Dramione One Shots

Deseo incontrolado

  Viernes 28 de septiembre. Un mes para el examen.

  Se dio cuenta de que estaba leyendo la misma línea por tercera vez. Suspiró e intentó despejar su mente. No funcionaba, de nuevo volvía a aparecer ella. Intentó concentrarse en el libro y seguir estudiando para el jodido examen pero le era imposible, no podía sacarse a Granger de la cabeza.
  Lo cierto era que ella le atraía, le atraía mucho. Cuando estaba cerca solo quería hablar con ella, mirarla o verla sonreír, no sabía por qué pero esas pequeñas cosas le hacían feliz. No dudó ni un segundo en tener claro que por lo único por lo que se sentía atraído era porque Granger estaba muy buena, era probablemente la persona más atractiva que había visto en su vida. Así que se propuso mantenerse alejado y así todo iría bien. Pero, ¿qué pasó? ¡Oh, sorpresa! Empezó a llevarse bien con ella y descubrió que además de ser un espectáculo visual era una persona apasionante. Y como ya no tenía que fingir odios falsos pensó que de perdidos al río, e intentó acercarse a ella.

  El resultado de todo esto era que no había manera de sacarla de su mente, y mira que lo había intentado con todas sus fuerzas, pero no podía. Y necesitaba que ella saliese de su cabeza porque tenía que estudiar para el examen, solo tenía un mes y era vital aprobarlo para mantener el puesto de Premio Anual.

  Suspiró y enterró la cabeza entre sus manos. Es que ni yendo a la biblioteca era capaz de quitarse a Hermione de la cabeza y no entendía por qué, no era la primera vez que una chica le gustaba. Se levantó frustrado y se marchó de la biblioteca. Antes de salir por la puerta la buscó y observó a la chica estudiando en una mesa. Suspiró una vez más, dichosa Granger, tenía que gustarle tanto.

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  Viernes 5 de octubre. Tres semanas para el examen.

  Es que solo a él se le ocurría intentar acercarse a Granger, definitivamente era gilipollas. Había sido acercarse a ella y conocerla mínimamente y se había enamorado como un idiota. Antes no se la sacaba de la cabeza y no sabía por qué pero el hecho de saber que no dejaba de pensar en ella porque estaba enamorado era muchísimo peor. Se quedaba embobado en clase, había tenido tres accidentes ya, con la amortentia casi se muere porque toda la clase olía como ella y para colmo no se sabía todavía ni la mitad del temario del jodido examen. Pero es que era absolutamente imposible que se concentrase si todo el rato Granger estaba en su mente dando vueltas.
  Parpadeó varias veces, se había perdido, ya no sabía ni por el párrafo que iba. Cabreado cerró el libro y se fue. Al pasar volvió a buscar a la chica con la mirada. Dichosa Granger, tenía que haberse enamorado de ella.

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  Viernes 12 de octubre. Dos semanas para el examen.

  Como odiaba la adolescencia, es que no podía tenerle más asco a su edad y sus disparatadas hormonas. ¿Qué posibilidades había de que ella respondiese a su atracción?
  Pues él pensaba que cero, que ninguna, que lo único que veía en el era un mortífago rengado que buscaba ser amable, pero resultó que se equivocaba, por mucho tiempo que pasase, él debía seguir resultando atractivo y la chica parecía sentir por él una extraña atracción. Genial, ahora sufría porque no sabía si a la chica le gustaba de verdad o era su imaginación de idiota enamorado. Y para colmo ahora no dejaba de imaginarse cómo sería besarla y soñaba con averiguar cosas de ella. Por Morgana, no era capaz de pensar en nada que no estuviese relacionado con Hermione Granger.
  Levantó la vista y se encontró con la mirada de ella, que se ruborizó y volvió a mirar su libro. Joder, estaba tan guapa con el pelo suelto... Se mordió los nudillos y se levantó con la intención de irse. Antes de salir volvió a mirarla y sus ojos volvieron a encontrarse. Ella se mordió el labio y él no pudo evitar que su mirada le resultase seductora. Notó una corriente que le eecorrió la médula espinal. Qué asco de hormonas... Y dichosa Hermione, tenía que mirarle todo el rato.