Celos

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  Salió contento de su sala común, había quedado con Hermione para ir a Hosmeade y el buen tiempo de primavera nunca le había parecido tan bonito como en ese momento.
  Recorrió el trayecto hasta el Gran Comedor únicamente para coger una manzana e ir mordiéndola de camino.
  Cuando llegó a la entrada del castillo, la chica le esperaba.
  —Buenos días, leoncita —saludó acercándose sonriendo.
  —Buenos días, huroncillo —se puso levemente de puntillas y le besó en lo labios.
  —¿Vamos? —preguntó dejando el brazo para que ella se agarrase.
  —Vamos —respondió sonriendo y agarrándose a él.

——————————

  Unas horas después ambos paseaban después de haber estado un rato en Las tres escobas.
  —Oye, ¿qué te dijo el otro día la idiota de Brown cuando estábamos en el Gran Comedor? —preguntó Draco. Hermione recordó como esa misma semana, a la hora de la comida, Draco y ella se habían quedado mirándose fijamente cada uno desde su mesa en un duelo de miradas fortuito que provocó que acabase sonrojándose.
  —Ah... Pues me dijo que no sabía que tú me gustabas —contestó poniéndose algo colorada.
  —¿Y qué dijiste? —inquirió divertido
  —Que tú no me gustabas.
  —Por favor, dime que mentiste —pidió haciendo un gesto de pavor.
  —Pues claro que mentí, es evidente que me gustas —dejó de andar y le besó de nuevo. Ambos sonrieron y continuaron paseando.
  —¿Y qué dijo?
  —Pues me preguntó que si no me gustabas por qué me había sonrojado —él la miró con cariño.
  —Es que se te ponen las mejillas encendidas muy fácilmente —ella se sonrojó al oírle y él besó su cabeza.
  —Ya lo sé... —respondió tímidamente.
  —Bueno, ¿y qué dijiste?
  —Le dije que no me había sonrojado, que lo que me pasaba era que soy alérgica a ella, y después me fui —Draco comenzó a reírse a carcajadas mientras el color rojo volvía a invadir los mofletes de Hermione.
  —Eres maravillosa —decretó abrazándola con fuerza y besando su cabeza.
  —¿Viste la cara que puso? —preguntó ella cuando la soltó.
  —Claro que la vi, pero no entendía por qué se le había quedado esa cara de idiota —repuso él sin dejar de reír y haciendo que ella también riese.

  Ambos estaban riendo en mitad del camino cuando aparecieron Harry y Ron.
  —¡Herms! —exclamó el pelirrojo, furioso, al verla. Ambos se volvieron hacia ellos.
  —Hola Herms, hola Malfoy —saludó Harry observando como Draco dejaba de reír.
  —Potter —contestó Draco con un asentimiento de cabeza—, Weasley —añadió tensándose.
  —Hola chicos, ¿qué pasa? —preguntó Hermione un poco tensa por tener a Draco y a Ron tan juntos.
  —Te estaba buscando, Hermione, tienes que venir conmigo y hablar con Lavender porque dice que el otro día le dijiste no se qué y estoy cansado de que me chille —pasó el brazo por su hombro y se la llevó con él con bastante brusquedad. Hermione se vio arrastrada por Ron y no logró ver a Draco pero no le hizo falta para suponer lo que ocurría: el Slytherin estaba muy cabreado, apretaba los puños y la mandíbula para lograr contener las ganas de separar a Ron de su novia en ese momento.
  —Deja de mirarle así, Malfoy, Hermione no te va a engañar con él, no tienes nada de que preocuparte —intentó intervenir Harry viendo la expresión de absoluta ira que portaba Draco en su mirada.
  —No dudo ni un ápice de Hermione, pero no me gusta lo que pueda intentar tu amiguito, espero que no haga nada que la incomode —masculló entre dientes.
  —No lo hará, y si sucede yo mismo lo mataría, y Ginny sería peor —ambos comenzaron a andar tras Ron y Hermione.
  —Espero que lleves razón... —refunfuñó consumiéndose de celos.
  —No sé cómo va esto de en serio pero te lo advierto, Malfoy, no le hagas daño a Hermione... —amenazó Harry.
  —Yo nunca...
  —O tu padre se enterará de eso —sonrió al ver cómo Draco se giraba para mirarle con la boca abierta.
  —¡Oye! Esa es mi frase —protestó mientras el otro reía.
  —Ya fuera de bromas, te toleramos Malfoy, te aguantamos por Hermione, pero te lo juro por Merlín, si me pones en una posición en la que tengo que elegir entre tú y Hermione, ella ganará sin duda.
  —Para empezar, eso es lo que me parece más lógico, si no te pusieses de su parte me parecerías un auténtico gilipollas y un amigo penoso —Harry iba a hablar pero Draco no le dejó—. Y no creo que tú debas velar por Hermione, quiero decir, entiendo tus ganas de proteger algo tan maravilloso como ella de algo tan deprimente como yo pero ella es dueña de sus decisiones y de su vida y ninguno podemos intervenir ahí —llegaron hasta Hermione y Ron, que discutían—. Jodida comadreja, ya la ha cabreado —farfulló yendo hacia ellos dejando a Harry bastante impresionado por la franqueza con la que había hablado.
  —¡Qué no! —chillaba Hermione.
  —¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó alarmado Draco acercándose a su novia.
  —Sí, tranquilo —le sonrió para que no se alterase y se volvió hacia Ron.
  —No pienso hablar con Lavender, nunca nos hemos llevado bien y fue ella la que vino a incordiarme, y tú estás siendo muy tonto —y sin decir nada más entró en la tienda de libros para relajarse.
  —Voy a buscar a Ginny —informó Harry marchándose a la tienda de Artículos para el Quidditch.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora