Buscando

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  Como corría, Merlín santo, notaba el corazón en la boca. Aunque a decir verdad eso podía ser por la carrera o porque la estaba buscando. Esquivaba a gente y lanzaba hechizos pero seguía corriendo, no podía parar. Y mientras sus piernas recorrían Hogwarts, su cabeza giraba hacia los lados y sus ojos escudriñaban las caras que se cruzaba. Necesitaba encontrar a Hermione porque si no lo hacía el vacío de su pecho nunca se acabaría.

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  Había dejado a Harry, se había separado de Ron en la Cámara Secreta y solo podía pensar en él. Daba igual que el mismísimo Voldemort estuviese a punto de atacarles, y que decenas de mortífagos estuviesen luchando, ella le buscaba a él. Defendió a un par de niños de tercero y noqueó a Yaxley mientras trataba de hechizar a una de las hermanas Patil. Se detuvo en una esquina, recuperando el aliento, Draco tenía que estar por ahí, necesitaba encontrarlo en ese mismo momento.

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  Corrían, se buscaban, se necesitaban y, para su total desgracia, no se encontraban. Claro, que el colegio era grande y allí había más de mil personas entre alumnos, mortífagos, miembros de la Orden, profesores y, además, seres mágicos.
  Pero, a pesar de que la suerte no estaba totalmente de su parte, el hecho de conocerse tan bien el uno al otro les hizo ir al pasillo del tercer piso. Allí se habían reunido durante años a charlar y siempre sería recordado como el lugar donde se dieron su primer beso. Ambos subieron pero cada uno lo hizo por un extremo de tal forma que cuando, a lo lejos, Hermione divisó una figura delgada y despeinada que entraba corriendo en el pasillo, se le cortó la respiración. Por su parte, Draco había seguido corriendo y ver a Hermione quedarse estática y observarle hizo que entrase aire en sus pulmones, después de mucho rato ahogándose.

  Él se precipitó sobre ella y entonces Hermione reaccionó y también se lanzó sobre él. Se abrazaron como si no hubiese un mañana, por una parte porque eso era posible, por otra llevaban si verse, sin tocarse y sin abrazarse casi un año. Ella lloraba en su cuello, odiaba llorar pero no podía evitarlo, a pesar del polvo y hollín que les cubría, del horrible aspecto que seguía teniendo desde su visita a la Mansión, Draco seguía oliendo a Draco, y eso era lo que más había echado de menos, solo por detrás de sus brazos. Se separaron un poco, lo justo para que ella lo besase por toda la cara terminando finalmente en sus labios.
  —Dios, Draco, te he echado tanto de menos... —volvieron a besarse y se quedaron con las frentes pegadas y las manos enterradas en el pelo del otro.
  —Me he recorrido todo el maldito colegio corriendo, ¿cómo no he caído antes en que estabas aquí? —él seguía sin recuperar la respiración, entre la carrera y los besos... Y cada choque de su aliento, hacía que Hermione únicamente quisiese abrazarle y aparecerse lejos de allí.
  —No estaba aquí, acabo de llegar. Yo también corría pero tengo una forma física un poco mala —ella cerró los ojos y se permitió por un momento disfrutar de la calma que sentía estando con él.
  —¿Cómo va Potter? Dime por lo que más quieras que va a cargarse al jodido Señor Tenebroso —rogó con una mirada temblorosa. Ella tardó en volver a abrir los ojos pero cuando lo hizo su mirada estaba cristalizada.
  —No lo sé, pero espero que lo consiga —el miedo que se reflejaba en aquellos ojos marrones, convirtió el pavor que sentía Draco en la necesidad de protegerla.
  —Tiene que hacerlo, es un tipo demasiado afortunado —consoló aun cuando segundos antes él mismo necesitaba convencerse de eso.
  —¿Qué vas a hacer? —preguntó ella volviendo a cerrar los ojos temiendo que aquella fuese la última vez que le viese.
  —Por ahora besarte, porque llevo un año sin hacerlo y lo necesito —pasó la mano por detrás de su nuca y la atrajo hacia sí.
  —Nos hemos besado hace un momento —susurró antes de que sus labios se encontrasen.
  —Pero no como lo vamos a hacer ahora —y después de hablar la besó. Pero no como ella lo había hecho antes, suave y superficialmente, no. Él la besaba con toda su maldita alma, consiguiendo que sus labios expresasen la nostalgia y su lengua la necesidad. Cuando dejó su boca tranquila y se volvió a separar ambos se miraban con los ojos húmedos.
  —No quiero perderte —musitó con miedo de que si lo decía muy alto a lo mejor se materializaba. Él acarició muy despacio su mejilla y sus labios para volver a besarla despacio. La miró con cariño y volvió a abrazarla. Después se separó y, cogiéndola de las muñecas la miró fijamente a los ojos.
  —No vas a perderme, tu amigo va a ganar esta batalla y pienso irme contigo hasta el fin del mundo si hace falta.
  —¿Y si Harry fracasa?
  —Pues huiremos y nos esconderemos donde haga falta.
  —¿Qué vas a hacer ahora? —repitió dispuesta a echarle la bronca por cualquier imprudencia que quisiese cometer.
  —Yo solo, nada —contestó acariciando su mejilla con los nudillos—. Sea lo que sea me voy contigo —murmuró desarmándola por completo—. No voy a cometer ninguna locura —añadió leyendo su mente.
  —Draco Malfoy nunca sé por dónde vas a tirar... —suspiró con media sonrisa acercándole para besarle una vez más, y esta vez se asemejó más a los besos vibrantes que siempre se daban y que les electrizaban la piel. Cuando se separaron, él tenía una sonrisilla en su cara—. ¿De qué te ríes?
  —Hacía mucho tiempo que no sonreía —su boca se ensanchó más—. Sonrio porque nada sobre la faz de este puñetero planeta va a hacer que yo me separe de ti —la abrazó y se apoyó en su mullida mata de pelo castaño.
  —¿Y no soy yo la que debería sonreír por eso? —cuestionó con la cara pegada a su camisa mientras los latidos, ya más calmados, de Draco inundaban su mente.
  —Supongo que sí, pero el asunto es que nunca lo había dicho en voz alta —ella sacó la cara y le besó en la mejilla.
  —Tenemos que volver, hay mortífagos los que detener —él puso un gesto de dolor mientras asentía—. ¿Qué pasa? —se alarmó ella.
  —Arde —soltó entre dientes señalando con la cabeza su antebrazo. Ella levantó con sumo cuidado la manga y se horrorizó al ver la Marca Tenebrosa tan oscura y en movimiento.
  —Ganaremos, Draco, lo conseguiremos —recogió una discreta lágrima que residía en el párpado del chico y después le besó—. Vamos, tenemos que demostrar que somos expertos duelistas.

  Él se limitó a asentir, a bajarse la manga y a seguir a la chica por los pasillos hasta el núcleo del conflicto. Permaneció detrás de ella todo el tiempo: mientras luchaban le cubrió las espaldas; cuando Harry Potter apareció muerto la consoló y cuando Voldemort le llamó para que fuese con él se movió hacia adelante a pesar de que Hermione no quería soltarle y observó las asombradas caras de todos los presentes; cuando unos segundos después Harry Potter le guiñó un ojo, él le lanzó su varita y dio unos pasos hacia atrás para abrazarse con Hermione.

  La pelea entre un resucitado Elegido y Lord Voldemort fue observada con expectación, nunca en su vida había deseado la victoria de Potter pero en ese momento era su fan número uno. Con la mano entrelazada con la de Hermione observó todo y cuando el hechizo acabó con el mayor villano de la historia, dejó que ella fuese a felicitar al héroe y esperó. No tuvo que aguantar mucho porque después de un minuto Hermione volvió corriendo y saltó para abrazarle, él la sujetó de las piernas mientras sonreía, ahora que por fin había acabado la pesadilla.
  —Se acabo Draco, por fin —dijo ella con las manos alrededor de su cuello.
  —No, cariño, esto acaba de empezar —contestó antes de besarla con una paz que nunca había tenido.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora