Draco bajo a su sala común nervioso. ¿Por qué? No lo sabía, pero últimamente siempre estaba nervioso. Bueno, a decir verdad sí que sabía por qué. Todo siempre se reducía a lo mismo: Hermione. Había algo en él que se alteraba en cuanto estaba cerca de ella. Pero seguía desconociendo el por qué de eso.
Esa mañana estaba especialmente alterado porque esperaba ansioso noticias acerca de su madre. La habían ingresado en San Mungo porque no se encontraba bien y necesitaba saber cómo estaba o se volvería loco.
Al llegar a la sala que compartía con Hermione, en la torre de premios anuales, se acercó a la ventana y la abrió. Buscó con la mirada alguna lechuza. Nada, no parecía que ningún ave se acercase. Decepcionado y con los nervios comiéndole por dentro se dio la vuelta, pero en ese momento entró un gran cárabo y fue hacia él.
Draco cogió la carta con rapidez y se acercó al cestillo de golosinas junto a la ventana para darle una al ave. Eso había sido idea de Hermione, para que no tuviesen problemas con las lechuzas que llegasen.
El animal picó cariñosamente su dedo y se marchó volando. Él se quedó observando como desaparecía, aún con la carta en la mano. Cuando le perdió de vista se volvió y se sentó en el sofá junto a las escaleras. Le sudaban las manos, si su madre estaba enferma no sabía qué iba a hacer con su vida. Se quedó sujetando el sobre con firmeza, intentando pero siendo incapaz de abrirlo.Tan estresado estaba batallando contra sí mismo que no oyó como entraba Hermione.
—Hola Draco —saludó la chica en cuanto le vio. Al no recibir respuesta por su parte se acercó a él—. Oye, ¿estás bien? —el chico seguía allí sentado, observando la carta, con un ligero temblor en sus manos. Hermione se sentó junto a él y le cogió la mano, entonces Draco dio un respingo y la miró.
—Ho... Hola —dijo con dificultad.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó preocupada.
—Bueno, sí, es solo esto... —agitó ligeramente la carta.
—¿Es del hospital? —Draco le había contado lo de su madre y ella sabía que lo estaba pasando mal. Él no contestó se limitó a asentir levemente—. ¿Está bien?
—No lo sé, no he sido capaz de abrirla— respondió con la mirada fija en las palabras del destinatario, ella acariciaba el dorso de su mano. En cualquier otra situación habría muerto de una embolia al estar en esa situación con la chica pero estaba demasiado angustiado.
—Draco, necesitas leer esa carta, la espera te estaba matando.
—¿Pero y si está muy mal y no se puede curar? ¿Y si se muere? ¿Cómo...? —respiró hondo y le tembló la voz—. ¿Qué haré?
—Pues es algo para lo que nadie está preparado, pero necesitas saberlo. Y es muy probable que esté bien, que solo haya sido un susto —él la miró a los ojos—. Ábrela —animó dándole un apretón.Él asintió y lentamente despegó el sobre y saco la carta de su interior. Comenzó a leerla y de la tensión se puso de pie. Hermione se levantó con él, expectante. Cuando terminó de leer la carta miró a la chica.
—Era... Está... Está bien, era... Era estrés... Solo estrés —balbuceó mientras una sonrisa se formaba en su rostro—. Está bien, mi madre está sana —Hermione, que estaba tan angustiada como él a pesar de no conocer a Narcisa y se hallaba al borde de las lágrimas, dejó escapar una risa en forma de suspiro.
—Enhorabuena —le felicitó. Y fruto de esa euforia que le recorría el cuerpo y sin poder controlarse, la abrazó y la levantó en volandas mientras seguía riendo.
—Está bien, Hermione, ¡está bien! —ella también reía.Se quedaron así, mirándose con una enorme sonrisa en la cara y él cogiéndola por la cintura.
—Draco, deberías bajarme —dijo señalando al suelo sin dejar de mirarle y sin parar de sonreír.
—Gracias por apoyarme —fue su respuesta.
—No es nada —tenían los ojos brillantes y no dejaban de mirarse.
—Bueno, gracias por todo —la depositó en el suelo pero no dejó de sujetarla por la cintura. Él no era consciente de lo que hacía con el cuerpo, su mente estaba totalmente desligada; ella no podía reaccionar, solo le salía sonreír y mirarle.
Estaban muy cerca el uno del otro, escasos centímetros separaban sus caras y sus alientos entraban en contacto. Entonces se dieron cuenta de la posición y ambos se sonrojaron.A Draco el corazón le palpitaba tan fuerte que estaba seguro de que ella estaba notando cada sístole y diástole. No movió las manos, quería apartarse pero no era capaz de darle la orden a sus brazos. <<Por el amor de Merlín, en este momento tengo tantísimas ganas de besarla>>, pensó, y en el momento en el que el pensamiento se materializó en su mente, su ojos miraron a los labios de Hermione. Tragó con dificultad y fue incapaz de subir la vista.
Por su parte, Hermione sentía un calor que la invadía por completo. Acababa de vivir una montaña rusa de emociones, de sufrir por una persona que no conocía por el simple hecho de que Draco estaba mal, a vivir una euforia que había terminado con ella en sus brazos. No podía dejar de observarle, su pelo, sus ojos, su boca entreabierta... <<¡Oh por favor...!>> Pensó deteniéndose ahí, sus labios brillaban. Intentó mirarle a los ojos pero, a pesar de que consiguió volver a su mirada, él no la miraba a ella. No, su vista estaba fija en sus labios. Como si de un imán se tratase, volvió a mirar su boca y sus brazos, hasta entonces quietos en los antebrazos de Draco, se deplazaron a su cuello lentamente.
Estaban tan cerca, sus narices se rozaban, sus alientos se entremezclaban y encima se miraban directamente los labios.
—Hay un problema —susurró Draco mirándola, al fin, a los ojos—. Ni aunque quisiera podría soltarte.
—Vale —contestó en el mismo tono—, no quiero que me sueltes —se perdió en su mirada.
—Hay otro problema —se pegó un poco más, si es que eso era posible, a ella —. Y es que quiero hacer algo, pero no sé si es algo que deba hacer y lo que es peor, si lo hago, nunca habrá vuelta atrás.
—A lo mejor quiero que lo... —comenzó a responder Hermione, pero fue interrumpida cuando Draco la besó. No tardó en devolver el beso y ambos se entregaron a él.
Fue el beso más largo que se habían dado en su vida, si no hubiese sido porque necesitaban respirar, habrían seguido besándose hasta quién sabe cuándo. Cuando se separaron volvieron a la posición que tenían antes, lo más pegados posibles pero pudiendo hablar.
—¿Querías que lo hiciese? —preguntó acariciando su rostro con el pulgar de la mano que la sujetaba de la cabeza.
—¿Tú qué crees? —un sonrisa invadió su cara. Él no pudo evitar sonreír también.
—¿Quieres que lo repita?
—Quiero —se apresuró a contestar justo antes de que se volviesen a besar, esta vez con mucha más intensidad que antes.

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Dramione One Shots
FanfictionBreves historias sobre Dramione. La autoría es completamente de JK Rowling, yo únicamente uso sus personajes y su universo para un fin lúdico. Portada por: captbexx. Créditos a los dueños de las imágenes (especialmente a Upthehillart). Para que no...