El mortífago

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  La búsqueda de los horrocruxes estaba siendo lenta y pesada y encima Ron se había ido. Esa tarde había salido a dar un paseo, necesitaba despejarse. Dejó a Harry en la tienda y caminó hasta el límite de la protección que había activado, dudó, después salió y se acercó a un claro cercano. Se sentó y tardó bastante poco en enterrar la cabeza entre las piernas y dejar que lágrimas y recuerdos la invadiesen. Recuerdos con nombre propio.
  La soledad forzaba que recordase a Draco con más intensidad que nunca. Por un momento solo deseo poder saber cómo estaba, pagaría por poder abrazarle pero en ese momento le bastaba con eso. Tenía miedo de lo que pudiese ocurrirle, con sus padres y con los mortífagos.

  Anochecía y una pequeña estrella fugaz surcó el firmamento. Hermione cerró los ojos mientras se aferraba al anillo que colgaba de su colgante, un regalo de Draco, y pedía un deseo.
  —Por favor que esté bien, que esté bien, que no le haya pasado nada, por favor.
  En mitad de su ruego algo sonó, pero ella no lo oyó, estaba demasiado ocupada implorando que el chico estuviese bien. Alguien se acercó, bordeó el arbusto y quedó frente a ella. Al pararse una ramita crujió y Hermione levantó la cabeza. Casi se muere de un infarto al observar ante ella a un mortífago.
  —¡Ah! —buscó apresuradamente la varita en su manga y se levantó mientras le apuntaba.
  —Calle, calle. Hay mortífagos por esa zona, guarde silencio y no le descubrirán —dijo el individuo frente a ella mirando a su alrededor—. No se preocupe, no voy a hacerle daño —se quitó la máscara para dejar de dar miedo y ella se quedó atónita cuando Draco apareció ante ella.
  —¡Draco! —gritó al verle.
  —¿Hermione? —el rictus serio del chico cambió y, a pesar de su demacración, su rostro se iluminó.
  Se abrazaron como si fuesen un imán y ella enterró la cabeza en él.
  —¿Cómo estás? ¿Qué tal tu madre? ¿Estás bien? —preguntó examinándole el rostro. Él volvió a sonreír y la besó.
  —Ahora sí —ambos sonrieron de nuevo—. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
  —Huimos, estábamos escondidos en Grimmund Place pero un mortífago nos siguió. Vinimos aquí mientras averiguamos cuáles son los otros horrocruxes.
  —Pues tened cuidado, hay un grupo de carroñeros y mortífagos por esta zona.
  —Le diré a Harry que tenga cuidado —él la miraba con los ojos casi empañados.
  —No me esperaba verte —acarició su mejilla y ella se volvió a pegar a él para estrecharle en un abrazo.
  —Estás muy delgado y tienes un aspecto terrible —su sinceridad provocó que él riese.
  —La Mansión Malfoy no es precisamente un retiro. Está lleno de mortífagos y, bueno, mi casa es el cuartel del Señor Tenebroso.
  —Oh, Draco —se abrazó a él con más fuerza y se permitió derramar una lágrima.
  —No llores, y menos por mí —la separó y le limpió las lágrimas—. Estoy bien, aguantaré porque tengo que aguantar, por ti, por mi madre y por mí —volvió a besarla suavemente.
  Se quedaron con las frentes pegadas, con las narices siendo el puente de sus corazones, con sus manos unidas. Entonces sonaron voces y Draco se separó bruscamente.
  —Vienen, tienes que irte. ¿Dónde estáis? —preguntó mirando detras de ella.
  —En una tienda de campaña protegida.
  —¿Por tus hechizos?
  —Sí.
  —Bien, entonces no os atraparán —dejó un beso en su frente y Hermione no pudo evitar sonreír durante una fracción de segundo.
  —Ten cuidado por favor, me da pánico que te pase algo —tiró de sus manos y le obligó a mirarla.
  —Tranquila, yo estoy bien si tú estás bien —le guiñó un ojo y ella volvió a dejar que una lágrima se formase—. No, no, no llores —se la quitó y ella asintió—. Te quiero.
  —Yo también —sabía que Draco estaba aguantándose también las ganas de llorar y lo valoró. Él quiso decir adiós pero le pareció una palabra muy grande así que se limitó a acariciar su mejilla y besar su frente, guiñó un ojo y se dispuso a irse pero Hermione agarró su mano y tiró de él. Enlazó sus dedos detrás de su nuca y le besó con pasión.
  —No te mueras, por favor —susurró en su boca. Él separó la cabeza y guiñó un ojo.
  —Tú tampoco.
  Un último beso, un apretón de manos, lágrimas que luchaban por salir. Esperaban no volver a verse hasta que Harry derrotase a Voldemort pero apenas una semana después volvieron a encontrarse en la Mansión Malfoy. Pero eso, es otra historia.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora