En Hogwarts solía estar seria, quizá porque tras siete años de tratar de que Harry no muriese necesitaba estarlo para concentrarse en clase y además un curso escolar normal se le hacía raro.
Pero la seriedad acostumbrada por vencer a malvados hechiceros, luchar con hombres lobos y profesores malignos quedó atrás el día en el que Draco Malfoy y ella comenzaron a llevarse bien.
Al principio siguió habiendo esa frialdad entre dos extraños conocidos, pero, poco a poco, la convivencia y el hecho de tener tantas cosas en común hizo que el muro que les separaba fuese cayendo.A lo largo de las semanas fueron intimando cada vez más y el día de Navidad, cuando intercambiaron regalos, se besaron. Después de aquello habían comenzado una relación que mantenía a Hermione en una nube constante de felicidad.
Por ello, aunque a esas alturas de curso, a dos días de los exámenes finales, lo lógico hubiese sido que ella viviese en una vorágine de estrés acentuada por las labores de Premio Anual, eso no sucedió. Tener a Draco Malfoy junto a ella las 24 horas al día, los siete días a la semana, ayudaba mucho y, bueno, recibir abrazos suyos cada vez que los necesitaba (es decir, cada vez que podía) también contribuía notablemente.
A decir verdad los deberes de esa semana ya los había acabado y solo era viernes por la tarde, ya se había estudiado todo y estaba más tranquila que nunca a pesar de tener que enfrentarse a los EXTASIS. No pensaba reconocerlo delante de él ni aunque fuese cuestión de vida o muerte pero parte del mérito de sus calificaciones iba a ir para el chico, principalmente por ayudar a que no muriese de una taquicardia.Bajó a la sala común y allí estaba Draco, esperando con una sonrisa.
—¡Señorita Granger! Es un placer verla por aquí, ¿me hace el favor de venir? —preguntó sonriente y exagerando una reverencia. Ella se rió y se acercó.
—¿Qué quiere, señor Malfoy? —él hizo un gesto para que ambos se sentasen en el sofá y Hermione se sentó colocándose entre las piernas de Draco.
—Tengo una cosa para ti —sacó un paquete y se lo dejó en regazo. Después la besó detras de la oreja y esperó a que lo abriese abrazado a ella.
—¿Y esto? —preguntó emocionada.
—Va, ábrelo —ella rasgó el papel y descubrió un libro de tapas marrones.
—¿Qué es? —se maravilló mientras pasaba la mano por la cubierta.
—Descúbrelo —contestó, y Hermione abrió el libro. Dentro había imágenes. Muchas, variadas. Fue pasando páginas mirándolas rápidamente. Eran fotografías de ella con Ginny, Harry, Luna y Neville, de ella en la puerta de su torre, fotos suyas estudiando en la biblioteca, fotos riéndose y haciendo los deberes, y hasta una foto de ella dormida.
—Draco... —susurró asombrada.
—He reunido aquí fotografías que te he ido haciendo para que recuerdes este año, que para mí ha sido el mejor de mi vida.
—¿Cuándo me has hecho tantas? —preguntó aún ensimismada con las imágenes, en ese caso una en la que aparecía ella de espaldas, en los jardines de Hogwarts, bajo la nieve.
—No todas las hice yo, algunas se las pedí a tus amigos. Y las que he hecho yo, bueno, con disimulo.
—Pero hay fotos aquí desde el primer día. Ni siquiera éramos amigos entonces...
—Bueno, como te digo las pedí y... —sintió que se ruborizaba ligeramente—. No lo sé, algo me decía que debía hacerte las fotos aunque no nos llevásemos ni bien.
—Muchas gracias, es maravilloso —se giró y le besó.
—Como tú —guiñó un ojo y ella le golpeó en el brazo.
—Deja de decir esas cosas, que me da vergüenza —volvió a girarse para seguir admirando su regalo. Fue pasando hojas y fueron comentando las imágenes.
—Mira, te acuerdas de este día —señaló Draco y ambos comenzaron a reír.
—Ese día acabaste dentro del lago —se carcajeó Hermione al recordar al pobre Draco asustado por si el calamar gigante le atacaba.
—Qué miedo pasé... —recordó.
—Y que risas me eché yo —siguió riendo ella.
—Qué graciosa... —sonrió sarcásticamente.
Siguió pasando hojas y en la última cara había un hueco.
—¿Y esto? —preguntó.
—Es para esto —Draco cogió una cámara que tenía escondida en un lateral y les apuntó a ambos. Después, con la mano que tenía libre, atrajo a la chica y la besó mientras hacía la foto.
Cuando se separaron, apuntó con la varita y la foto salió por un extremo de la cámara. En ella salían los dos abrazados, besándose y después Hermione se quedaba mirándole embobada mientras él se volvía hacia la cámara.
—Sales preciosa, como en todas —dijo él introduciendo la foto en el hueco correspondiente. Allí quedaron ambos, moviéndose sonrientes y besándose en la mágica fotografía.
—Te quiero —dijo Hermione con lágrimas en los ojos antes de, dejando el libro en el sofá, atraerle y besarle con fuerza.

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Dramione One Shots
Hayran KurguBreves historias sobre Dramione. La autoría es completamente de JK Rowling, yo únicamente uso sus personajes y su universo para un fin lúdico. Portada por: captbexx. Créditos a los dueños de las imágenes (especialmente a Upthehillart). Para que no...