SENTÍ MIEDO REAL DE PERDERTE

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...Kirishima, nos vemos mañana.

Terminó de decir la frase y cargaba al castaño en su hombro, tal como un saco de patatas, para llevárselo a casa, no le importó los reclamos de Misaki y que se retorciese como lombriz para liberarse, en el ascensor iba furioso, miraba hacia otro lado y menos le hablaba, pero Asami no cedería.

-No seas testarudo,  -le hablaba al oído-  sólo me preocupo por ti.

-Pero les dije que estoy bien,  -bajando un poco su enfado-  disculpa por preocuparte.

-No te disculpes, yo tengo algo de culpa en lo que te pasó.

-¿Tú?

-El fin de semana, no te dejé descansar.

-Tú tampoco descansaste y yo te veo bien.

-Aún así, nos iremos a casa,  -le besa la cabeza-  debes descansar.

-Está bien,  -le acaricia el rostro-  pero tú también lo harás.

Iban en la camioneta, cuando Misaki se dio cuenta que no llevaba sus cosas, se quedaron en la oficina.

-¡Mis llaves! ¿Ahora cómo entro en mi departamento? Tenemos que volver.

-No, en ese caso iremos a mi departamento y si es por ropa para cambiarte, tu maleta sigue en la camioneta.

-Piensas rápido  -cruzado de brazos, miraba por la ventana-.

-Tal vez, pero te conozco y buscarás excusas para quedarte en la oficina si volvemos,  -seguía conduciendo y de reojo miraba al castaño que no estaba muy conforme con que le haya descubierto, sonrió de lado-  esta vez no cederé.

Nadie dijo nada en lo que restaba de viaje, llegaron al edificio de Asami y subieron a su departamento, Misaki se negó, amablemente, a que los guardaespaldas le subiesen la maleta, aludiendo que él no era manco, éstos se le quedaron viendo entre insistir o dejarle hacer lo que quisiese, la respuesta se las dio su jefe, que sólo negaba divertido y le seguía al ascensor. Ya en casa, Asami literalmente lo arrastró a la habitación y lo obligó a recostarse.

-¿Al menos puedo ir al baño solo? -se incorporaba un poco y hablaba con enfado-.

-Puedes, siempre que vuelvas a la cama,  -se quitaba la chaqueta y corbata-  no me obligarás a acompañarte.

-¿Pretendes que esté en cama, todo el día, sin hacer nada?

-Sin hacer nada, no, estarás durmiendo.

-¡Ryūichi! -golpeaba la cama con sus manos-  Estoy hablando en serio.

-Y yo. Misaki,  -Asami cambió de semblante-  hoy, cuando te desvaneciste entre mis brazos, por primera vez sentí miedo real de perderte.

-... -Misaki sólo se lanzó a los brazos de Asami, verle en ese estado le recogió el corazón-  por favor discúlpame, estoy siendo egoísta, no he pensando ti, en lo que sentiste... prometo que descansaré, pero tú también debes hacerlo, porque si a ti te pasa algo parecido, yo también estaré sobre ti, como una garrapata  -soltó una risilla, Asami le había nalgueado-.

-¿Ahora soy una garrapata? -volvía a nalguearlo, pero igualmente reía-.

-¡Ya! Déjalo,  -se sobaba las nalgas-  me dejarás las pompis delicadas. Me quitaré el traje y pondré el pijama, en vista que estaré confinado, mejor que sea estando cómodo.

-Siempre ves el lado positivo de todo, es una de las cosas que admiro de ti, ponte cómodo, iré a preparar algo para comer, al rato vuelvo  -le daba un golpecito en la punta de la nariz-  y no, no necesito ayuda.

-¡No he dicho nada!

-En ese caso, error mío,  -salía de la habitación riendo-  ya vuelvo.

El castaño sólo resopló frustrado, Asami le leía el pensamiento, resignado se cambió de ropa y se metió en la cama, puso unas almohadas para apoyar su espalda en el cabecero, cogió su móvil y le envió un mensaje a Shinnosuke, explicando brevemente lo ocurrido, que estaba bien y que hoy no llegaría a casa, éste quedó de llamarle a la hora que saliese a comer. Llevaba unos minutos viendo su móvil, específicamente las redes sociales, a pesar de tenerlas, rara vez las revisaba, a él, el cotilleo no le va, le trae sin cuidado, en qué le beneficia o desfavorece lo que un famoso haga o diga... pero ahora es diferente, le toca directamente, aunque ya entendió que son rumores, no deja de molestarle que en todas esas revistas que le mostró Kirishima y ahora en internet, apareciese su novio en infinidad de artículos, los que hablan de su trabajo le llenan de orgullo, pero los de "prensa rosa" le dan asco, ¿cómo es que hay personas que se interesen en esas cosas? Ya cansado y un poco hastiado, apagó su móvil y lo tiró a un lado de la cama.

-¿Qué has visto que te dejó en ese estado? -Asami entraba con una enorme bandeja-.

-Nada importante,  -aunque era cierto, no dejaba de molestarle-  sólo que estoy entendiendo, a lo que se referían mi hermano y Kirishima-san.

-¿Qué te dijo Kirishima? -acomodaba la bandeja y se sentaba al lado del castaño-.

-Más bien lo que me mostró,  -tomaba un poco de zumo-  aunque aparezcas muy guapo en todos esos artículos, me molesta lo retorcido de todo.

-¿Con que esas son las emociones, de las que habló Kirishima?  -tomaba un trozo de tortilla-  ¿Qué piensas de todo?

-Pienso que tomar la decisión de mantener nuestra relación "en secreto" fue la acertada, se lo dije a Kirishima-san, no tengo miedo, pero no voy a darle explicaciones a extraños de mis sentimientos por ti, que sepas que te amo, me es suficiente. -masticaba un trozo de carne- No te negaré que al ver las revistas y los titulares, sentí enojo,  -mordía los palillos-  quería ir a tu oficina a reclamarte, sentí y siento celos.

-¡Jajaja! -encontró la horma de su zapato, Misaki es igual de celoso que él- ¿Por qué no fuiste a reclamarme y a atacarme? Me gusta cuando marcas territorio.

-¡Ryūichi! -ese acto le iba a perseguir el resto de su vida-  mejor sigamos comiendo.

Siguieron comiendo y hablando de lo ocurrido esa mañana, al terminar, Asami nuevamente no dejó que le ayudase, llevó todo a la cocina y volvió para darse un baño y recostarse al lado del castaño, en verdad estaban agotados, que a los minutos estaban durmiendo abrazados y más relajados. Durmieron toda la tarde y noche, Misaki despertó de madrugada, vió la hora en su móvil y ya pasaba de las cuatro de la mañana, tenía unas llamadas perdidas de Shinnosuke, no las oyó, habían dormido mucho, con razón tenía hambre otra vez, a su lado Asami dormía plácidamente, con cuidado de no despertarlo se levantó para ir a la cocina, quería algo para engañar el estómago hasta el desayuno, escabulléndose sigilosamente sin encender las luces, llegó a la cocina y buscó en el frigorífico, tomó un poco de yogur y volvió a la cama.

-Pareces un pequeño gatito -Asami lo abrazaba por la cintura- merodeando en la oscuridad.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora