Cuestiones matutinas

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  Draco estaba dormido. Eran como las ocho de la mañana de un sábado y tanto él como Hermione dormían. Estaba tumbado boca arriba, sacando únicamente la cara de entre las sábanas porque a pesar de estar a 28 de agosto y técnicamente seguir en verano parecía que el otoño se adelantaba y hacía algo de frío. Hermione, sin embargo, dormía de lado, dándole la espalda pero pegándose a su cuerpo todo lo posible. En ese momento podría haber caído un meteorito y probablemente ella no se habría inmutado.

  La puerta de la habitación se abrió y unos silenciosos pasos recorrieron la habitación hasta llegar al lado donde dormía Draco. Un niño rubio de doce años tocó la pierna de su padre comprobando si estaba despierto. Draco abrió los ojos un poco y con cuidado de no despertar a su mujer se desplazó dejándole espacio al niño, después abrió la sábana y dio un toquecito para que se tumbase junto a él.
  —Hola, papá —dijo el niño pegándose a él.
  —Buenos días, Scorp —murmuró Draco somnoliento.
  Scorpius se inclinó un poco para observar a su madre dormir.
  —Papá, ¿no te molesta dormir con mamá? —preguntó bajito.
  —No —contestó su padre suavemente.
  —¿Por qué?
  —Pues porque la quiero y me gusta dormir con ella —el niño pareció meditarlo.
  —¿Y eso qué tiene que ver?
  —Pues tiene que ver porque cuando quieres a alguien quieres pasar tiempo con él.
  —¿Eso significa que si paso el tiempo con alguien es que le quiero?
  —No, hijo, muchas veces pasas tiempo con alguien porque no queda otra, como yo que paso tiempo con compañeros del trabajo y no les aguanto. No es que por estar tiempo con alguien le quieras sino que cuando quieres a alguien quieres pasar el máximo tiempo posible con él.
  —Mmm... —murmuró el niño—. Eso significa que si yo quiero pasar el tiempo con alguien es porque le quiero —razonó.
  —Hombre, evidentemente algo te importará esa persona si te gusta pasar el tiempo con él.
  —¿Y si además de pasar tiempo con él me divierto?
  —Mira, Scorp, yo pasaba tiempo con tu padrino porque era mi mejor amigo, bueno, sigue siendo mi mejor amigo pero no se lo digas a él —el niño rió y asintió, Draco sonrió y comenzó a acariciar su cabeza—. Pues eso, yo quiero a Theo porque es mi mejor amigo y por eso me gusta pasar tiempo con él y como nos llevamos bien me divierto.
  —Pero tú no quieres a mamá y al tío Theo de la misma forma —la cabeza del niño estaba apoyada sobre su pecho y no podía ver su expresión pero sabía que estaba poniendo la misma cara que su madre al razonar y no pudo evitar una sonrisa por ello.
  —Claro, es un amor diferente —explicó pacientemente con verdadera curiosidad por saber si Scorpius quería llegar a donde él intuía.
  —Ya... ¿Y si te hacen feliz pequeñas cosas que hace? —preguntó. Draco sonrió porque había acertado.
  —Scorpius, ¿te gusta alguien? —preguntó. Él niño se sonrojó violentamente y dio igual que no viese su cara, hasta sus orejas se pusieron rojas.
  Draco sonrió más aún y besó su cabeza.
  —¿Tú como supiste que te gustaba mamá? —cambió de tema.
  —Pues no sé qué decirte, ya sabes que tu madre y yo éramos compañeros aunque no nos llevábamos bien —hizo memoria para recordar la primera vez que había visto a Hermione—. Supongo que me gustó desde que la vi por primera vez, pero tarde mucho en darme cuenta y mucho más en aceptarlo. Ya sabes que la situación entonces era complicada.
  —¿Pero cómo supiste que sentías algo por ella?
  —No sé explicártelo, hijo, simplemente se siente. Es algo que cuando pasa lo sabes.
  —Ya...
  —Mira, Scorp, si alguien te gusta y piensas que puedes estar mínimamente correspondido,  arriésgate, no lo dudes porque no pierdes nada. Arrpentirte toda la vida de algo que pudo ser y no fue es lo peor que podrías hacer.
  —Pero, ¿y si sale mal? —Draco sonrió porque Scorpius revelaba muchísima información sin querer.
  —Pues pueden pasar dos cosas: bien que la otra persona no quiera nada y que la amistad se estropeé, que es lo que ninguno queremos, o que descubras que no era la persona indicada.
  —Pero puede salir bien, ¿verdad? —se incorporó para mirarle.
  —Pues claro, pero no todo el mundo tiene la suerte que tuve yo, que cuando me enamoré tu madre ella también se enamoró de mí —como si estuviese oyendo la conversación, aunque seguía completamente dormida, Hermione se dio la vuelta abrazándose a Draco, que pasó el brazo por sus hombros y besó su cabeza.
  —¿Y cómo sé si de verdad me gusta alguien o solo estoy confundido? —preguntó observando el cariño con el que su padre abrazaba a su madre.
  —Pues es complicado, te digo lo de antes, prueba a ver qué pasa. Lo mismo el otro también está pasando por lo mismo que tú.
  —Mmm... —murmuró Hermione —Draco se volvió hacia su mujer.
  —Buenos días, cariño —susurró.
  —¿Qué hora es? —preguntó ella.
  —No lo sé, ¿qué hora es, Scorp? —el chico se dio la vuelta y miró el reloj de bolsillo su padre, que estaba en la mesilla.
  —Las ocho y media.
  —Ya le has oído —volvió a besar su frente y ella abrió los ojos.
  —Buenos días —besó a su marido en los labios y se incorporó para observar a Scorpius, que seguía mirando fascinado el reloj de su padre, que le encantaba.
  —Ha venido a preguntar sobre dudas que tiene acerca del amor —susurró Draco en su oído. Hermione le miró con las cejas levantadas.
  —¿Qué dudas? —preguntó en el mismo tono altamente sorprendido.
  —Buenos días, mamá —Scorpius dio la vuelta a la cama y se acercó a darle un beso a su madre.
  —Buenos días, cielo —respondió ella. Scorpius les miró alternativamente.
  —Voy al baño —anunció Draco saliendo de la cama y yendo al servicio para dejarles intimidad.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora