¡VOY A MORIR!

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-No aguanto más,  -abrió la puerta, dejando a Misaki sorprendido-  pensaba traerte esta noche.

La habitación estaba iluminada con velas aromáticas, sobre la cama una rosa blanca, en la mesa una hielera con una botella de champán y unas copas, el mayor bajó al castaño y se acercó a servir las copas.

-Espero que te guste,  -le ofreció una copa-  nunca había hecho algo así.

-Me encanta,  -aceptó la copa-  jamás me imaginé algo así.

Bebieron de sus copas, Asami se acercó al castaño y volvió a cargarlo, Misaki inmediatamente enrolló sus piernas en la cintura y los brazos en el cuello del otro, iniciaron un beso, así, sin separarse, llegaron al baño, Asami abrió el grifo de la ducha y se adentró sin dejar de besar al castaño, con el agua cayendo sobre sus cuerpos comenzó a bajar por el cuello con lamidas y mordidas, apoyándolo contra una de las paredes de azulejos, volvió a meter su mano dentro del bañador y sacó el miembro del castaño y comenzó a acariciarlo, sacándole incitadores gemidos, movía su mano de arriba abajo... Misaki está perdido en un limbo de goce, Asami sabe cómo y dónde tocarlo, sólo gime de placer, además sentir esa dura erección, clavándose entre sus nalgas, le aumenta el ego, como puede se mueve sobre ella, sacándole gruñidos al mayor, que metió la otra mano dentro del bañador y comenzó a acariciar su entrada, sin aviso le introdujo 2 dedos, haciéndolo gritar, pero de gusto, para comenzar a moverlos, al rato metió un tercero y comenzó a simular embestidas, ya no aguantaría mucho, eran muchas las estimulaciones a las que su cuerpo estaba siendo sometido, cuando Asami le tocó su punto, se dejó ir.

-¡Ahhh! -se había corrido-  esto es demasiado  -apoyó su frente en el hombro de Asami, mientras regulaba su respiración-.

Asami sin soltarlo, cerró el grifo y salió de la ducha, sólo agarró una toalla que pasó rápidamente por el cuerpo de ambos, mientras llegaban a la habitación y luego la lanzó por algún sitio, puso al castaño en la cama y él encima, nuevamente lo besó, se detuvo para hablarle.

-Misaki, te haré mío tantas veces, que olvidarás tu nombre y sólo gritaras el mío.

-Hace mucho que lo estoy esperando,  -inició otro beso- pero antes,  -enrolló sus piernas en la cintura de Asami y con un movimiento ágil, lo giró para quedar él arriba-  hay algo que quiero probar.

Misaki inició un camino descendiente de besos, lamidas y algún chupetón, dejó algunas marcas de propiedad, llegó hasta el bañador, por encima comenzó a acariciar esa tremenda erección que sobresalía por la cinturilla elástica, pasó la punta de la lengua por el glande que se asomaba, oyó el gemido de Asami, así que introdujo su mano y la dejó libre, tragó en seco, esto me va a doler, pensó un instante, la cogió y dio una lenta lamida desde la base hasta la punta, la cual succionó, sacándole gruñidos al mayor, sonrió de medio lado y volvió a repetir la acción, pero esta vez al llegar a la punta, abrió la boca y empujó hasta su garganta, sentía que se ahogaría, comenzó a mover la cabeza lento, chupando y lamiendo, se sacaba todo el miembro de la boca y volvía a introducirlo lo más profundo, sintió las manos de Asami en su cabeza y como movía sus caderas, siguió moviendo la cabeza cada vez más rápido, el sonido era obsceno, que lejos de avergonzarlo, le hacía querer seguir, probando algo nuevo, con sus manos apretó los testículos del mayor, notando que salía más presemen, siguió acariciándolos... Asami estaba recibiendo la mejor felación de su vida, a pesar de tener resistencia, al momento que el castaño le estrujó los huevos, ya no aguantaría más tiempo, haciendo uso de su fuerza, levantó su torso y se apoyó en los codos, así tenía una clara visión de su castaño, éste estaba con sus labios estirados recibiendo su grueso tallo, con una mano le acarició los cabellos, Misaki levantó los ojos y le dedicó un sensual guiño... fue su perdición.

-¡Misaki! -movía su cadera, mientras se vaciaba en la boca del castaño- ¡Ahhh! Has estado fantástico  -se dejó caer de espaldas y sintió como Misaki, le succionaba la punta, queriendo sacar hasta la última gota-.

El castaño tragó todo, se levantó y se puso sobre el pecho de Asami, oía su corazón acelerado como poco a poco se calmaba.

Ya calmado, Asami abrazó al castaño y se sentó con él, dejándolo a horcajadas, inició otro beso, mientras masajeaba los muslos del contrario, en una demostración de fuerza, hizo jirones el bañador de Misaki, notó que éste, lejos de quejarse, gimió audiblemente, pasó sus manos por las nalgas, apretándolas, fue hasta la entrada del castaño e introdujo 2 dedos.

-¡Ahhh! -arqueando la espalda- Asami, no quiero tus dedos, te quiero a ti, dentro de mí.

-Tengo que prepararte,  -respiraba jadeante-  no quiero hacerte daño -y metió un tercer dedo-.

-¡Yaaa! Est... estoy listo, por favor  -cogió las mejillas del mayor-  ¡hazme tuyo!  -le besó tiernamente-.

Así besándose con tranquilidad, Asami sacó sus dedos del interior del castaño, alineando su erección con la entrada del otro, lo subió por la cintura y lo dejó caer sobre su duro y grande falo.

-¡Aaargh! Misaki me aprietas, relájate cariño -le besaba los hombros y cuello-.

-¡Voy a morir! -lágrimas caían por sus mejillas-  yo y mi maldita boca  -respiraba entrecortado-.

-¿Te he hecho daño? -Asami se estaba preocupando e intenta salir del castaño-.

-¡Ni se te ocurra! -Misaki se aferró a los hombros de Asami- ¿qué tienes ahí abajo? Sólo deja que me acostumbre.

Asami no pudo evitar reír, ¿qué tipo de pregunta era esa?

-¡Jajaja!¿Cómo que qué tengo ahí abajo? Lo mismo que tú, ya lo has visto  -le habló juguetón-  y lo has probado.

-¡Yo no tengo un bate de béisbol! -le miraba serio-  verlo y probarlo, no se compara con tenerlo dentro, lo que tú tienes no es normal.

-Normal o no,  -salió un poco del interior y volvió a entrar lentamente, sacándole gemidos al castaño-  seguro que disfrutarás.

Asami comenzó con un vaivén lento, sostenía la cintura del castaño y lo ayudaba a moverse, notando como éste se relajaba y comenzaba a subir y bajar, aumentando el ritmo, verlo con los ojos cerrados, la cabeza hacia atrás y gimiendo, lo estaba volviendo loco, le besó, chupó y mordió los pezones, con cada mordida sentía como el interior del castaño se humedecía más, eso ayudaba bastante, tomó nota de ello para el futuro... movió sus caderas en círculos, hasta que un grito del castaño le confirmó que había encontrado su punto dulce.

-¡SÍÍÍ!  -comenzó a dar saltos sobre el miembro del mayor-  Asami, esto se siente bien.

-Te dije que  -aceleró las penetraciones-  lo disfrutarías.

Asami sin salir del castaño lo recostó en la cama, dejándolo con la cabeza y brazos colgando fuera y comenzó a dar profundas penetraciones, cada vez más rápido... Misaki sólo gemía de placer, colaboraba abriendo más las piernas, Asami fue a la boca del castaño y le besó con voracidad, sosteniendo sus manos sobre su cabeza, profundizando las estocadas.

Misaki estaba perdido en las sensaciones que le hace sentir Asami, la dolorosa intromisión, la fuerza y rudeza a la hora de tomarlo, lejos de asustarle, le aumentaban el placer, se dio cuenta que al mayor le gustaba así, duro, lo notó cuando le co...

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Misaki estaba perdido en las sensaciones que le hace sentir Asami, la dolorosa intromisión, la fuerza y rudeza a la hora de tomarlo, lejos de asustarle, le aumentaban el placer, se dio cuenta que al mayor le gustaba así, duro, lo notó cuando le cogió y apretó los testículos, eso lo excitó más y a él, para que lo iba a negar, también. Ahora recibiendo las duras estocadas, está seguro que morirá, pero quiere seguir, quiere morir, pero de placer... y si no muero, estoy seguro que no caminaré, pensaba el castaño.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora