ALEJAR LAS DESAGRADABLES MOSCAS

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... ¿así que tendré una sobrina?

-... -el castaño, limpiaba su rostro y afirmaba con la cabeza-  una hermosa princesa, Sayumi.

-Tendrá muchos guardianes esta princesa,  -se agachó y le habló al vientre del castaño-  Sayumi, pequeña, soy tu tío preferido, Shinnosuke, yo seré el que te quite de encima las moscas y les patearé el trasero.

-No digas tonterías,  -el castaño soltó una carcajada-  pero gracias hermano.

-Para eso están los hermanos, no, ahora vamos a terminar de alistarnos, que se hace tarde.

Siguieron con sus cosas, ninguno notó la presencia de Takai, que oyó y vio todo, ahora el guardaespaldas pensaba en qué hacer, el gran jefe será padre y aún no lo sabe, él no puede tomarse la libertad de decírselo, no le corresponde, también está la lealtad que siente hacia Misaki, él no cree en sueños, pero el castaño se veía muy afectado por estos, oyó que esa niña le advertía que su padre está en peligro, que hay un hombre malo, para él claramente ese hombre es Himura, entonces hará lo que esa pequeña pide, estar alerta, ahora más que nunca, además tendrá una jefecita que cuidar en poco tiempo y claro está, que él será el que patee traseros para alejar las desagradables moscas... esta noche es la fiesta y tiene que asegurar la protección de Misaki, como sea. Sigilosamente volvió a la habitación y buscó su maleta, de ella sacó sus armas, las ocultó por su cuerpo de manera que fuesen imperceptibles a ojos de los demás, cerró y guardó su maleta y salió al salón como si nada, allí ya estaban los amigos esperándole.

                   ☆

Asami, recibía a los invitados a la fiesta por su cumpleaños, estaba acompañado de sus amigos, Kirishima y los guardaespaldas que desde cierta distancia, se aseguraban de que su jefe estuviese seguro, vigilaban todo el lugar, analizaban a los invitados, la mayoría eran empresarios y socios, algunos políticos y unos pocos "socios del bajo mundo", todos con sonrisas forzadas celebraban al gran Asami Ryūichi, el ojimiel con la misma sonrisa, les saludaba y les daba la bienvenida a su celebración.

-Ya estoy cansado  -Asami sin deshacer su sonrisa, le hablaba a sus amigos-  de esto.

-Recién empiezas, aún faltan muchos invitados,  -el chino bebía de su vaso-  es lo que tiene ser tan poderoso.

-¿Qué bebes? -el ojimiel miraba el vaso del chino-  no creo que eso sea whisky.

-Por supuesto que no,  -le acercaba el vaso a la nariz-  es té helado al limón, con hielo.

-Feilong habló con una de las meseras, ella se encargará de traerle el "whisky" y el "champán", -el ruso le explicaba-  hay que guardar las apariencias.

-¡Buena idea!  -Asami señalaba su vaso, que un mesero le había ofrecido-  yo no he podido probar del mío, pídele otro vaso para mí, por favor.

El chino hizo un gesto y a los minutos una mesera se acercó con un vaso de "whisky" para el chino, éste se lo agradeció, dio un par de instrucciones a la mujer y ésta se fue.

-Aquí tienes,  -Feilong le extendió el vaso-  le pedí que esté atenta, cuando vea los vasos vacíos, nos traiga lo mismo.

-Te lo agradezco,  -bebía el contenido de su vaso-  tenía sed y estoy seguro que pronto estaré rodeado de gente, felicitándome y haciendo brindis.

-Quién te viera ahora, no se lo creería,  -el ruso reía burlón-  Asami Ryūichi bebiendo té y brindando con refresco con burbujas.

-¡Tsk!  -Asami chasqueó la lengua-  y lo peor, que no puedo comer, nada de lo que he visto me apetece.

-Misaki pidió a última hora que sirviesen mini postres,  -el chino buscaba entre las bandejas-  estoy seguro, porque yo estaba con él.

Asami no pudo evitar sonreír, su castaño estaba en todo, los últimos días no le ha vuelto a insistir que coma saludable, es más, cada día le prepara una cantidad, que dure todo el día, de alimentos dulces, así que sus desayunos, comidas y cenas, son a base de tortitas, gofres, galletas y cualquier cosa dulce que se le ocurra a Misaki. El ojimiel revisa su reloj, hizo un gesto a Kirishima y este sólo movió su cabeza asintiendo, sonrió de lado y ahora sólo espera que este rato pase rápido. Siguió la velada entre conversaciones y brindis, con personas que sólo buscaban la foto, sólo estuvo más cómodo cuando los Usami se acercaron y estuvieron platicando un rato, a la hora acordada, vio llegar a su novio, no se veían desde ayer, venía con un esmoquin dorado con aplicaciones en negro, últimamente irradia luz propia, se veía más hermoso, vio como algunos se lo comían con la mirada, se contuvo de no salir a su encuentro y dejarle claro a todos que era suyo, cuando por fin llegó a su lado, el castaño sonreía enormemente.

-Buenas noches Asami-sama,  -le dio un apretón de mano-  felicidades por su cumpleaños.

                       ☆

Himura se paseaba entre los invitados que ni le miraban, había cambiado por completo su apariencia, gracias a sus prótesis capilares y dentales, lentes de contacto y maquillaje, para los presentes, él, no era nada más que un joven mesero, así que apenas le dirigían la mirada y mucho menos la palabra. Llevaba una bandeja con bebidas que ofrecía a los invitados, buscaba la ocasión para acercarse a Asami, había estado a unos pasos, pero una mesera llegó antes con las bebidas y además, sus amigos tampoco se separaban de él, así que tuvo que seguir con su farsa de repartir tragos, siempre observando al autor de sus desgracias. Desde que llegó, ha estado esperando ver a su "bella flor", pensó que estaría con Asami, pero nada, así que sólo continuó con su engaño, hasta que le vio entrar a la fiesta, se veía más hermoso, sus ojos brillantes como esmeraldas cautivaban a todos a su paso, le siguió con la mirada, hasta que llegó con Asami y se saludaban como colegas, mientras que al asistente lo abrazaba, le pareció raro, aprovechó para acercarse y ofrecerle una bebida.

-... ¿y qué bebes?

-Gusta una bebida  -le acercó la bandeja al castaño y se le quedó admirando, olía delicioso-.

-No gracias -se excusó-.

-Sí quiere otra cosa de beber,  -alargaba su cercanía-  yo se la consigo.

-Por ahora no, gracias.

-¿A mí, no me ofrecerás nada? -la imponente voz de Asami-.

Por estar admirando a su bella flor, olvidó por completo a los demás, puso su mejor cara y tragándose su desprecio, habló.

-Disculpe usted  -le acercó la bandeja-  ¿gusta algo?

-No gracias, puedes retirarte.

Se alejó del lugar, ocultando su odio.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora