Dramione One Shots

El momento

  Desde que Teddy Lupin nació y Draco Malfoy hizo una tregua con Harry Potter, el contacto entre los dos primos había sido esporádico, pero cuando comenzó a salir con Hermione, la cosa cambió. Su relación con ella había sido rápida y en menos de dos meses ya vivían juntos, por ello, Teddy, que adoraba a ambos, siempre estaba deseoso de pasar tiempo con ellos el primo 'Dwaco' y la tía 'Hermy'. Andrómeda y Harry, sabiendo el aprecio mutuo que se tenían la pareja y el niño, les propusieron que el pequeño Lupin pasase con ellos un tiempo de vez encuando.
  Así que, según lo acordado, Teddy pasaba con ellos un fin de semana al mes y durante las vacaciones de ambos, a veces hasta se quedaba una semana.

  Un día cuando el pequeño tenía unos tres años, había una fuerte tormenta y Teddy se puso histérico y no había manera de que dejara de llorar. Draco, para que el niño se tranquilizase y pudiese dormir, lo metió con ellos en la cama.
  A partir de ahí, ya por costumbre, el niño solía salir de su cama e ir a buscar a Draco todas las noches y siempre amanecían todos juntos y, generalmente, tanto Hermione como Teddy abrazados a él.

  Pero cuando llegó el año 2004, se dieron dos eventos que cambiaron ligeramente la situación. A mediados de marzo, Draco y Hermione se prometieron y el día 27 del mismo mes se casaron. Por ello, la semana siguiente a la boda, ambos se fueron de luna de miel y durante el mes que estuvieron fuera, Teddy no pudo estar con ellos. El niño protestó pero comprendió que ambos se tenían que ir. La sorpresa real llegó cuando ambos cónyuges volvieron: Hermione estaba embarazada.
  La noticia implicó que, durante los ultimos meses del embarazo, Draco estuviese crispadísimo de nervios y Teddy tampoco pudiese quedarse. Hermione pensó que, tal vez, como el niño adoraba a Draco, al nacer su pequeña Rose, los celos de Teddy podían manifestarse.
  Pero se equivocó. Cuando Rose nació, Teddy la tomó como a su hermana pequeña y lo único que cambió fue que ya podía dormir solo, pero seguía colándose en la cama de Draco por las mañanas.

  Una mañana de un sábado de junio en la que Teddy estaba allí, Rose, que aunque tenía un año, era de todo menos tranquila, salió de su cuna y gateó hasta la habitación de su primo segundo. Empujó la puerta y llegó hasta la cama de Teddy.
  —Teddy —llamó dando unos golpecitos en el brazo. Él se giró y abrió un ojo.
  —Hola Rosie —sonrió al verla—. ¿Qué haces aquí?
  —'Tigo' —contestó intentando subirse a la cama.
  —¿No quieres ir mejor con mamá y papá? —preguntó, y a la niña se le iluminó la cara.
  —¡Sí! Mamá y papá —Teddy rió y salió de la cama.
  —Vamos —y cogiéndola en brazos fue a la habitación de Draco y Hermione. Entraron los dos y se quedaron junto a Draco.
  —Draco... —llamó Teddy mientras le daba golpecitos en el brazo.
  —Papá —imitó Rose tocando su mano.
  Él no abrió los ojos pero les dejó hueco para entrar en la cama, Teddy trepó y se tumbó junto a su primo, después cogió a Rose y la tumbó junto a él. Cuando Hermione se despertó, su marido estaba vuelto hacia el otro lado y eso solo podía significar una cosa: habían sido invadidos por niños. Se incorporó y, efectivamente, Draco tenía los brazos alrededor de Teddy y de Rose. No pudo evitar que una sonrisa se formase en su rostro y besó la mejilla de Draco antes de susurrarle al oído.
  —Cariño, ¿estás despierto? —él giró la cabeza y la miró con los ojos entrecerrados.
  —Buenos días —murmuró con voz ronca. Hermione le dio un rápido beso y se tumbó de manera que pudiesen oírse sin hablar muy alto.
  —Tienes a los dos ahí —señaló a las dos cabezas que dormitaban junto a Draco.
  —Sigue sin perder la costumbre... Y me asombra lo mucho que quiere a Rose —contestó Draco acariciando el pelo de Teddy. Cuando volvió a mirar a su mujer, ambos sonrieron.
  —Cariño... —el tono de Hermione se tornó serio—. Ya lo hemos hablado y... Pues que creo que, bueno, que puede ser el momento de que tengamos otro hijo —ella bajó la mirada y Draco se sorprendió.
  —¿Estás segura? Ya sabes que a mí no me importa esperar, lo que quiero es que estés preparada. Cogió su mano y comenzó a acariciarla con el pulgar.
  —Estamos preparados y, bueno, mira —señaló a los niños—, en realidad cuando Teddy está aquí es como tener dos hijos... —subió la mirada y Draco la miraba con una sonrisa emocionada—. Y no quiero decir que no quiera a Teddy, nada más lejos, pero, no sé. ¿Tú qué dices? —se mordía el interior del carrillo porque, aunque no lo pareciese, estaba nerviosa.
  —Te quiero, Hermione Malfoy, si tú estás preparada, yo estoy preparado —y la besó. Hermione sonrió en su boca y respiró más tranquila.
  —Draco... —pronunció ella cortando el beso—. Cariño... —señaló a su espalda y cuando Draco se giró, vio a los niños, que le miraron con los ojos muy abiertos en cuanto volvió la cabeza.
  —¡Buenos días! —dijo Teddy sonriendo y mostrando que se le había caído un diente de leche.
  —¡Días! —coreó Rose obteniendo las risas de los demás.
  —Buenos días —exclamó Draco saliendo de la cama para después coger a Teddy y levantarlo sobre su hombro.
  —¡Ah! —chilló el niño mientras pataleaba y se reía a carcajadas. Rose estiraba los brazos porque también quería participar en la diversión y Hermione la cogió en brazos. Rápidamente ambos niños se partían de risa mientras los cuatro iban a la cocina para desayunar. Esa mañana Teddy y Rose desayunaban felices porque eran niños, y Hermione y Draco lo hacían porque había llegado el momento de tener otro hijo.