Comida familiar

3.9K 173 13
                                    

Hermione entró en la habitación y vio la cama hecha y su pijama y el de Draco colocados cada uno sobre la almohada. Eso significaba que su marido ya tendría que estar duchándose. Llamó a la puerta del baño.
-Draco, ¿has acabado?
-No, me estoy afeitando -respondió pasando con cuidado la cuchilla de afeitar por su cuello-. Pasa si quieres.
Hermione abrió la puerta y vio a su marido vestido de cintura para abajo y de cara al espejo.
-¡Anda! Si ya estás medio vestido, qué rápido -se burló acercándose a él. Al situarse detrás no pudo evitar admirar su espalda. ¿Había alguna parte de la anatomía de Draco que no fuese atractiva?
-Pero tú qué te piensas -respondió sin girarse-. Te he dicho mil veces que no tardo nada en prepararme y llevamos quince años casados, deberías saberlo.
-No me acostumbro, siempre creí que me casaba con un hurón teñido que iba a tardar dos horas en salir del baño -le chinchó ella.
-Bueno, yo creí que casándome con una rata de biblioteca me pasaría el día leyendo -replicó. Hermione le pegó un manotazo en la espalda.
-¡Capullo! -le insultó.
-¡Ay! -exclamó dejando la cuchilla en el lavabo-. Idiota, que me corto... -se giró y sin darle tiempo a reaccionar la abrazó y la besó por la cara llenándola de espuma de afeitado. Cuando se separó, Hermione estaba manchada de jabón y él se echó a reír.
-¡Draco! Que me manchas... -se quejó intentando parecer seria.
-Tú has empezado -afirmó su marido sin dejar de sonreír.
-Ni una broma se puede hacer ya... -farfulló-. ¡Deja de reírte! -le golpeó mientras la sonrisa la arrastraba a ella también. Draco la abrazó.
-Hasta llena de espuma eres preciosa -murmuró antes de besarla. Hermione pasó las manos por su cuello y se pegó a él mientras sonreía en mitad del beso. Cuando se separaron, ambos sonriendo, él le pasó la toalla-. Tienes un poquito de espuma aquí -pasó un dedo por su mejilla y le enseñó que estaba llena de jabón. Hermione rió y se limpió.
-Termina de prepararte, voy a ver cómo van los niños -le dio un último besó y fue en busca de sus hijos.
Draco se volvió hacia el espejo para comprobar que apenas le quedaba espuma de afeitado en la cara. Sonriendo volvió a coger el jabón y a extendérselo por la barba para seguir afeitándose.

-----------

Hermione recorrió el pasillo hasta la habitación de su hijo y llamó a la puerta.
-Scorpius... -abrió y asomó la cabeza.
El niño se estaba atando los cordones de los zapatos y miró hacia arriba al verla.
-Hola, mamá -Hermione observó como la habitación del chico estaba perfectamente colocada y no pudo evitar sonreír, no tenía nada que ver con la de Rose.
-Los Potter y los Nott vienen a comer -informó. A Scorpius le brillaron los ojos.
-¡Qué bien! -exclamó contento-. Le podré enseñar a Albus el nuevo hechizo que sé -y rápidamente cogió su varita y el libro que había cogido de la biblioteca.
-Ten cuidado con los hechizos que te enseña su padre, anda -advirtió Hermione. Pero su hijo de trece años estaba demasiado ocupado para escucharle.

Hermione dejó al chico tranquilo y fue en busca de su hija, que a saber cómo tendría la habitación. Llamó a la puerta pero Rose no oyó nada porque llevaba los cascos con la música puesta y estaba tumbada en la cama escribiendo con fervor en un pergamino. Su madre detuvo la música con la varita y la chica se volvió sobresaltada.
-¿Qué pasa, mamá? -preguntó con fastidio.
-Rose, ¿podrías ordenar un poco esto? -repasó el cuarto con la mirada reprobatoriamente.
-Sí... Ahora lo hago -puso los ojos en blanco en un gesto idéntico al de su madre, que resopló al verla.
-Los Nott vienen a comer -informó sabiendo que eso mejoraría su humor.
-¿Ah sí? -a Rose se le escapó una sonrisilla que no pasó desapercibida para Hermione, que sonrió de vuelta. Automáticamente la menor supo que había sido demasiado cantosa.
-Sí, los Nott. Supongo que ya sabes de quién hablo, ¿verdad? -preguntó su madre divertida levantando las cejas. La chica suspiró y se volvió hacia su pergamino.
-Mamá... -notó como se ruborizaba.
-Tu padrino Theo -nombró Hermione sin poder evitar una sonrisa-, Luna...
-Mamá... -Rose se moría de la vergüenza.
-Lysander... -hizo una pausa para aumentar el dramatismo-. Ah, y Lorcan.
-¡Mamá! -exclamó hundiendo la cara en el colchón. Su madre rió. Desde que Rose le había contado que Lorcan y ella eran novios solía meterse cariñosamente con ella cada vez que podía.
-Bueno, puesto que tenemos visita, haz el favor de recoger esto -ordenó severamente.
-Sí... Ahora lo hago -contestó aún Rose con la cabeza contra la colcha.
-Ah, lo olvidaba, también vienen los Potter -añadió mientras salía de su cuerto.
-¿¡Qué!? -exclamó la chica incorporándose de golpe.
-Sí, hija, se me había olvidado ya. Ya te dejo con tu música -Hermione se marchó y Rose se sentó en la cama suspirando.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora