Nos vamos de boda

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  <<¿Campanas de boda?>> <<¿Malfoy y Granger se casan? >> <<La heroína de guerra y el heredero Malfoy anuncian su boda>> <<Sorprendente anuncio por parte de Malfoy: boda con Granger>> <<¿Qué piensa el padre?>>

  Así rezaban la mayoría de los titulares de aquella mañana del 20 de mayo de 2004. Después de mucho meditarlo, Hermione Granger y Draco Malfoy habían decidido anunciar su compromiso, iban a casarse. Y lo iban a hacer una semana más tarde.
  Al principio solo se lo habían dicho a sus padres y sus amigos más cercanos, pero Narcisa les recomendó que para quitarse de encima a la prensa lo mejor era darles la noticia ya. Ese día las portadas se llenaron de fotos de ambos y la noticia corrió como la pólvora. Recibieron cartas de gente a la que llevaban años sin ver, como Pansy Parkinson, Viktor Krum, Astoria Greengrass, Parvati Patil o Marcus Flint. Todos les felicitaban aunque con un aura de frialdad bastante extraña.
  Daba igual, se casaban en siete días así que Hermione y Draco ya tenían bastante claro quiénes iban a asistir a su boda.
  —Tus padres, los míos... —comenzó a apuntar Hermione en una lista.
  —No, no, nada de mis padres. Mi madre, al otro que le den por culo.
  —¡Draco! —le regañó su prometida golpeándole suavemente en el brazo.
  —Hermione, no aceptó que fueses mi novia y no le gustó que nos fuésemos a casar. Nunca ha sido un buen padre pero esto sí que no se lo perdono —contestó cabreado.
  —¿Estás seguro? —preguntó acariciándole su incipiente barba.
  —Muy seguro —la miró con determinación antes de besar su mano.
  —Está bien, pues un invitado menos —se miraron con una sonrisa cariñosa y se besaron suavemente, después continuaron con la lista.
  —Bueno, hay que añadir a Theo y Luna, a Ginny, a Potter y tu ahijado—Hermione le miró levantando una ceja.
  —¿En serio? ¿A Potter y tu ahijado? —preguntó Hermione imitándole.
  —Bueno, vale, Ginny, Harry y James —contestó remarcando los nombres de los Potter masculinos—. No es justo que tú me obligues a llamarle por su nombre pero él me siga llamando Malfoy.
  —Te aguantas, Malfoy, ya hablaré yo con él... —Draco asintió sabiendo que eso era una batalla perdida—. También faltan Neville, Hannah y el pequeño Frank.
  —Vale, y tus primas y mi tía Andrómeda.
  —Y Teddy —añadió ella.
  —Por supuesto, y Teddy.
  —Los Weasley también ¿no?
  —Claro, Molly y Arthur; los Weasley-Delacour, Bill, Fleur, Victoire y Dominique; Charlie, Percy y Audrey, George, Angelina y Fred II... —Hermione se puso algo más seria.
  —¿Quieres invitarle? —preguntó Draco al ver su semblante.
  —¿Y tú?
  —A mí, sinceramente, me da igual. Pero era tu amigo.
  —Tú lo has dicho, era.
  —Como prefieras, Hermione —ella lo meditó.
  —Le invitaremos, pero no vendrá —Draco asintió y apuntó Ron-comadreja desdeñosa-Weasley—. ¿Añadimos a los del trabajo?
  —Solo a nuestro departamento —se quedaron en silencio, pensando en quién más les faltaba.
  —Ah, nos faltan los profesores —recordó de pronto Draco.
  —Uy sí, McGonagall, Flitwick, Hagrid... —dijo la chica.
  —La señora Pomfrey, Sprout... ¿Alguien más?
  —Pues no sé quién más había —la mayor parte de aquellos a quienes habrían invitado desgraciadamente estaban muertos.
  —A ver, recordemos. Estaba la señora Prince —miró a Hermione para saber si quería incluirla.
  —No, era muy... Señora Prince —Draco dio una carcajada, esa mujer era indescriptible.
  —Cierto. Ah, y falta la profesora Vector.
  —Uy sí, y la profesora Babbling —Hermione apuntó con rapidez.
  —¿Babbling? —preguntó él sin recordarla.
  —Runas antiguas.
  —Ah, es que has dado tantas clases... —dijo para picarla.
  —Pues mil veces mejor que adivinación.
  —Mira, hablando de adivinación, alguien a quien no vamos a invitar...
  —Trelawney —contestaron al unísono mientras sonreían.
  —Que profesora más cargante, menos mal que estaba aritmancia —protestó Draco—. Y tampoco va a venir Slughorn —Hermione no dijo nada, sabía que Draco le tenía mucha tirria al profesor de pociones.
  —También la profesora Sinistra y el profesor Binns.
  —¿Cómo que Binns? Pero si es un fantasma —preguntó frunciendo el ceño.
  —Ya, pero me da pena que no venga y el resto sí —mientra hablaba se escondió detrás de la hoja donde estaban apuntando.
  —Pero si no se habla con nadie.
  —Por eso, pobrecillo —contestó con lástima fingida.
  —Hermione no, me niego a invitar a Binns, suficiente me amargó la vida con sus historias sobre trols a lo largo de años en el colegio, es demasiado aburrido —Hermione no aguantó más y la risa se le escapó.
  —¿Pero cómo vamos a invitar a Binns? —río mientras él se quedaba con cara de tonto.
  —Qué mala eres.
  —No sé quién más falta —le ignoró.
  —Yo tampoco —Draco dejó la hoja en la mesa.
  —De momento se queda así, ya veremos a quién más invitamos.
  —Vale. ¿Qué más hay que hacer?
  —Nada, Ginny, Luna, mi madre y la tuya van a encargarse de mi vestido, porque ya me han dicho que no tengo escapatoria. Supongo que Theo, Harry y Neville se encargarán de tu ropa.
  —¿Te sigue pareciendo bien que nos casemos la semana que viene? —preguntó Draco. Pero Hermione no contestó, se levantó y fue rápidamente al cuarto de baño a vomitar—. Cariño, ¿estás enferma? —la siguió preocupado.
  —No... No lo sé, llevo con náuseas toda la semana. A lo mejor estoy mala.
  —No creo, seguramente te habrá sentado mal algo y hasta que no lo vomites no paras. Luego puedes tomarte una poción. ¿Mejor? —preguntó pasando la mano por su espalda.
  —Sí, deja que me lave los dientes.

  Cuando Hermione salió del baño, Draco estaba de nuevo apuntando es su lista de cosas para la boda.
  —Vale, la tarta la encargo el lunes cuando vaya al trabajo y tú le preguntas a Shacklebolt si puede oficiar la boda. Los anillos están encargados, me dijeron que podíamos ir a por ellos el mismo lunes así que los recojo a la vuelta. Solo faltan los padrinos, creo que deberían ser Theo y Ginny, al fin y al cabo son nuestros mejores amigos y... —levantó la cabeza y vio a Hermione mirándole, algo pálida—. ¿Va todo bien?
  —Draco...
  —¿Qué pasa? —se levantó preocupado y se acerco a ella.
  —Draco, estoy embarazada —contestó en un susurro.
  —¡¿Qué?! —gritó sorprendido—. ¿Estás... Estás embarazada? ¿Un... Un bebé? —Hermione asintió—. ¿Estás segura? —ella volvió a asentir.
  —¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó muerta de miedo.
  —Pues... Pues celebrarlo —respondió cambiando del miedo a la euforia—. Vamos a ser padres Hermione, vamos a ser padres —la abrazó con fuerza.
  —Pero no sé si estamos... —dudó—, si estoy preparada para un bebé —se escondió en su cuello.
  —No, no lo estamos. No creo que nadie lo esté, pero da igual porque será nuestro hijo y será maravilloso —la besó en la boca y la abrazó con más fuerza—ella se sintió más tranquila con Draco tan efusivo.
  —¿Podemos no decírselo a nadie? —el chico se separó extrañado—. Por lo menos hasta después de la boda. Suficientes cosas tengo en la cabeza como para soportar que encima todos me traten como si fuese de cristal.
  —No hay problema —volvieron a besarse, esta vez con una sonrisa en la cara. Después Draco se agachó—. ¿Has oído? Nos vamos de boda, bebé —le dijo a la tripa de su mujer. Ella rió.
  —No creo que esté ni formado, Draco. Estoy de una semana o así.
  —Uy, la noche del premio —dijo el recordando que una semana antes a Hermione le habían dado un premio por su colaboración en la lucha de igualdad de las criaturas. Lo habían celebrado muy intensamente esa noche y al parecer las precauciones habían sido olvidadas.
  —Cállate, qué vergüenza —le abrazó para ocultar su sonrojo. Él se rió y caminó hasta el sofá con ella abrazada—. Y sí, Theo y Ginny está bien —contestó al sacar la cara y ver la lista de cosas por hacer. Draco se sentó y ella cayó junto a él.
  —Madre mía, que en una semana nos casamos —dijo mirando a su futura mujer.
  —Sí, y en nueve meses seremos padres —añadió ella abrazada a su cuello.
  —¿Tienes miedo? —preguntó besando su cabeza.
  —Pues sí pero saber que estás ahí me tranquiliza muchísimo —acarició el rubio pelo de su nuca.
  —Yo también tengo miedo, pero confío en ti, en nosotros —Hermione sacó la cabeza de su cuello y le besó en la mejilla—. Iremos con calma, primero la boda, luego el bebé —la voz de Draco desbordaba calma.
  —Sí —contestó con una sonrisa mientras se sentaba en sus rodillas—, por ahora nos centramos en que nos vamos de boda —dijo antes de besarlo y comenzar a desabrochar su camisa.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora