Dramione One Shots

La primera palabra

  Draco se estiró en la cama y tanteó en busca de su mujer. Como habitualmente solía suceder Hermione ya se había levantado. Gruñó por lo bajo y abrió los ojos para mirar la hora. Era pronto, aún no habían dado las nueve, pero sabía que sobre las doce llegarían los Potter con los que habían quedado antes de comer. Gruñó de nuevo cerrando los ojos y arropándose con las mantas.
  De repente notó algo calentito y con olor a bebé posarse encima de él acompañado de un alegre balbuceo infantil. Abrió los ojos y se encontró a Rose sentada en su pecho mirándole sonriente. Automáticamente sonrió y cogió a su hija sentándose para alzarla.
  —¡Pero bueno! —la abrazó y besó su cabeza—. Buenos días, Rose —le susurró a su niña de apenas un año de edad.
  —Buenos días —se giró y observó a su mujer mirarle sonriente. Estiró el cuello y ella se agachó para darle un beso.
  —Bueno días, preciosa —tiró de ella y la sentó a su lado.
  —¡Draco! —rió cayendo junto a él.
  Draco tenía a Rose en brazos, que no dejaba de patalear y observar todo a su alrededor mientras balbuceaba cosas inteligibles.
  —Hija... ¿Qué me dices? —dijo Draco como si entendiese lo que el bebé decía—. ¡No! ¿En serio? Pues vaya.
  Ante las caras extrañas que ponía mientras hablaba con su hija, Rose se echó a reír y Hermione le besó en la mejilla.
  —Vamos a desayunar anda —le dio una palmadita en el brazo y se levantó.
  —Pero Rose ya ha comido, ¿verdad, Granger? —preguntó Draco sonriendo divertido, ella suspiró y puso los ojos en blanco. Solo la llamaba por su apellido de soltera para hacerle de rabiar.
  —Haz el favor de no liar a la niña con los apellidos —él se levantó con Rose en brazos y cargándola con el brazo derecho abrazó a Hermione con el izquierdo y besó su sien.
  —No te enfades conmigo —puso cara de cachorro y agarró la manita de su hija—. ¿Le decimos a mamá que no se enfade conmigo? —y acarició el rostro de Hermione con la mano de Rose—. Venga mamá, no te enfades con papá, que te quiere mucho —Hermione no pudo evitar sonreír, las tonterías de Draco siempre surtían ese efecto.
  —Deja de usar a nuestra hija como tu abogado y tira a desayunar ya, te recuerdo que luego vienen Harry y Ginny —le advirtió. Él la besó en los labios.
  —Lo sé —y cuando parecía que no iba a decir nada más echó a correr hacia la cocina con Rose agarrada a él —. ¡Pero me llevo a la niña!
  Hermione suspiró sonriente, no sabía quién de los dos era más crío.

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  Draco estaba terminando de tomarse el café mientras moneaba con Rose cuando Hermione entró en la cocina.
  —Cariño, tengo que rellenar este informe, ¿puedes acercarte tú a por el pan? —pidió mirándole a través de sus gafas de ver de cerca. Llevaba una carpeta debajo del brazo y un buen numero de hojas en las manos.
  —Claro que no, yo iré a por el pan —resolvió bebiéndose de un trago lo que le quedaba de café—. Y Rose se viene conmigo, ¿a que sí, hija? —dijo cogiéndola en brazos.
  Hermione sonrió y dejó sus cosas en la mesa antes de acercarse para darle un beso.
  —Vale, vete con Rose —Draco movió la varita y su taza fue a parar al fregadero. Después se levantó con su hija en brazos—. Gracias, cariño —Draco besó su cabeza y salió de la cocina con la niña.
  —Vamos Rose, me visto y nos vamos de paseo —le dijo mientras subía a la habitación.

   Dejó a Rose sobre la cama jugando con su peluche favorito, un oso marrón que ella no soltaba casi nunca, y abrió el armario para elegir la ropa. La niña se revolvió por la cama mientras su padre se vestía y una vez en el suelo caminó con sus inseguros pasitos hacia Draco.
  —¿Qué pasa, hija? —preguntó atándose los cordones de los zapatos. Por respuesta la niña balbuceó algo inteligible y le mostró el oso. Sonrió y besó la cabeza de la niña antes de levantarse. Se abrochó la camisa y se puso una chaqueta antes de volver a coger a Rose—. ¿Nos vamos a la calle? —preguntó. Ella agitó los brazos entusiasmada y él besó su mejilla con una sonrisa boba.