Vistas impresionantes

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  Imagen de Google.

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  —Draco, dime a dónde me llevas —protestó Hermione agarrada al chico que guiaba sus pasos—. No me gusta nada esto de llevar los ojos tapados.
  —Aguanta un poco, ya casi llegamos —murmuró él cariñosamente.
  —Es que las sorpresas me ponen nerviosa —la chica tropezó un poco y se agarró con fuerza a Draco.
  —Bueno, ya hemos viajado en traslador, lo peor ha pasado —él besó rápidamente su cabeza y se apresuró a abrir una puerta. Una leve brisa les dio en el rostro.
  —Esa es otra, a saber lo lejos que estaremos para que hayamos tenido que usar un traslador —Hermione estaba tan nerviosa que no paraba de morderse el labio.
  —Vale, ya estamos. ¿Preparada? —y sin esperar respuesta desató el pañuelo que rodeaba los ojos de la chica. Hermione parpadeó confusa y, cuando sus ojos enfocaron, se encontró ante unas impresionantes vistas de su ciudad favorita en el mundo: París.
  —Oh... Pero.. Esto es... —tenía la boca abierta y no era capaz de articular ninguna palabra coherente—. Es que es totalmente maravilloso —ella seguía contemplando la ciudad que se hallaba bajo sus pies totalmente impresionada—. Pero, Draco, mira esto, son las vistas más espectaculares que jamás haya podido ver.
  —Estoy de acuerdo —contestó él. Hermione se dio la vuelta y se lo encontró mirándola fijamente por lo que se ruborizó hasta la médula.
  —No digas esas cosas, sabes que me da vergüenza —balbuceó mientras él reía.
  Se acercó a ella y, abrazándola por la espalda, se volvieron hacia las vistas de la hermosa ciudad francesa.
  —Feliz cumpleaños, Hermione—susurró en su oído.
  Ella se recostó sobre Draco.

  Permanecieron un rato en silencio mientras admiraban la ciudad con sus luces nocturnas y disfrutaban de su compañía. Hermione rompió ese silencio.
  —Eres tan endemoniadamente bueno con los regalos que no sé que haré cuando sea tu cumpleaños —Hermione se dio la vuelta y lo miró: tenía el pelo algo descolocado por el viento así que se lo colocó con la mano.
  —Yo no necesito nada, tú eres mi mejor regalo —respondió él resuelto. Ella le abrazó con fuerza mientras una lágrima se le escapaba.
  —¿Puedes dejar de decirme cosas tan bonitas? Me va a dar una subida de azúcar —Hermione se separó y le miró acusadoramente.
  —La culpa es tuya —contestó acercándose a su boca.
  —¿Cómo que mía? —preguntó indignada mientras le soltaba y le miraba con el ceño fruncido.
  —Si no estuviese totalmente loco por ti, no sería tan rematadamente cursi —respondió él. Hermione se sonrojó de nuevo y él la abrazó mientras reía.
  —No me dejes nunca por favor —rogó la chica al cabo de un rato, mientras lo abrazaba con fuerza.
  —Nunca —apoyó su cabeza sobre la de ella.
  —Si lo haces te mataré —advirtió Hermione.
  —De acuerdo —sonrió divertido.
  —¿Lo prometes? —ella se separó para mirarlo.
  —Lo prometo —se acercó y poniendo sus manos en las mejillas de la chica, la besó.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora