Hazlo

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  Draco besó la cara interna de su muslo provocando un ligero temblor en Hermione. Fue besando cada centímetro de piel hasta llegar a la fina tela de sus bragas. La humedad se extendía a través del tejido y con cada beso aumentaba.
  —Draco... Por favor... Hazlo —gimió la chica. A él le gustaba tomarse las cosas con calma pero ella no era capaz de aguantar mucho más.
  Con cuidado deslizó la mano entre su piel y la prenda e introdujo un dedo. Hermione gritó y los efectos de contracción alrededor de su falange provocaron en él un gemido ronco. Añadió otro dedo y comenzó a moverlos. Se dedicó a acompañar la penetración con su lengua hasta que ella llegó al climax de manera ruidosa.

  Draco subió repartiendo besos por su cuerpo lentamente hasta llegar a su nariz. Hermione tardó unos segundos en recuperar el aliento pero cuando había recuperado el oxígeno exhalado, comenzó a besarle con ferocidad. Le dio la vuelta para quedar encima y solo se separó de su boca para observarle. Él le acarició el pelo.
  —Te quiero —dijo sin dejar de admirarla.
  —Yo también te quiero —contestó. Comenzaron a besarse nuevamente pero Hermione decidió que era su turno. Dio pequeñas mordidas en su labio mientras movía la pelvis. Notó qué él cerraba los ojos y por la presión que había comenzado a notar en su estómago, supo que era su momento. Se levantó despacio y retiró la única prenda que la cubría para lanzarla a una esquina de la habitación, con el resto de la ropa, después fue bajando lentamente introduciéndose en él y provocando que las manos de Draco se clavasen en su cintura mientras cerraba los ojos en una expresión de absoluto placer. Cuando sus caderas chocaron ambos suspiraron y haciendo acopio de toda la fuerza de voluntad posible, Hermione volvió a subir despacio y antes de llegar a salir volvió a bajar. Eso era una tortura para Draco.
  —Por favor... Hazlo ya... Hermione... —ella también estaba muy excitada y esa lentitud la mataba así que cedió a su petición y aceleró el ritmo. Subió y bajó hasta que ambos, Draco un poco antes, llegaron al orgasmo. Hermione se dejó caer sobre su pecho, agotada—. Gracias —exhaló Draco besando su cabeza—. Me iba a estallar una arteria —Hermione se rió y con esfuerzo salió evitando que él se hiciese daño al disminuir la erección.

  Permanecieron así unos minutos, ella con la cara pegada a su pecho y acompasando sus respiraciones. La mano de Draco subía y bajaba por su espalda en una suave caricia.
  —Cariño... —dijo Hermione de pronto.
  —Dime.
  —Te debo uno —se incorporó y le miró mordiéndose el labio.
  —¿Uno? —preguntó su marido sin comprender.
  —Sí, te debo uno—y acto seguido volvió a besarle mientras sus manos se deslizaban por su abdomen.
  Bajó besando todo lo que pillaba y cuando sus manos comenzaron a acariciarle, él ya estaba de nuevo muy excitado. Cuando fue su boca la que llegó a su destino y sustituyó a sus manos, Draco se agarraba a la sábana con mucha fuerza. No le requirió mucho esfuerzo ponerle al límite.
  —¡Ah! Hermione... —gimió con fuerza.
  —¿Acabo? —preguntó mientras le miraba mordiéndose el labio, consciente de que él necesitaba culminar en ese momento.
  —Por favor, hazlo ya —ella satisfizo su petición y aumentó el rozamiento de su miembro en su boca hasta que Draco llegó al climax. De rodillas se arrastró por la cama hasta caer a su lado y allí le dejó recuperarse—. No vale... —exhaló él girándose para mirarla.
  —¿El qué no vale?
  —Me has dejado ambas veces al borde, yo solo te lo he hecho una.
  —Se siente, Malfoy —contestó con una sonrisa y plantándole un beso en la boca.
  —En ese caso, te debo un agónico orgasmo, señorita —repuso.
  —Hazlo... Si puedes —le retó y después salió corriendo de la habitación, sabiendo que Draco la seguiría.
  —Puedo ser muy rencoroso y guardármelo para la próxima vez —canturreó él persiguiéndola.
  —Hazlo, si puedes, pero no serás capaz —le picó y se escondió en cuclillas detrás del sofá. Él la buscó y vio su pelo sobresalir por encima. Sonrió e incoscientemente se pasó la lengua por el labio.
  —Ese pelo de arbusto juega a mi favor —murmuró saltando por encima del sofá. Ella dio un grito al verle aparecer e intentó huir pero él la agarró de los brazos con la férrea idea de hacerle cosquillas.
  —No, por favor no —la cogió en brazos como si levantase un saco de patatas y con ella al hombro regresó a la habitación. Hermione apenas había caído en el colchón y él ya movía sus manos en dirección a su tripa—. ¡Para, para, no! —intentaba defenderse de la lluvia de cosquillas que le sobrevenía mientras reía—. Para, me haces daño —Draco se detuvo en el acto, ella sonrió porque sabía que eso le frenaría. Sujetó las manos del chico rápidamente.
  —¿Estás bien? —preguntó Draco mordiéndose el labio inferior a sabiendas de que estaba perfectamente.
  —Sabes que sí —contestó sonrojándose ligeramente.
  —Sí, pero tú cara de mala me demuestra que me mientes porque sabes que así ganas —acercó la cara hasta quedar a escasos centímetros de su boca. Tenía una expresión de lujuria que hizo que a ella le temblase la respiración.
  —Soy tu punto débil —susurró Hermione y él asintió.
  —También eres mi punto fuerte —Draco también sabía como ganar a su mujer.

  No dejó que recompusiera la cara de boba enamorada que se le había quedado porque ya había juntado sus bocas. Ahora él era el que controlaba el ritmo así que el beso fue intenso y lento, sus lenguas se entrelazaban y chocaban. Se separó de su boca para besar el resto de su cuerpo, y Hermione, que había estado alerta a la venganza prometida, en ese momento no podía ni pensar, ¿cómo iba a ser capaz de pensar si tenía a semejante partidazo con la cara pegada a su pecho y haciendo que olvidase hasta su nombre? Solo podía soltar suspiros y gemidos, eso era todo lo que lograba.
  Cuando Draco volvió a su boca ella notó su erección ponerse al máximo, él tenía mucha facilidad para excitarse y ya lo notaba posicionándose entre sus piernas.
  —Vamos Draco, hazlo ya —pidió tirando suavemente de su pelo con una mano y llevando la otra a su trasero. Necesitaba acabar ya con el juego, había perdido y la antesala al placer que esperaba era angustiosa.
  —¿Cómo dices? —preguntó él en un susurro mientras besaba su oreja con cara de satisfacción. Ella gimió, pero sabía que él estaba sonriendo, esta vez ganaba Draco.
  —Eres... ¡Ah! Odioso... —pronunció con dificultad porque Draco había vuelto a bajar besando hasta sus senos y estaba muy ocupado besando, lamiendo y mordisqueando cada milímetro de su piel.
  —¿Qué quiere mi mujer? —volvió a preguntar en el mismo susurro.
  —Hazlo ya, por favor, hazlo —pidió subiendo su cadera y tirando de él con las manos buscando el encuentro que necesitaba con urgencia.
  —¿Qué quieres que haga?
  —Eres asqueroso... —por respuesta Draco dio un pequeño mordisco en su pecho izquierdo y ella gimió de nuevo—. Hazlo ya, necesito que lo hagas, por favor —imploró agarrándole del culo y tirando hacia sí—. Hazlo.
  Draco deslizó la mano acariciando su cadera y se separó ligeramente para, esquivando su propia erección, acariciar su sexo. Hermione gritó de tal forma que Draco pensó que todos los habitantes de Europa habrían oído eso de no ser por el hechizo que el mismo había puesto cuando la acción había comenzado. Por como temblaba su mujer estaba seguro de que no podía seguir jugando mucho más así que sacó el dedo de aquella humedad y se colocó en posición para acabar con eso.
  —Te voy a hacer feliz, pero solo porque te quiero —la besó en la frente. Accidentalmente en ese momento su pene rozó con ella y ambos reaccionaron con un gemido. Draco sonrió y notó como toda su entrepierna palpitaba—. Bueno, y porque si tardo mucho más, con tanto roce al final me corro encima de ti —sin dar tiempo a más, la besó y la penetró al mismo tiempo. No pudo aguantar en su boca y se separó enterrando la cara en su pelo. Unas embestidas después Hermione gritaba al llegar al éxtasis y él la acompañaba al segundo.
  —Dios Draco...
  —Joder... Hermione —susurró antes de caer rendido.

  Cuando ambos se habían recuperado, Hermione, abrazada a él, le dio unos golpecitos en el pecho con el dedo.
  —Has ganado esta batalla, Malfoy, pero no la guerra —dijo retándole de nuevo con la voz, en la que se notaba el cansancio que le sobrevenía a la bajada de placer.
  —Lo sé, pero eso no impedirá que disfrute de este momento —contestó él acariciando con suavidad su espalda desde sus hombros hasta su culo. Solo por como sonó su voz ella supo que sonreía sabiéndose ganador—. Por favor Draco, hazlo, por favor, no aguanto más, métemela —imitó su voz ganándose un golpe.
  —Oh, cállate ya —protestó sonrojada mientras Draco se reía—. Sabes lo que se siente, te recuerdo que yo lo hice momentos antes —él la abrazó con fuerza.
  —Sí, pero no con tanta eficacia como yo —la besó en la sien y ella apoyó la cabeza de nuevo sobre su hombro. Bueno, tenía que reconocer que el orgasmo de ese día había sido de los más fuertes que había tenido nunca y además él nunca ganaba, por dejarle una vez tampoco importaba.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora