Piscina

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  Había costado mucho pero, tras una ardua negociación y, finalmente, convicción, Hermione había arrastrado a Draco a aquel lugar. Theo y Luna les habían invitado a ir con ellos a una gran casa con piscina, propiedad del jefe de la chica, y a pesar de las mil pegas que puso Draco, fue incapaz de negarse a la petición de Hermione.

  Así que, en ese momento, los cuatro estaban tumbados en el césped. Hermione, Luna y Theo jugaban a las cartas y Draco dormitaba apoyado en las piernas de su mujer.

  Cuando Luna les ganó por decimotercera vez decidieron parar con la timba e irse a dar un baño.
  —Es que no vale, cariño, no puede ser que te toquen todas las cartas buenas a ti —protestaba Theo quitándose la camiseta para quedarse solo con el bañador.
  —El azar... —contestó la chica divertida echándose crema.
  —No te preocupes Theo, en algún momento se le acabará la suerte a la señorita y alguien más podrá ganar —dijo Hermione provocando que ella les sacase la lengua
  —No es mi culpa que tenga buena suerte y me toquen todas las cartas buenas a mí—se defendió, después añadió—. Tenéis muchos nargles en la cabeza y eso espanta a la buena suerte —y dando una risita se metió en el agua.
  —¿Qué dice de nargles ahora? —alucinó Hermione.
  —Nada, que es muy lista y sabe usar a su favor el hecho de que los demás piensen que está loca —contestó Theo con una sonrisa—. Nunca infravalores a Luna, es una Ravenclaw —y guiñándole un ojo a la chica se metió en el agua después que su mujer.
  —Lo que hay que oír —se dijo a sí misma Hermione. Después miró hacia sus rodillas, dónde se asentaba la cabeza de Draco. Parecía tan tranquilo con los ojos cerrados.
 
  Draco no se había quedado dormido del todo, pero poco a poco se había ido relajando y había acabado con los brazos alrededor de las flexionadas piernas de Hermione y la boca ligeramente abierta. Esta se inclinó sobre su cara y fue besando su frente, su nariz y se detuvo al llegar a su boca.
  —Draco... —susurró antes de besarle en los labios—, cariño... —volvió a besarle.
  Fue intercalando palabras y besos hasta que en uno de ellos los labios de él respondieron.
  —Hola dormilón —susurró cuando se separaron.
  —Hola —contestó con voz ronca—. ¿Quién ha ganado?
  —Luna, nos ha pegado una paliza... —volvió a besarlo.
  —Habrá sido por los nargles —sonrió y ella rió al recordar a su amiga.
  —Seguramente —bajó de nuevo a su boca.
  —Eres una almohada muy cómoda —dijo acariciándo su espalda.
  —Gracias, lo añadiré a mi curriculum—él sonrió de nuevo y ella le besó una vez más.
  —Estás muy cariñosa —dijo cuando separó sus bocas.
  —Es que estás muy guapo dormido —contestó mientras volvía a recorrer el camino hasta su boca. Estaba a punto de besarlo de nuevo pero fue él quien profundizó el beso.
  —No es solo dormido pero te lo compro —dijo cuando dejó libre sus labios.
  —Qué idiota eres... —rió besando los labios de su marido por última vez—. Bueno, ¿te vienes a bañar?
  —Con todo el protector solar que me has echado, si no me baño va a ser un desperdicio de crema —se incorporó y le besó en la frente antes de levantarse.
  —Si no te echas protector solar te pones rojo como una langosta, me niego a que volvamos a padecer eso— se levantó agarrándose a su mano.
  —Oh, Merlín santo, como escocía... — Draco puso cara de espanto.
  —Pues eso, blanquito, espabila al agua antes de que te eche otra capa —y dándole un golpe en el culo salió corriendo en dirección a la piscina, donde Luna y Theo ya les esperaban. Draco se quedó sonriente, observando a su mujer correr y lentamente la siguió. Llegó hasta el borde y se detuvo mirando como se sumergía incapaz de eliminar esa sonrisa.
  —Uy Hermione, te quiero mucho, pero este azote me lo vas a pagar —murmuró cambiando su cara a una sonrisa malvada y tirándose de cabeza.

Dramione One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora