Reunión en la biblioteca

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  A las nueve de la noche se oyó un ruido en la puerta. Draco abrió y un sonriente y mojado Theo apareció frente a él.
  —Hola, hombre de la lluvia —saludó Draco mientras el otro dejaba el paraguas en la entrada.
  —Buenas noches, Draquito —se dieron un rápido abrazo.
  —Sabes que puedo matarte por llamarme así, ¿verdad? —preguntó con la ceja levantada mientras cerraba y ambos caminaban por el pasillo.
  —Sí, de aburrimiento —se carcajeó su amigo.
  —Idiota —le dio una colleja mientras sonreía—. Vamos a la biblioteca, Neville y Potter ya están allí —el chico asintió y siguió a su amigo.
  —¿Cuándo vas a dejar de llamarle por su apellido? —preguntó divertido.
  —Probablemente nunca.
  —O hasta que Hermione te obligue.
  —Es otra opción —ambos rieron.

  Draco abrió la puerta de la biblioteca y ambos pasaron. En un sofá frente a la chimenea estaban Neville y Harry.
  —Hola Theo —saludó Neville dejando el vaso que tenía en la mano sobre la mesa y poniéndose de pie para saludar.
  —Buenas noches, leones —Harry también se levantó para saludar a Theo mientras Draco iba a por el whiskey de fuego.
  —Tú whiskey, ¿verdad? —le preguntó a su mejor amigo.
  —Sí, sí —contestó Theo quitándose el abrigo.
  —¿Vosotros queréis otra ronda? —inquirió desde el mueble bar.
  —Claramente —respondió Neville.
  —Definitivamente eres un borracho, Longbottom —aseguró Draco con una risita sirviendo a sus amigos.
  —Tendré que compensar que Harry no pueda beber nada más fuerte que una cerveza de mantequilla —respondió con soltura. El aludido se sonrojó ligeramente y dio un trago a su cerveza.
  —Tendríais que ver las cenas con los Weasley, todos bebiendo de todo y luego estoy yo que si me sacas de la cerveza y del champagne me mareo —suspiró mientras los otros reían.
  —Theo, ¿cómo has llegado tan tarde? —Neville se sentó junto a él.
  —El turno de emergencia de San Mungo es eterno —respondió el aludido bebiendo del vaso que Draco acababa de llenar.
  —¿Cuando te dan la plaza de sanador?
  —El mes que viene probablemente.
  —Enhorabuena, amigo —le felicitó Draco.
  —Gracias —sonrió agradecido.
  —Bueno, ¿cómo está Herms? —preguntó Harry recostándose.
  —Está bien, hinchada y cansada pero según el doctor Nott —pasó el brazo por los hombros de Theo, que sonrió—, es lo normal.
  —Sí, ya está de siete meses, es normal que esté cansada —explicó Theo. 
  —En ese caso lo mejor será que descanse porque una vez que el bebé nazca ya os garantizo que no dormirá mucho —aseguró Harry riendo—. Y tú tampoco —señaló a Draco.
  —¿Mucha guerra con James? —preguntó Neville divertido.
  —Pues supongo que menos de la que tienes tú con Frank —se colocó las gafas.
  —Hannah y yo hemos tenido mucha suerte, es revoltoso pero es bueno —aseguró Neville.
  —James no, es un terremoto que no para quieto ni un momento —dijo Harry.
  —A todo esto, ¿cómo está Luna? —preguntó Draco mirando el reloj.
  —Bien, igual que tu mujer. Esta semana ha ido a ver a Xeno —respondió Theo.
  —Pues eso, aprovechad mientras podáis, una vez que nazan decid adiós al silencio nocturno —Neville y Harry, con sus hijos de un año, se miraron cómplices.
  —Bueno, al menos yo solo tengo uno en camino —bromeó Draco palmeando la espalda de Theo.
  —Madre mía, cada vez que pienso que voy a ser padre de gemelos el miedo me invade —suspiró el chico.
  —Tranquilos, si necesitáis ayuda siempre podéis pedir a alguien que os eche una mano —dijo Neville.
  —Eso sería en tu caso, porque yo estoy harto de sugerirle a Hermione que podemos contratar a alguien que nos ayude con Rose pero se niega en rotundo, dice que nadie que no seamos nosotros va a criar a nuestra hija.
  —A Ginny tampoco le hacía ninguna gracia pero podríais contratar temporalmente un elfo doméstico para que os ayude —sugirió Harry.
  —No es una mala idea, incluso Erin puede hacerlo —meditó Draco.
  —Pues yo debería planteárselo también a Luna, no sé como se nos dará cuidar a dos bebés llorones —la complicidad en cuanto a paternidad entre Neville y Harry era semejante a la de Theo y Draco.
  —No te preocupes, si todos son como Teddy la cosa irá bien —garantizó Draco.
  —Eso pensaba yo hasta que nació James —la frase de Harry les hizo reír.
  —Me da que tú hijo va a hacer honor a su nombre y va a ser tan revoltoso como tu padre y tu padrino —comentó Theo.
  —Seguramente Ginny me matará porque pensará que el nombre condicionó o algo... —rió Harry.
  —Vale, si nadie lo va a decir yo lo haré —intervino Neville—: ¿por qué estamos en tu biblioteca? Normalmente donde quedamos es en el salón —Draco sonrió.
  —Por Hermione.
  —Pero ¿no has dicho que está bien? —preguntó Harry.
  —Bueno... —Draco sonrió—. Hermione es... —dio una carcajada y miró el reloj—. Mira, ahora lo verás —ni Harry ni Neville entendían por qué Draco no dejaba de reírse—. En 3, 2, 1... —miró hacia la puerta y esta se abrió. Hermione entró medio dormida, con su enorme barriga de 7 meses y un jersey verde que le estaba enorme. Instantáneamente Draco dejó su vaso y se levantó para acercarse a ella—. Hola, amor —besó su frente—. ¿Cómo te sientes? ¿Más descansada? —ella asintió sonriendo levemente.
  —Hola Herms, ¿te despertamos? —preguntó Harry preocupado. Ella bostezó y se frotó los ojos.
  —Hola chicos. No, no os preocupéis, no me habéis despertado, es que... —miró hacia los libros mordiéndose el interior del carrillo.
  —¿Qué te apetece esta noche? —susurró Draco en su oído, abrazándola. Neville y Harry miraban la escena sin comprender.
  —Hermione tiene unos antojos peculiares —explicó Theo al ver la cara de los Gryffindor. Draco y Hermione caminaron hacia los estantes—. Ella no tiene antojo de comidas sino de libros —dijo aguantando la risa.
  —Sabes... Eso tiene demasiado sentido —dijo Harry sonriendo mientras Neville bebía para evitar reírse.
  —Sí, cuando me lo contaron el otro día me pareció algo peculiar —sonrió Theo.

  Los dos regresaron con un gran libro de tapas marrones. Él fue directo al sillón y ella se sentó en su regazo. Ambos se miraron sonrientes y Hermione le besó para después apoyarse en su pecho y, mientras los dos sujetaban el libro, comenzar a leer. Draco besó su cabeza y miró a sus amigos.
  —Y esta, caballeros —informó sonriendo—, es la explicación de por qué estamos en la biblioteca esta noche.
  —¿Todas las noches pasa esto? —preguntó Harry divertido al ver a su amiga leyendo medio dormida.
  —Bueno, durante la última semana ha ocurrido todos los días, a este paso celebraremos la Navidad aquí —rió Draco.
  —No, habréis salido de cuentas para entonces —bromeó Theo.
  —Definitivamente nadie ama más la lectura que Hermione —aseguró Neville risueño.
  —Bueno, ¿queréis que juguemos a las cartas? —preguntó Theo sacando la baraja.
  —¿Al Nap? —inquirió a su vez Neville.
  —Venga —contestó Harry.
  —¿Juegas, Draco?
  —Después, id jugando —volvió a besar la cabeza de su mujer—. ¿Qué tal el libro? —preguntó. No obtuvo respuesta así que supo que Hermione se había quedado dormida.
  Quitó el libro de su regazo y lo dejó en el sofá de al lado. Lentamente se levantó y la cogió en brazos. Hasta estando embarazada no le costaba levantar a su mujer.
  —¿Se ha dormido? —susurró Theo.
  —Sí, ahora bajo —su amigo asintió y él la llevó a su habitación.

  Salió de la biblioteca con ella en brazos y se dirigió a su habitación.
  —Draco... —murmuró ella apoyada en su pecho.
  —Shh... Tranquila, duérmete —besó su cabeza mientras subía las escaleras.
  —¿Te quedas conmigo un rato? —preguntó abriendo los ojos un poco.
  —Todo lo que necesites —respondió mientras entraba en la habitación y la dejaba en la cama.
  Rápidamente se tumbó junto a ella, que se puso de espaldas a él, y arropó a ambos.
  —Odio dormir estando embarazada —murmuró mientras Draco la abrazaba.
  —Ya falta poco, cariño, solo dos meses más —beso su cuello y se quedó allí mientras ella se iba quedando dormida.
  —Pues espero que se pasen rápidamente... —balbuceó antes de volver a caer rendida.

   Tuvieron que esperar exactamente un mes y dos días: el 6 de diciembre de 2004, a las cuatro de la mañana, Hermione dio a luz a Rose Charlotte Malfoy-Granger, la primera descendiente femenina Malfoy desde hacía muchas generaciones.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora