En el Bosque Prohibido hay muchos árboles, por eso es un bosque, pero hay uno en especial, que es distinto a cualquier otro.
Encontrarlo es sencillo, basta con salir por la explanada en dirección a los invernaderos y bordear la linde del bosque hasta un pino. Allí te internas en la masa boscosa y cuentas diez cortezas, la onceava es la del árbol.
Es un gran ejemplar de muchos metros de altura, pero que no desentona con los de su alrededor más allá de tener justo detrás un claro entre las hojas.
Ese árbol no es de una especie fuera de lo común, no tiene magia o alguna rareza extraña. De hecho es totalmente inexplicable el por qué atrae a la gente. Es una zona tan normal como cualquier otra del bosque, simplemente es verde y fresco. No tiene nada de especial. No, ese sitio solo esta cargado de una cosa: historia.Y es que ese lugar ha resultado ser, de manera totalmente improvisada, un refugio para muchas historias de Hogwarts: allí, bajo su copa, se reunían James Potter y Lily Evans a observar las estrellas; allí acudían, cuando no podían ir a algún baño y no eran asesinados por basiliscos, niños que se sentían agobiados, angustiados y que lloraban para desahogarse; allí realizaron cierta poción no muy legal unos Merodeadores y consiguieron animalizarse; allí se formaron peligrosos ideales de un determinado mago que no puede ser mencionado; allí reflexionaba Albus Dumbledore acerca de su vida, los horrocruxes, el colegio y, quién sabe, a lo mejor sobre qué champú usar en su barba. Lo importante es que ese pequeño claro junto a ese árbol ha sido testigo de miles de personas a lo largo de la historia Hogwarts.
En lo que nos atañe a nosotros, como buenos lectores de Dramione, es a lo que significó para dos jóvenes alumnos que se veían allí siempre que podían. <<¡Bajo el árbol! >> Solía gritar, murmurar, escribir o susurrar —dependiendo de la situación— uno de los dos. Y es que se reunían allí para hablar sobre todo y nada; allí lloró Hermione las ofensas de sus amigos, y Draco las de su padre; allí se contaron las confidencias y secretos que se debían; allí curó ella cierto tortazo a cierto niño, por ser un idiota; y allí fue curado cierto idiota por ella; allí compartieron celos ilógicos entre ellos al contarse sus amoríos, El árbol fue testigo de centenares de risas, de ayudas, de motes y bromas, de tardes leyendo y noches buscando estrellas fugaces, de peleas en la nieve y, sobre todo, de una evolución.
Si las plantas hablasen, esa podría decir que durante seis años observó como dos personas crecían, como dos niños se hacían amigos inseparables, como rompían todos los esquemas, como confundían sus corazones en la adolescencia y como se despedían en una promesa de volver. Y sí, siempre bajo el árbol.Cuando la guerra sucedió, ese árbol se mantuvo en perfecto estado. A lo mejor lo cuidó un centauro, o un hipogrifo o tal vez un nargle. Eso no se sabe y tampoco es importante. Lo que aquí toma relevancia es lo que le sucedió a Hermione, al regresar a Hogwarts, bajo ese árbol.
Salió de la biblioteca sin dejar de darle vueltas a lo mismo: Draco Malfoy. Había visto a Draco pero no había hablado con él, no se veía capaz y ni siquiera sabía por qué. La última vez que se habían cruzado había sido en el juicio y por algún motivo era incapaz de sacar un tema de conversación con él. Y mira que habían pasado horas y horas hablando y riendo. Allí, junto a su árbol nada parecía ocasionar problemas... El árbol, allí es donde iría, se relajaría observando el cielo. Subió a su dormitorio y dejó la mochila con los libros, se puso la bufanda y marchó decidida a volver al hogar dentro del hogar.
Salió a la explanada de los invernaderos y bordeó el bosque hasta llegar al pino. El viento movía su flequillo pero no le dio importancia, junto al árbol siempre se estaba bien. Se detuvo un momento apoyándose en la corteza, no estaba seguro de querer pisar un sitio que iba a hacer que la recordase más aún si eso era posible. Suspiró y continuó internándose. Hermione, Hermione Hermione. Siempre había sido ella, qué lástima que ahora no fuese capaz de decir nada, ni una palabra habían cruzado. Giró al llegar al árbol número once y ella estaba allí, cómo no, al fin y al cabo era su árbol, de él, de ella, suyo.
—Hola —saludó colocándose la bufanda.
—Hola —le miró con los ojos brillantes y confusos.
—Ambos hemos venido al árbol —musitó mientras se sentaba junto a ella.
—Sí... Necesitaba pensar... Y qué mejor lugar que nuestro árbol —Draco no contestó, no iba a decir que él necesitaba pensar también pero con ella allí era incapaz.
—¿Qué tal están tus padres? ¿Recuperaron la memoria? —preguntó tratando de romper el hielo.
—Sí, aunque a veces tienen falsos recuerdos. ¿Qué tal tu madre? —le miró pero evitó sus ojos al decirlo.
—Bien, es una mujer fuerte —tampoco él fue capaz de mirar a los ojos.
—Bien —ambos observaron el cielo, de tonalidades rojizas por el inminente ocaso.
Segundos de silencio, un silencio tenso, de querer pero no saber decir. Un silencio roto por él, que, al fin y al cabo, ya no tenía nada que perder pero sí todo que ganar.
—Hermione... —ella le miró y, por primera vez desde hacía mucho tiempo, sus ojos conectaron y ambos sintieron una corriente eléctrica que les invadía— te he echado de menos —ella notó que una lágrima pugnaba por salir pero la retuvo.
—Yo también a ti, Draco, más de lo que piensas —pronunció en un susurró.
—Yo... —y entonces vio como la lágrima caía y eso fue suficiente, se armó de valor y, apoyándose a ambos lados de la chica, la besó. No fue un beso muy profundo, fue un choque de labios, casto, se diría que casi infantil, pero supuso una oleada de sentimientos tan grande que Hermione, que en principio se había agarrado a su brazo y no se había movido, metió las manos en su pelo y abrió la boca en busca del mayor contacto posible con él. Y como el ganador de su particular juego de riesgo, Draco también incentivó la profundización de ese beso, y duró minutos. Se separaron fatigados, más por el esfuerzo emocional que por la ausencia de oxígeno.
—Ibas a decir algo —dijo Hermione mientras le colocaba la bufanda en una distracción para que sus mejillas no explotasen de rubor.
—Me han interrumpido —sonrió y volvió a besarla pero ella le separó.
—¿'Me han'? ¿Cómo que 'me han'? No querido, te has interrumpido tú solito, que eres quien me ha... —y volvió a besarla una vez más y ella volvió a quitarle—. ¡Draco! ¿Que qué ibas a decir? —y de nuevo él junto sus bocas, aunque esta vez Hermione no le apartó, se agarró a él y olvidó sus protestas lingüísticas y sus preguntas.
—Que te quiero —susurró el chico en su boca entre un beso y otro.Y no hizo falta nada más, ninguna palabra, simplemente eran ellos, juntos, bajo ese árbol, que les había visto de principio a fin, incluido el reencuentro.
![](https://img.wattpad.com/cover/147940566-288-k963291.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Dramione One Shots
FanfictionBreves historias sobre Dramione. La autoría es completamente de JK Rowling, yo únicamente uso sus personajes y su universo para un fin lúdico. Portada por: captbexx. Créditos a los dueños de las imágenes (especialmente a Upthehillart). Para que no...