Es solo una pesadilla

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  El pasado podía intentar olvidarse, sepultarse bajo decenas de capas de nuevos recuerdos, pero siempre volvía. A veces volvía tal y como había sido, otras veces su mente lo modificaba, era igualmente horrible y, en su caso, era un horror en forma de pesadillas. No sabía si era peor el momento en el que pasó o cada vez que lo revivía.

  Por suerte, desde hacía ya un tiempo, estas habían disminuido considerablemente. Esa noche se acostó pensando que todo iría bien, llevaba muchas noches sin soñar así que no tenía por qué pasar nada. Pero se equivocó, en cuanto llegó al sueño profundo, las pesadillas hicieron su visita:

  Corría por un pasillo, oscuro, frío. Notaba que algo le perseguía y el brazo le ardía. Al fondo había una luz, necesitaba llegar a esa luz. Se oyó una escalofriante risa aguda y por un momento no supo reconocer al emisor. Seguía corriendo, la luz estaba muy lejos pero sentía que se acercaba... Oyó un siseo cerca de él, y supo que una serpiente acababa de cruzarse. No le dio tiempo a tener miedo porque se oyó de nuevo una risa estridente y aguda que le heló el corazón. Y entonces como si rompiese un cristal entró en la luz. Dolor, gritos, ardor, voces. Veía borroso pero su vista se aclaró y estaba allí, frente a Voldemort.
  —¡Crucio! —gritó haciendo que todo fuese dolor. Cuando paró y, a través de las lágrimas, observó, el Señor Tenebroso se alzaba ante él.
  —Mi señor... —se oía una suplicante voz—. Mi señor, por favor... —era su madre, su madre estaba suplicando por él.
  —Vamos Draco, aguanta —oyó la divertida voz de su tía.
  —Draco... —imploró Narcisa.
  —¡Crucio! —volvió a gritar Voldemort. Se retorció de dolor. Cuando la tortura paró, volvió a abrir los ojos, el escenario había cambiado, no estaba en su casa siendo torturado, estaba en Hogwarts.
  —Severus por favor...
  —¡Avada kedavra! —Dumbledore cayó de la torre ante sus ojos.
  —No... —susurró. Un tirón, le levantaban, caía al suelo, se golpeaba la cabeza. Dolor otra vez, conseguía abrir los ojos, nuevo lugar.
  —Vamos a enseñarle a esta sangre sucia cual es su lugar —se oía la voz de Bellatrix.
  —No, no, Hermione, ¡no! ¡NO! —la chica estaba siendo sometida a la maldición cruciatus. Intentó lanzarse sobre ella pero su padre le retuvo y sacó la varita.
  —Draco, es una sangre sucia... —sonrió fuera de sí y apuntó a la chica.
  —¡Avada kedavra! —gritó Lucius.
  —¡NO! —se echó sobre su cuerpo, apenas podía ver de las lágrimas que caían por su rostro—. Hermione, no, no me dejes, no —su rostro estaba gris, vacío, muerto.
  —¿Qué pasa aquí? —chilló Bellatrix.
  —Draco aléjate de ella —su padre le empujó.
  —Hermione, no, ¡NO! —alguien tiraba de él. Vio como pateaban su cadáver.
  —Vaya, vaya, así que una sangre sucia —Voldemort estaba ante él, sonriente, rió y le apuntó con la varita—. ¡AVADA KEDAVRA!

  Despertó de un grito, sudando agobiado, con el miedo anudado en la garganta y las lágrimas en sus ojos.
  —Es solo una pesadilla, no es real, ya no será real nunca —se dijo a sí mismo.
  La puerta se abrió y Hermione entró corriendo.
  —¡Draco! ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? —se acercó corriendo a la cama.
  —¿Dónde estabas? —preguntó aún temblando mientras ella le abrazaba.
  —He ido al baño, lo siento, no sabía que estabas teniendo una pesadilla —Hermione se acostó rápidamente y él se quedó pegado a la chica con los ojos apretados con fuerza.
  —No suelen ocurrir, hacía mucho que no las tenía.
  —Cariño, estás sudando —le tanteó la ropa, que estaba empapada—. Quítate la chaqueta del pijama —se la quitó y la tiró a un lado. Su corazón volvía a latir normal después de la agitación.
  —Qué horror, hacía mucho que no pasaba tanto miedo —ella acariciaba su pelo y su frente.
  —Me has asustado hasta a mí, tu grito ha sido horrible.
  —Lo siento —se apretó más a ella y respiró hondo—. Hueles muy bien —suspiró. Ella sonrió y le besó en la frente.
  —Tú también hueles bien, Draco. ¿Quieres hablar de la pesadilla? —él asintió.
  —Iba por un pasillo y se oía a Voldemort y estaba Nagini... Y... Y entonces llegaba a la Mansión Malfoy, y él me torturaba y entonces estaba en Hogwarts y Dumbledore moría y... —se calló y se abrazó más a Hermione—. Y entonces otra vez la Mansión, y estabas tú —un escalofrío batió su médula espinal—y te mataba mi padre —añadió en un susurro mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla. Ella le subió la cabeza despacio para besarle suavemente.
  —Tranquilo Draco, de verdad, no pasa nada, todo está bien, es una pesadilla —le abrazó con fuerza y él se relajó un poco.
  —Lo siento tanto Hermione, tanto —estaba destrozado.
  —No tienes nada que sentir, nada que sentir... —le consoló sufriendo al escuchar su voz rota.
  —Todo fue mi culpa... Yo... —no recordaba haberle visto así nunca, un Draco tan destrozado le rompía el alma.
  —No, Draco. No es tu culpa —le volvió a besar sin dejar de abrazarle.
  —Sí, yo... —lloraba, lloraba por su pesadilla y por su culpabilidad. Tenía miedo de convertirse en su padre, de que algo le pasase a Hermione y de lo que simbolizaba Voldemort.
  —Tú no tuviste opción, fuiste el fruto de una guerra que no iba contigo. Todo está bien, confía en mí —Draco se tranquilizó un poco. Las palabras de Hermione habían hecho que dejase de sentirse tan mal y consiguió controlarse un poco.
  —Te quiero, Hermione —suspiró, ella sonrió y volvió besarle. Esta vez él siguió el beso.
  —Vamos a dormir —se tumbó en una posición más cómoda, aún sin soltarle.
  —Hermione... —su mirada era suplicante—, déjame ponerme al revés, por favor, tú a veces también tienes pesadillas y me gusta abrazarte —ella sonrió sabiendo que odiaba sentirse vulnerable y así se sentía mejor.
  —Claro, cariño —le soltó y se colocó ella entre sus brazos. Draco la estrechó y respiró con alivio en su pelo.
  —Gracias —dijo antes de quedarse dormido abrazado a Hermione. Ella acarició su mejilla y suspiró.
   —Yo también te quiero... —y apoyándose en la almohada pero con la cabeza junto a la de Draco, se dejó llevar también por el sueño.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora