¡TE EXTRAÑÉ!

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Misaki estaba sentado en la sala de espera, faltaban unos minutos para su cita, se mordía el dedo pulgar nervioso, pero una voz lo hizo reaccionar.

-¡Hola cariño!

                   ☆

Asami se fue directo donde estaría el castaño, iba a esperarlo en la camioneta, pero no se aguantó, subió a la consulta y allí lo vio nervioso, que no lo oyó llegar, se acercó y bajó para hablarle cerca del oído.

-¡Hola cariño!

El castaño no se lo creía, estaba ahí... de forma natural, lo abrazó del cuello y lo besó.

Asami no podía esperar mejor respuesta, le siguió el beso, aunque no fue muy largo, como hubiese querido.

-Hola,  -respondió Misaki sin dejar de abrazar a Asami-  te extrañé.

-Y yo a ti, por eso no aguanté esperar en el coche, deseaba verte ya.

Se estaban acomodando, cuando salió una enfermera y llamó a Misaki, la doctora lo esperaba en la consulta, el castaño inhaló profundo y se puso de pie para seguir a la enfermera, pero esta se detuvo y le habló.

-¿Entrará solo? Su pareja, si gusta, puede entrar con usted.

Misaki quedó estático, no pensó en que Asami pudiese acompañarlo, iba a responder cuando una mano cogió la suya.

-Obvio que no entrará solo,  -Asami notó los pensamientos del castaño-  yo también quiero saber más de la condición de mi pareja.

-¿Estás seguro? No te sientas obligado, yo puedo entrar solo.

-Por supuesto que te acompañaré, no lo hago obligado, sino con gusto.

Siguieron a la enfermera, hasta una consulta, allí había una médico, que luego de saludar y pedirles tomar asiento, precedió a hacer su trabajo, le pidió a Misaki que se cambiase por una bata, solicitó que le tomasen una muestra de sangre, en lo que los resultados estaban, ella siguió con el chequeo; peso, presión arterial, un cuestionario, que respondió avergonzado, porque eran preguntas sobre su vida sexual, como ¿Cuándo había tenido relaciones por última vez? ¿Cuántas parejas sexuales? O método de protección, suspiró aliviado cuando acabó de responder, sabía que Asami lo observaba, pero no volteó a mirarlo, notaría la vergüenza que sentía... El mayor estaba pendiente de todo, escuchó las preguntas y vio como Misaki enrojecía al responderlas, enterarse de su vida íntima fue incómodo, porque a pesar de que antes ambos tuvieron pareja, los celos de que otro hombre haya estado con su castaño, salen a la superficie, tensa su mandíbula para que nadie note su estado, lo último era una ecografía abdominal, hicieron que Misaki se recostase en una camilla y le abrieron la bata para ponerle un gel que facilitaba el deslizamiento del transductor, la doctora les explicaba que todo se veía normal, al terminar, Asami le ayudó a limpiar su abdomen, el contacto los hizo estremecer a ambos, el castaño rápidamente se puso de pie y fue a ponerse sus ropas, ya habían acabado el examen físico, volvió y se sentó frente a la doctora, tenía muchas preguntas, pero no sabía por dónde empezar, además Asami estaba ahí, ¡ay! por favor, ¡que vergüenza!, la especialista fue quien comenzó.

-Hasta ahora, con todo lo que he visto, estás perfecto,  -dejó de escribir en su ordenador, para mirar al castaño, que se veía muy nervioso-  tendrás muchas dudas y para eso estoy aquí, responderé a todo lo que te preocupa.

-Sí, pero no sé por dónde comenzar, todo esto es nuevo y desconocido para mi  -Misaki apretaba sus puños sobre sus rodillas-.

-Empezaré yo,  -dijo la doctora-  para nosotros también esto es nuevo, hemos ido aprendiendo sobre la marcha... no sabemos la causa exacta del por qué hay hombres que puedan embarazarse, hay teorías de que fue un experimento gubernamental; que se les hizo a mujeres embarazadas décadas atrás y así naciesen bebés fértiles, hombres o mujeres, todo para aumentar la natalidad, si fue así,  -suspiró-  no tenemos como averiguarlo, nadie del gobierno nos afirma o niega el tema, otros hablan de una mutación natural, en fin son muchas... pero te puedo asegurar que no eres el único, el primero y mucho menos el último, tengo varios pacientes, también controlo el embarazo de un par, incluso me ha tocado un parto y no se les trata como ratas de laboratorio, tal vez como médicos, somos más "curiosos", pero sólo es por afán de informarnos y recabar datos, que luego nos ayudan a resolver dudas, cómo las que tú tienes ahora,  -la doctora le dedicó una amable sonrisa-  así que adelante, yo te escucho.

Asami veía a Misaki y lo nervioso que estaba, para transmitirle algo de confianza, tomó una de las manos del castaño y entrelazó sus dedos, éste se giró y él mirándole a los ojos le decía que todo está bien, tal parece que funcionó.

Misaki al sentir la mano y mirada de Asami, sintió más confianza y comenzó a hacer preguntas.

-¿Mi cuerpo, sufrirá cambios? -sonrojado-  lo digo en general.

-Aparentes no, sólo que desde que tu matriz maduró, seguro lo habrás notado, produce lubricación, tu ano se humedece al excitarse, eso facilita la penetración.

-Pero yo...  -bajó su cabeza, colorado-  yo tuve una pareja por cuatro años y nunca sucedió eso.

-Tal vez, faltó estimulación, juego previo, para hacer que te excitases.

-Entiendo  -respondió, recordando que Akihiko, no sé tomaba el tiempo de estimularlo, siempre directo al tema, hasta que se cansaba-  y a partir de ahora, ¿tendré días fértiles? Y ¿Cómo lo sabré?

-Según la información recogida; todos tienen períodos fértiles parecidos a las mujeres, pero no mensuales, son cada 3 meses, durante esos días que suelen ser entre 3 a 5, la mayoría tiene algunos síntomas,  como mayor libido, cólicos o mucha hambre, pero a todos los que hemos atendido, la temperatura corporal les aumenta ente 1° y 1,5° grados y la lubricación es más viscosa.

Asami escuchaba atento, no interrumpió en ningún momento, a él también le interesa conocer del tema, cuando oyó a Misaki hablar de su relación y que nunca había lubricado, una sonrisa orgullosa se le escapó, porque con él se excitó hasta mojar la mesa dónde casi lo toma la primera vez y luego en los Jardines, está seguro que volvió a pasar, siguió escuchando con mucha atención.

-El preservativo ¿es seguro? -sentía mucha vergüenza, pero quería toda la información-.

-Sí,  -abrió un cajón de su escritorio y sacó un folleto y se lo extendió-  ahora estamos probando unas píldoras anticonceptivas, que están cumpliendo su función.

-Gracias,  -recibió el folleto-  yo quisiese probar esas píldoras,  -sintió que Asami le apretaba la mano, se giró y lo vio serio, le dedicó una sonrisa tranquila-  por ahora prefiero esperar.

Asami no pudo evitar sentirse frustrado al escuchar que su castaño quería evitar embarazarse, inconscientemente le apretó la mano y el otro volteó a mirarle, le sonrió sereno, eso lo tranquilizó y más escuchar el motivo... aún era pronto, además todavía no eran ni novios y mucho menos han intimado.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora