La batalla final

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  —¡Avada Kedavra! —chilló Lord Voldemort.
  —¡Expelliarmus! —gritó a su vez Harry Potter.
  Un estallido retumbó como un cañonazo, y las llamas doradas que surgieron entre ambos, en el círculo que habían formado entre ellos, marcaron la colisión entre los dos hechizos. El hechizo lanzado por Voldemort chocó contra el que había lanzado Harry, la Varita de Saúco voló por los aires girando sobre sí misma y volviendo hacia su dueño, que la atrapó al mismo tiempo que Voldemort caía hacia atrás, con los brazos extendidos y sus terribles ojos rojos vacíos. Tom Ryddle acababa de morir, lo había matado su propia maldición al rebotar, y Harry se limitó a quedarse allí contemplando el cadáver de su enemigo.

  Hubo unos segundos de silencio y entonces el tumulto se desató alrededor del héroe: gritos, vítores y bramidos, todos se abalanzaron sobre Harry. Primero llegaron Ron y Hermione, después Ginny, Neville y Luna, los Weasley y Hagrid, y McGonagall, y Flitwick... El niño que vivió se vio rodeado de decenas de personas que querían abrazarle, felicitarle, tocar al héroe que acababa de matar, por fin, a Lord Voldemort.

  Entonces, en medio de la euforia, Hermione salió del tumulto y busco a Draco con la mirada. Le había visto en la batalla, había querido ir con él pero la lucha contra los Horrocruxes había pesado más. Miró alrededor de la explanada, todos estaban alrededor de Harry, o sentados en la escalera, compadeciéndose por las muertes. Y entonces lo vio, tres cabezas rubias se alejaban de Hogwarts andando despacio por el puente. No se detuvo más y echó a correr detrás de ellos.
  —¡Draco! ¡Draco! —gritó mientras se acercaba— ¡Draco Malfoy! —las tres cabezas se volvieron.
  —Hermione... —susurró él.
  —¿Dónde vas? —le abrazó en cuanto le alcanzó. Narcisa y Lucius observaban la escena con curiosidad.
  —Nos vamos, este es un sitio para aquellos que habéis luchado por Hogwarts, no para los que cometieron el error de estar en el bando equivocado.
  —Nada de bando equivocado, tú nos ayudaste Draco, tú ayudaste a Harry...
  —Pero soy un mortífago... —el muchacho mostró los restos de la Marca Tenebrosa, que se había convertido en una cicatriz.
  —Solo para salvar a tu familia —Lucius contrajo la boca en una mueca al escuchar eso.
  —Escúchame, Hermione —puso ambas manos a los lados de sus mandíbulas—, nosotros nos iremos y esperaremos a que pase el momento final. Ahora la gente quiere velar a los muertos y celebrar la victoria, no ver a Draco Malfoy, que les jodió la vida año tras año para finalmente unirse a su enemigo.
  —Pero no quiero que te vayas... —murmuró ella.
  —No es una despedida hasta dentro de veinte años, simplemente vamos a dejar que pase todo esto. Si cuando todo se acabe sigues queriendo verme, solo ven a buscarme, yo te estaré esperando —se inclinó sobre ella y la besó.
  —Iré en tu busca antes de lo que esperas —afirmó la chica abrazándole.
  —Esa será mi esperanza hasta que vengas —y abrazándose por última vez, él se dio la vuelta y se marchó con sus padres. Hermione se quitó una lágrima y volvió al castillo, al fin y al cabo su mejor amigo acababa de derrotar al mayor villano de la historia, había que celebrar.

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