SON LOS OJOS MAS BELLOS

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Misaki y Shinnosuke estaban viendo la tele, ninguno tenía pendientes fuera de casa, hasta que el timbre sonó.

-¿Esperas a alguien? -preguntó el pelinegro- porque yo no.

-No, ve a abrir y salimos de dudas, ¿no crees? -se burló el castaño-.

-Ok -se levantó del sofá y fue a abrir- ¡oh! Buenas tardes Kirishima-san, adelante.

Kirishima fue directamente al departamento de los menores, quería saber cómo seguía el castaño, tocó el timbre y Shinnosuke le abrió.

-¡Oh! Buenas tardes Kirishima-san, adelante.

-Buenas tardes Shinnosuke, gracias, sólo venía a saber cómo sigue Misaki.

El castaño oyó quién era y se levantó y se dirigió a la entrada, oyó que el mayor preguntó por él e intervino.

-Buenas tardes Kirishima-san, estoy bien, por favor adelante.

-De verdad no quiero molestar, sólo estuve preocupado por ti y por eso vine,  -el mayor le hablaba con cariño-  ahora que veo que estás mejor, me voy.

-No molesta, al contrario, me gusta su compañía, le invito un té.

-No, esta vez seré yo quien los invite, pero a cenar,  -el mayor habló serio-  en media hora vengo a por ustedes.

-Pero me da vergüenza salir con mi rostro así, hinchado y con moratones,  -el castaño intentaba negarse-  mejor comemos aquí en casa.

-No, ya dije que está vez seré yo quien invite, como no sé cocinar, iremos a uno de los restaurantes de mi jefe y no te preocupes por tu apariencia, puedo pedir que nos preparen un reservado -el mayor no iba a permitir que se negase-.

-Ya Misaki deja de inventar excusas,  -se burló el pelinegro-  Kirishima-san tiene todo bajo control, yo sí quiero ir, además sería mi primera vez en un restaurante de lujo.

-Está bien, nos vemos en un momento,  -aceptó el castaño-  todo porque mi amigo tenga su primera vez -se burló de Tōdō-.

Pasó el tiempo acordado y el mayor llegó a por ellos, los llevó a un exclusivo restaurante cerca de la bahía, Misaki no era la primera vez que visitaba uno de esos, alguna vez Akihiko lo invitó, bueno tan exclusivo y lujoso como dónde se encontraban ahora, no, pero sí a uno suntuoso, todo ese lugar gritaba lujo, agradecía que actualmente vestía más acorde, pero aún así le incomodaba las miradas, sobre todo a su rostro, pero se tranquilizó cuando un encargado que les saludó educadamente, los llevó a un privado, lejos de las miradas indiscretas, Tōdō estaba fascinado, todo era como en los reportajes de gastronomía, elegante y caro, muy caro.

-Pidan lo que quieran -habló el mayor-.

-¡Wow! -sorprendido el pelinegro al ver la carta- aquí todo es exclusivo.

-Sí, esto es demasiado -habló el castaño y dejó la carta a un lado- de verdad pudimos quedarnos en casa.

-No se preocupen, tengo cuenta libre en este restaurante -decía el mayor- tal vez no sea tan delicioso como lo que tú preparas, pero por hoy, deja que les agradezca sus atenciones para conmigo.

-Pero ya le dije que no era necesario, le ayudamos con mucho gusto, en todo caso soy yo el que está en deuda con usted -un sonrojado castaño, siguió hablando- anoche se hizo cargo de la cuenta del hospital.

-Esto lo hago con mucho gusto, lo de anoche fue por instinto de protegerte, me sentí como un padre,  -lo decía seriamente-  no intentes devolverme nada, lo hice porque quise.

-Gracias Kirishima-san, yo también lo sentí como mi padre,  -lágrimas cayeron por las mejillas del castaño-  no sé si fue el susto, pero cuando lo vi, me sentí seguro, protegido y calidez en mi pecho, supe que todo iba a estar bien.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora