Hermione bajó una gran caja de lo alto del armario.
—¿Qué hay ahí? —preguntó Draco, que acababa de percintar la decimoctava caja que llevaba libros.
—Cosas de cuando iba al colegio muggle. También creo que hay cosas de mis primeros años en Hogwarts —abrió la caja de cartón y una nube de polvo negro les recibió.
—No sabía que en los colegios muggles os regalasen polvo —ironizó Draco.
—Es porque llevo sin abrirla desde que me fui de casa de mi padres, lo metí todo dentró y lo cerré.
—Pero tenía celo mágico, no debería haber polvo... —Hermione sacó una bolsita de polvo negro peruano rota por una esquina.
—Esto explica el polvo. Debí de esconderlo aquí porque a Crooshanks le gusta esparcir todo lo que se pueda —en ese momento, el gato se frotó contra la pierna de Draco y este le cogió para achucharlo un poco.
—Bueno, además de polvo peruano, ¿qué más hay ahí?
—Pues... ¡Mira! Mis libros de texto del colegio... Y mi estuche de pinturas de colores... Al llegar a Hogwarts, como solo se utilizaba pergamino y tinta, guardé todo mi material —sacó varios estuches con pinturas, bolígrafos, lapiceros y rotuladores. Después sacó un paquete con reglas, dos cuadernos de dibujo, tres cuadernos con ejercicios y una mochila pequeña.
—Esto es diminuto, ¿cómo metías todas estas... Cosas en ese sitio tan enano? —preguntó Draco examinando con detenimiento la mochila.
—No lo metía ahí, tenía una mochila más grande. Aquí es donde ponía el almuerzo —Draco asintió.
—¿Qué más hay?
—Pues unos cuantos dibujos míos —sacó numerosas hojas con dibujos infantiles—, una diadema —la cogió sonriente y se la puso— y... —se estiró para llegar al fondo de la caja— Ah, y mi diario —comentó un poco seria.
—¿Tenías un diario?
—Sí, bueno, no lo usaba muy a menudo, solo si tenía que desahogarme por algo —y con rapidez lo devolvió a la caja y se apresuró a meter el resto de cosas—. Bueno, pues vamos a llevarlas al coche —dijo señalando las cajas.Draco no dijo nada, asintió y se limitó a hechizarlas para que pesasen menos y a llevarlas a su coche. El trayecto hacia la nueva casa lo hicieron en bastante silencio y, una vez allí, Hermione tampoco se animó.
El chico se preocupó por ella, algo había pasado con ese diario para que ella hubiese cambiado de humor repentinamente. Sacaron el contenido de una buena parte de las cajas, la casa estaba casi lista, ya parecía su hogar.Esa noche Hermione no cenó, dijo que no tenía ganas y se fue a la cama pronto. Draco tomó algo rápido y limpió la cocina mientras meditaba. No quería que ella se agobiase, si tenía un problema quería que se lo contase cuando estuviese preparada. Pero estaba que se subía por las paredes. Cuando acabó fue en busca de su novia. Llamó a la puerta y asomó la cabeza, Hermione estaba desnuda, sentada en el suelo junto a la cama, llorando. Y junto a ella estaba el diario.
—Ey, ¿qué sucede cariño? —Draco se apresuró a sentarse junto a la chica y a abrazarla. Hermione no correspondió al abrazo, se secó las lágrimas y permaneció allí—. Sabes que puedes contarme lo que quieras y cuando quieras, no tengas miedo —besó su cabeza y ella dejó escapar un sollozo. Draco pasó el brazo por su espalda y la abrazó con más fuerza.
—Es que... —intentó decir, él volvió a besar su cabeza—, este diario, lo usé para... —fue incapaz de seguir hablando, simplemente le hizo un gesto y Draco lo cogió.
—¿Lo leo? —Hermione asintió. El chico lo abrió y comenzó a leer. Pasó las páginas a toda velocidad mientras sus ojos escudriñaban las palabras. No era un diario en el que ella contase las cosas que hacía, solo relataba momentos horribles.
—En el colegio muggle se metían conmigo por mi altura, por mis dientes, porque me gusta leer, me decían que era una flacucha y me llamaban fea... Por eso, cuando empecé Hogwarts, pensé que como nadie me conocería, todo iría bien. Pero no, al principio hasta Hrry y Ron se metieron conmigo, y después, cuando parecía que todo iba a ir bien, aparecisteis los de Slytherin —Hermione dejó de hablar y Draco la abrazó con más fuerza todavía. Se sintió terriblemente mal por que parte de lo que había en ese diario fuese por su culpa.
—Lo siento mucho, nunca debí comportarme así en el colegio contigo.
—No estoy enfadada contigo, sé que lo sientes y hace mucho que te he perdonado.
—Pero yo sí estoy enfadado conmigo —hizo una pausa al hablar—. ¿Qué haces desnuda?
—Pues... —no hizo falta más, la mirada discreta que hizo al diario.
—Ven, ponte de pie —ambos se levantaron—. Hermione, eres preciosa por dentro y por fuera. Eres preciosa con más kilos y con menos, con la piel más oscura y más clara, con el pelo más peinado y más revuelto. Uno puede sentirse acomplejado por las cosas que son malas por elección propia, como yo, que era un gilipollas. Eso se soluciona intentando mejorar. Pero no puede haber complejos por cosas que no puedes modificar, tu carácter es lo que te define. Serás una sabelotodo, sí, pero si alguien ve eso como algo malo es él quien tiene el problema —una lágrima se deslizó por la nariz de Hermione—. Y tu físico, que no debería importarle a nadie, es maravilloso. Eres preciosa por fuera porque eres preciosa por dentro. Da igual que tengas los dientes más grandes —señaló una página del diario— o no, que tu pelo sea mas gobernable o no y que seas más o menos alta —Draco se detuvo y se quitó la camisa—. Dices que no has vuelto a escribir pero la última entrada es de hace poco tiempo. Cuando los mortífagos que deambulaban por mi casa se enteraron de mis cicatrices —se señaló las marcas que tenía de su duelo con Harry y de los crucio de su tía Bellatrix—, se burlaron de mí por ser tan pálido y blando —acarició el brazo de la chica hasta llegar a la palabra grabada—. Las cicatrices son palabras secretas que hablan de quién eres, de lo poderosa que puedes llegar a ser —Hermione cerró los ojos y subió la cabeza como si mirase al cielo—. Eres perfecta para mí, pero lo importante es que lo seas para ti.
—Llevas razón —susurró—, son todo estúpidos complejos. No pueden condicionarme —cogió aire y lo soltó lentamente, después miró a Draco—. Gracias, tu apoyo es muy importante para mí —apoyó la cabeza en el pecho del chico. Él la abrazó.
—Se me ocurre una cosa que podemos hacer con este diario.
—¿El qué? —preguntó una voz enterrada en su pecho.
—Pues esto —se marchó al despacho y trajo la papelera. Echó dentro el diario y le dio a Hermione su varita—. Un incendio bastará —Hermione asintió y con un suave movimiento de varita el diario ardía en el fondo de la papelera.
—¿Estás bien? —preguntó él colocando un mechón de pelo detrás de la oreja. Ella subió las manos hasta su cuello y le besó en los labios.
—Sí, ahora sí —contestó en su boca. Draco sonrió en sus labios y continuó el beso mientras la tumbaba en la cama.

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Dramione One Shots
Fiksi PenggemarBreves historias sobre Dramione. La autoría es completamente de JK Rowling, yo únicamente uso sus personajes y su universo para un fin lúdico. Portada por: captbexx. Créditos a los dueños de las imágenes (especialmente a Upthehillart). Para que no...