Boda time (parte 4)

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  Salieron de la chimenea sacudiéndose hollín.
  —¿Estás bien? —preguntó Draco recordando el episodio del mareo.
  —Sí, los polvos flu no me afectan tanto.
  —Creo que hoy has batido un récord —comentó mientras ambos andaban en dirección al pasillo correspondiente.
  —Sí, he viajado en traslador, por aparición, en coche y por la red flu, solo me falta coger el Expreso de Hogwarts —rió ella.
  —Al menos no te marearías —dijo Draco.
  —Por favor, déjalo —pidió Hermione.
  —No me gusta nada —tenía la mandíbula apretada.
  —Lo sé, pero por favor... —ella dejó de andar y él la miró mosqueado—. Hazlo por mí —el chico suspiró.
  —No me mires así, que ya me callo —se pasó la mano por el pelo en señal de frustración pero ella se acercó y le besó.
  —Confía en mí, merecerá la pena —intrigado, pero con fe ciega en su mujer, asintió y le cogió de la mano para seguir andando hasta donde Blaise y Pansy esperaban. Llegaron a las cinco en punto.
  —Ya era hora amigo —saludó Blaise al verle llegar. Se abrazaron amistosamente mientras Hermione y Pansy hacían lo propio.
  —Enhorabuena —les felicitó.
  —A ver ahora cómo te le quitas de encima —le dijo Draco a Pansy mientras la abrazaba.
  —Eso digo yo, me estoy metiendo en un lío... —Blaise le golpeó al rubio en el hombro—. ¿Draco te acuerdas de mi primo? —junto a ellos había un chico moreno, alto y de figura desgarbada.
  —Por supuesto, hola Anthony —Draco estrechó su mano fingiendo una sonrisa amable—. Te presento a mi mujer, Hermione.
  —Encantada —se dieron dos besos y la sonrisa que esbozó Anthony le desagradó bastante a Draco, que endureció el gesto.
  —Bueno, maravillosas las presentaciones pero ahora tenemos que ir a firmar el registro para después irnos de boda —Blaise parecía nervioso así que Hermione le indicó a su marido con la mirada que hablase con él. Draco echó un rápido vistazo al primo de Pansy, que no le transmitía buenas vibraciones, pero acabó asintiendo y ejerciendo su labor de padrino.

  Mientras Draco tranquilizaba a Blaise de camino a la sala dónde les esperaba el funcionario, Hermione fue charlando animosamente con Pansy.
  —Estás espectacular, Hermione, en serio.
  —Gracias, tú estás maravillosa y ni siquiera te he visto con el vestido.
  —Tengo ganas de que lo veas porque es precioso, y no lo digo porque lo haya elegido yo —ambas rieron.
  —Seguro que sí —contestó Hermione.
  —¿Y cómo es que Pansy no me había contado que su amorcito del colegio se había casado? —interrumpió de pronto Anthony abrazando a ambas por los hombros.
  —Tony... —advirtió la chica, que conocía a su primo y no sabía tener la boca cerrada.
  —No te preocupes, Pansy, no me molesta. Conozco a Draco perfectamente y sé absolutamente todo de su vida antes de estar conmigo, así como él sabe de la mía —contestó Hermione con una sonrisa conciliadora—. Nos casamos hace poco tiempo pero llevamos juntos desde hace mucho.
  —¿Y cómo es que una heroína de guerra acaba con un mortífago fracasado? —la sonrisa del chico le hacía parecer inocente pero su tono era afilado y a Hermione no le gustó nada.
  —Draco no es ni un mortífago, ni un fracasado, y no creo que tengas ningún derecho a opinar sobre mi relación con mi marido —su tono fue frío y distante—. Pansy, creo que deberías acudir ya, os acaban de llamar —y después de decir eso se separó de los Parkinson para ir en busca de Draco.
  —Es que mira que eres idiota, Tony —espetó Pansy—. Haz el favor de comportarte —y sin decir nada más se acercó a su prometido dejando allí a su primo.
  —Se hace la difícil... Me gusta... —masculló bajito Anthony con una sonrisa ladina.

  Hermione se acercó rápidamente a Draco, ese chico no le daba buena espina y no le gustaba nada.
  —Hola, cariño —se pegó a su marido.
  —Hola, ¿va todo bien? —preguntó él abrazándola y besando su cabeza.
  —Sí, sí. Oye, te quería comentar sobre Anthony...
  —No me gusta —declaró Draco en un tono ligeramente agresivo.
  —A mí tampoco, me da muy mal rollo —ambos le miraron, en ese momento estaba mirando unos carteles y parecía un chico tan normal.
  —Ten cuidado porque me parece que no te mira con buena cara —susurró Draco.
  —¿Cómo? —Hermione sintió un escalofrío.
  —Pone la misma cara que Pansy ponía cuando quería hacer algo malo, y créeme que sé de lo que hablo.
  —No me asustes por favor.
  —No es por asustarte, es para que estés alerta. Él no sabe con quién se está metiendo, puedes destrozarle en menos de lo que canta un gallo —ella hubiese sonreído pero le estresaba la cara del primo de Pansy, que se había vuelto a mirarla.
  —No estés muy lejos por si acaso —pidió a Draco.
  —Ni lo dudes —besó su cabeza de nuevo.
  —Draco, ven —le llamó Blaise desde la ventanilla de información.
  —En seguida nos vamos —la besó rápidamente y se fue a atender sus labores.

  A los diez minutos sus firmas ya estaban en un papel y los cinco salían del Ministerio.
  —Vale, ahora nos vamos en traslador hasta el sitio de la boda, el Ministro irá en un rato. Cuando lleguemos allí hay una zona para que esperáis mientras nos vestimos y hasta que lleguen todos los invitados y después ya la boda. ¿Todo claro? —instruyó Pansy.
  —Esto, Pansy, nosotros nos vamos a ir mejor en coche. Hermione no se encuentra muy bien hoy y los viajes en traslador son un poco jodidos para ella.
  —¿Llegaréis a tiempo?
  —Sí, no te preocupes.
  —Bueno, pues entonces como si te apetece venir de rodillas, que Blaise te dé la dirección. Luego os veo —besó las mejillas de ambos y salió pitando a recoger el permiso de todos los trasladores que se iban a usar ese día.

  Mientras Blaise le explicaba a Draco cómo llegar, Hermione le observaba como si fuese Superman. Literalmente, el hecho de que le ahorrase el viaje en traslador, que le sentaba fatal, hacía que le quisiese todavía más, si es que eso era posible.
  Tan embobada estaba que no se dio cuenta de que Anthony se acercaba a ella.
  —¿Por qué no puedes viajar en traslador? ¿Te encuentras bien? —parecía más conciliador que antes pero a Hermione seguía sin darle ninguna confianza.
  —No es nada grave, simplemente hoy estoy un poco cansada —respondió cortésmente.
  —Oh vaya, bueno, si necesitas una poción efectiva yo te la puedo preparar en cualquier momento. Era el mejor en pociones de todo Beauxbatons —el tono le resultó tan desagradable que decidió alejarle cuanto antes.
  —No, gracias, Draco era el mejor de todo Hogwarts, si necesito algo se lo puedo pedir a él —replicó. Él otro no pudo decir nada porque Draco se acercó a ellos con cara de evidente enfado.
  —¿Todo bien? —preguntó observando a ambos alternativamente. Hermione se giró ignorando por completo a Anthony y esbozó la mejor de sus sonrisas.
  —Sí, todo perfecto —se puso ligeramente de puntillas y le besó castamente aunque durante más tiempo de lo normal. Draco se extrañó pero no dijo nada.
  —Vale, pues vámonos, ya tengo la dirección —Hermione se enganchó de su brazo.
  —Hasta luego  —se despidió Draco sin ni siquiera mirar al otro.

  Echaron a andar por el Ministerio en dirección a la salida.
  —¿Te ha dicho algo? —preguntó él brusco. Ella le detuvo y él se pasó la mano por la cara frustrado.
  —Tranquilo, no ha podido decir mucho —le contó el episodio de la poción y Draco se echó a reír.
  —No te puedo querer más —la abrazó y la apretó contra su cuerpo.
  —Yo sí que te quiero que me has salvado de otro viaje en traslador —puso una mano en su mejilla y le besó en los labios.
  —Lo que sea por ti, aunque si nos perdemos en los jodidos parámos esos, será tu culpa —le sacó la lengua y ella sonrió divertida ante su infantilidad.
  Siguieron andando hasta llegar al hall, se metieron en la chimenea y volvieron a casa.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora