿Te acuerdas cuándo empezamos a organizar aquellas comidas con Luna, Theo, Ginny, Blaise, Potter, Neville...?
  —Sí, me acuerdo —interrumpió frunciendo el ceño por que no le gustaba nada la sonrisa divertida de Draco.
   —Pues un día, hablando con Potter, Theo y Blaise, Pansy, para burlarse de él, le dijo que era malísimo en la cama y pues yo me metí con él —el brillo en sus ojos la mantenía inquieta—. Y entonces Pansy, que sabe cómo es Blaise, se sorprendió de que no me acusase de lo mismo, y Theo dijo que no podía acusarme de nada porque yo era bueno en la cama, y, ¿sabes lo que preguntó Potter? —ella negó con la cabeza lentamente—. Pues, lógicamente, preguntó que cómo sabía eso y Nott respondió: porque una vez les oí y o Draco es increíble en la cama o a Hermione le gusta mucho estar de acuerdo con él —ella se ruborizó más aún y él dio una carcajada.
  —¿Qué clase de conversaciones tenéis los Slytherin? ¿Por qué no me habías dicho nada? ¿¡Blaise nos oyó mientras estábamos...?! —él la calló con un beso.
  —Siempre que intervenga Blaise no esperes nada normal; no te lo había dicho porque no me he acordado; y sí, nos oyó una vez mientras lo hacíamos en el baño pero tranquila, pregunté y no nos vio y solo pasó esa vez —ella enterró la cabeza en su pecho muerta de la vergüenza.
  —Dios mío, Draco, ahora no sé ni como voy a poder hablarle —susurró.
  —Tranquila, no te dirá nada —y sonriendo divertido añadió—: al menos valió la pena, ¿no? —ella se separó mirándolo indignada.
  —Eres un idiota —él sonrió y se pasó la lengua por los labios.
  —No, soy tu idiota —dijo remarcando el posesivo con una sonrisilla a la que Hermione no pudo resistirse. Sonriendo y negando con la cabeza le besó y él no tardó en llevar las manos a su espalda y su culo y acercarla a él.
  —Me está tocando el culo, señor Malfoy —susurró en su boca.
  —Perdón, señorita Granger, ha sido un accidente —dijo sin moverse.
  —Sigues haciéndolo.
  —Sigue siendo un accidente —sonrió antes de volver a besarla.
  —Te quiero —murmuró. Draco cerró los ojos, nunca iba a acostumbrarse a que le dijese que lo quería.
  —Yo también te quiero pero creo que deberías mirar hacia la izquierda —musitó. Ella lo hizo extrañada y se encontró con una preciosa puesta de sol.
  —Es maravilloso... —exhaló. Draco la abrazó de lado y besó su sien.

  Y allí permanecieron abrazados, observando indirectamente al sol descender lentamente en el ocaso hasta que la noche llegó.
  —¿Qué tal la primera puesta de sol en la playa? —preguntó él una vez que la oscuridad comenzaba a envolverles.
—Bien... —se mordió el interior del carrillo—. ¿Sabes otra cosa que nunca he hecho en la playa? —él negó y ella pegó la boca a su oído—. Échele imaginación, señor Malfoy —y acto seguido le besó con pasión. Draco, que no esperaba eso, la cogió como pudo.
  —Señorita Granger... Nunca deja usted de sorprenderme —susurró pasándose la lengua por el labio inferior mientras su mirada se enturbiaba.
  —Vamos, señor Malfoy, béseme —ordenó tirando de él hacia abajo.
  —Sus deseos son órdenes —sonrió tumbándose con ella y concediendo su petición.