AGRESION TIERNA

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Las puertas del ascensor se abrieron, dejando ver la imponente figura de Asami, seguido de un tierno Misaki, Feilong y Mikhail estaban en el salón conversando, al verles se pusieron de pie.

-Bienvenido Misaki  -el chino saludó e ignoró a Asami- ¿y Shinnosuke, no viene contigo?

-Buenas tardes señor Feilong,  -se reverenció-  mi amigo no viene, está de viaje.

-O sea, ¿sólo seremos nosotros cuatro? Dudo que Kirishima venga -sonrió-.

-Sí.

-Hola Misaki,  -intervino el ruso, ignorando igualmente a su amigo-  adelante, bienvenido.

Asami les conocía, así que no dijo nada, decir algo es dar pie a discusiones estériles, ademas él venía muy feliz y no deseaba echarlo a perder.

-Buenas tardes, -se dirigió a sus amigos y caminó hacia su habitación-  ya vengo, ¡Ah! Misaki,  -miró al castaño-  estás en tu casa, cualquier cosa que necesites, dirígete a Feilong.

-¿Y por qué a mi,  -el chino hablaba con los brazos en jarra-  si tú eres el dueño de casa?

-Porque tú fuiste el de la idea  -y siguió su camino-  y que este sea mi departamento, a ti nunca te ha impedido para hacer lo que quieras.

El castaño sólo los observaba en silencio y muy divertido, se notaba que disfrutaban de retarse y ser el que dice la última palabra.

-Gracias Asami-sama,  -intervino-  señor Feilong, mientras podría enseñarme la cocina, quisiese ir adelantando el postre.

-Acompáñame,  -el chino le sonrió-  quiero ver cómo lo haces.

-¿Ayudarás Fei?  -se burló el ruso-  eso no me lo pierdo.

-He dicho que quiero ver,  -el chino encara al ruso-  de mi boca no ha salido la frase, "te ayudaré".

-Si gustan ayudarme,  -Misaki detiene una posible pelea-  yo les guiaré, cocinar, a mí me relaja.

-Esto podría resultar interesante  -Feilong se masajea el mentón-  o un completo desastre, luego no me culpéis.

Misaki y Mikhail rieron ruidosamente, definitivamente sería una tarde noche divertida.

Feilong le mostró donde estaban los víveres que habían comprado el día anterior y poco más, la cocina estaba completamente equipada, pero él no tenía mucha idea para qué servía la mayoría de electrodomésticos o el lugar dónde estaban los utensilios para cocinar.

-Puedes hacer un tour por la cocina,  -le señalaba toda la habitación-  a parte de las tazas o cubiertos, no sé dónde pueda estar lo que necesites para cocinar  -se dirigió a Mikhail- ¿o tú sabes?

El ruso se encogió de hombros y negó, Misaki resopló resignado y comenzó a abrir las puertas de los muebles, cada que encontraba algo que utilizaría, lo separaba y dejaba en la isla, al rato tenía todo lo necesario para comenzar a preparar el postre, haría un Pie de lima-limón, lavó sus manos e inició su tarea, cogió los huevos y los puso  en la encimera para primero separar la claras de las yemas, todo bajo la atenta mirada de los mayores, pero antes agarró el paquete de harina y se lo acercó a Feilong, junto con una taza medidora, un bol y un cernidor.

-Ponga 2 tazas de harina a cernir,  -le indicó como hacerlo y despues cogió un par de limas y limones-  usted mientras exprima estos cítricos,  -le señaló a Mikhail el exprimidor-  yo continuaré con los huevos y luego cortaré la mantequilla en cuadrados.

-¡Sí Chef! -respondieron divertidos-.

Cada unos hacía lo solicitado en silencio, Asami entró en la cocina y se quedó observando desde el marco de la puerta, sonreía sutilmente, le agradaba esa tranquilidad, Misaki notó su presencia, levantó la vista de lo que hacía y le guiñó un ojo a su novio, éste otro hipnotizado se acercó dónde estaban todos, pero esa paz se vió interrumpida, por un comentario del chino.

-¿Tú, no ayudarás?

-Tenías que fastidiar el momento.

-¿Qué momento? -levantó la vista para verle, Asami vestía informal y lo más notorio era la marca de dientes en el cuello, que era muy difícil de cubrir, jamás imaginó presenciar ver a su amigo con ese aspecto y que no le importase, parecía que la lucía con orgullo, no podía dejar de mirarle-.

-Estaba todo en paz, hasta que has abierto la boca y ¿qué tanto me ves?

-Veo que has cambiado y mucho,  -Feilong le alza una ceja-  Mikhail acertó en su afirmación, te has enamorado y por lo que veo  -le señala el cuello-  te corresponde, sabes que esas muestras de cariño se llaman "agresión tierna".

Misaki escuchaba en silencio a Feilong, asegurando que Asami está enamorado, se sonrojó hasta las orejas cuando habló de las marcas en el cuello, se sintió expuesto e inconscientemente se tocó su marca por encima de la ropa, pero le causó curiosidad lo que dijo.

-¿Agresión tierna?

-Sí, una muestra de afecto y deseo, tanto físico como sexual,  -el chino no dejaba de mover el cernidor-  hacia personas que queremos mucho y que literalmente las queremos devorar.

-¡Vaya!  -susurró el castaño, sin percatarse que los demás le veían curiosos- ¿y no es raro o peligroso?

-No,  -intervino el ruso- según los psicólogos ayuda a controlar las emociones.

-¿Y cómo es que vosotros  -Asami cuestiona a sus amigos, pero también siente curiosidad-  sabéis tanto del tema?

-Con Mikhail nos pasa,  -el chino, sin vergüenza, mueve su cabello y deja ver su nuca, con una marca similar a la del ojimiel-  y tuvimos unas sesiones con un psicólogo, preocupados por nuestro comportamiento, temiendo que fuese peligroso.

-Pero el psicólogo nos explicó,  -Mikhail limpiaba sus manos y se acercaba a Feilong-  que es muy frecuente y hasta necesario para controlar las emociones, no buscamos hacernos daño -acarició y besó con delicadeza y amor el cuello de su pareja-  sólo demostrar la intensidad de los sentimientos que nos superan.

Asami y Misaki veían a la parejita con un poco de envidia, se demostraban su amor, sin esconderse ni vergüenza, el mayor miró a su castaño y éste sólo le vio con un puchero, deseaban acercarse, el ojimiel le hizo un gesto de "tú dirás" y su novio se lo devolvió con una sonrisa y un asentimiento con la cabeza, Asami no lo pensó dos veces, se movió rápidamente hasta llegar con su castaño, le elevó por la cintura y lo besó, Misaki sólo le rodeó por el cuello y continuó con el beso, todo ante la atónita mirada de Feilong y Mikhail, que sólo les faltaba abrir la boca, pero la frase de su amigo, dedicada al castaño, los dejó aún más perplejos.

-Te amo Misaki.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora