Día de oficina (parte 3)

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  La reunión había salido perfecta, los presupuestos para su departamento habían sido más que aprobados y era innegable que Malfoy y ella hacían un equipo maravilloso juntos. Salió de la sala de juntas y entró al baño a refrescarse, se encontraba mal pero la sensación no era nueva, siempre le pasaba: como no había comido le dolía la cabeza. Eso tenía fácil solución, entró en el despacho con la idea de coger su bolso e ir a comer algo a la cafetería del Ministerio pero para su sorpresa, sobre su mesa, había una bandeja con comida.
  Se sentó y cogió el papel que había encima, nuevamente no le hizo falta leerlo para saber que era cosa de Draco porque todo olía a él. No pensaba reconocer que ese olor era su debilidad pero a juzgar por el puñetazo que sintió en su estómago, daba igual que no lo reconociese. Leyó la nota.

Siempre olvidas que tienes que comer y luego te duele la cabeza. En el frasco verde hay una poción para que el dolor se pase antes y te dejo un buen trozo de pastel de carne y un termo con zumo de calabaza. DMB.

  La respuesta al mensaje se manifestó en forma de gruñido estomacal así que, agradeciendo mentalmente que Draco fuese la persona más detallista de la Tierra, devoró su comida.
  Con el estómago lleno y el dolor totalmente eliminado gracias a la poción, comenzó a archivar los informes de la reunión. Se metió tanto en su trabajo que no notó el tiempo pasar.

  A las seis de la tarde alguien llamó a su despacho.
  —Adelante —levantó la vista de los papeles y se frotó los ojos mientras Claire y Martha entraban. Siempre le había hecho gracia que Claire, rubia, alta y con un carácter similar al de su amiga Ginny, es decir, con muy poca vergüenza para la vida en general, fuese mejor amiga de Martha, pelirroja, bajita y que siendo la voz de la paz, la razón, la timidez y la paciencia, cuando se cabreaba tenía un carácter de mil demonios. Realmente amabas le recordaban mucho a Ginny y Luna respectivamente. Las dos entraron cogidas del brazo.
  —A ver, Hermy, ¿qué haces aquí todavía? Ya son las seis —exclamó Claire haciendo sonar las pulseras de su antebrazo.
  —Sí, y nuestro turno de trabajo acaba a las siete y media —observó divertida Hermione mientras ella miraba a Martha con sorpresa.
  —¿A las siete y media?
  —Llevo diciéndoselo todo el año —respondió Martha sonriente—. Toma, te hemos traído un café.
  —¡Ay gracias! Os amo —agradeció la castaña dando un sorbo.
  —Pues llevo un año marchándome a las seis... —rebatió haciendo reír a todas.
  —¿Te queda mucho, Hermione? —preguntó la pelirroja colocándose las gafas para ver qué hacía la chica.
  —Un ratito, no me puedo ir aún —contestó. La rubia no pareció conforme.
  —A ver, niña, yo también estaría deseosa de estar aquí currando si frente a mi despacho estuviese Draco  pibón Malfoy, pero una cerveza nos espera —Hermione, que estaba bebiendo de su café, casi se ahoga al escuchar la mención a Draco.
  —Un día vas a hacer que se muera ahogada —protestó Martha mientras se apresuraba a darle unos golpecitos en la espalda—. Ya sabes que no se puden tener relaciones de ningún tipo con compañeros.
  —Eso es una gilipollez —espetó sentándose y mirándose las uñas mientras Hermione recuperaba el aliento después de toser.
  —Pues sí, pero hasta que no lo cambien el mes que viene... —la pelirroja también se sentó frente a ella.
  –¿¡El mes que viene!? —preguntó Hermione sonando más interesada de lo que debería. Ambas se sorprendieron por su reacción.
  —Sí, ¿no lo sabías? Una carta nos ha llegado esta mañana a todos —explicó Martha.
  —¿No lo has leído? —interrogó Claire incrédula—. Tú, Hermione Granger, que se lee hasta las etiquetas de la ropa, ¿no lo has leído?
  —Pues no, con lo de la reunión... —farfulló Hermione rebuscando entre los papeles de la mesa hasta dar con la carta.
  —Ha llegado antes de la reunión, hacia las once y media o así —por la mente de la chica pasaron las imágenes de ella y Draco en el baño y se ruborizó.
  —Estaba en el baño y después me fui rápido —contestó escondiéndose tras la carta para leerla. Claire no notó su misteriosa reacción pero Martha sí que la miró suspicaz.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora