YOGA

668 64 3
                                    

Luego de una despedida plagada de recomendaciones, deseos de pronto retorno y algunas lágrimas, la parejita se quedó sola, Misaki se levantó de la cama y se instaló en medio de la habitación e iniciaba a inhalar a la vez que alzaba los brazos y luego exhalaba bajando los brazos y repetía, así varias veces.

-¿Qué haces?  -Asami le miraba atento-.

-Yoga, para estirarme,  -el castaño inhalaba y se ponía en la postura pinza de pie-  he estado acostado mucho tiempo, que siento los músculos agarrotados.

-Te envidio, todo esto... -refiriéndose a su herida y la vía intravenosa de su mano izquierda-  me dificultan el movimiento y también ya estoy aburrido de estar en la cama.

-Aguanta  -manteniendo la postura-  unos días más.

-Lo sé, pero igual quisiese darme un baño,  -puso mala cara-  por lo menos podrían quitarme la vía intravenosa.

-La vía la llevas porque estabas deshidratado,  -cambiaba a perro boca abajo-  tal vez ahora que has vuelto a probar alimentos, te la quiten.

-Misaki  ¿podrías dejar de hacer eso?

-¿Por qué?  -cambiaba a posición de la cobra-  ¿necesitas algo?

-Me estás provocando,  -su voz se oía juguetona-  ahora veo de dónde sale tanta flexibilidad.

-¿Eh?  -siguió en esa postura, respirando-.

En esa posición, giró su cabeza y miró a Asami, éste le observaba atento y tenía una sonrisa torcida en el rostro, soltó una risa y negó divertido, definitivamente, nada detenía a su novio... volvió su cabeza y cambió a la postura del niño, tenía que concentrarse en lo que hacía, porque no era conveniente jugar ¿cierto?, pero es difícil, su novio lo pone a mil, descaradamente volvió a la postura perro boca abajo y la mantuvo.

-No me ignores  -el ojimiel leyó sus intenciones-  Misaki.

-No te ignoro,  -inocente-  pero tengo que concentrarme en respirar.

-Me estás dando la espalda, eso es ignorarme  -no tuvo respuesta-  o ¿me estás invitando a jugar?

Misaki no dijo nada, siguió en lo suyo, mejor paraba las provocaciones, no fue una buena idea, no ahora... estaba concentrado, respirando con los ojos cerrados, inhalaba y exhalaba, pero el ruido lo hizo abrir los ojos.

-¿Qué haces? -se acercó a Asami que venía hacia él con el tripie del suero-  vuelve a la cama.

                     ☆

Asami, ya no aguantaba estar en la cama, Misaki le tentaba descaradamente y él no era de hierro y más encima, ahora le ignoraba... probando suerte se puso de pie, el dolor era soportable, ya no sentía mareos, así que se agarró del tripie y comenzó a avanzar hacia el castaño.

-¿Qué haces?  -Misaki se acerca a él-  vuelve a la cama.

-Vine a jugar un rato  -sin soltar el tripie, con el brazo libre atrajo al castaño-  ¿no es eso lo que querías?

-¡Ryūichi!  Cariño,  -Misaki respiraba con dificultad-  volvamos a la cam...  -Asami le había besado-.

Por un momento olvidaron dónde y en qué situación se encontraban, se besaban con ansias, Asami lo atrajo más y sus erecciones se rozaron, sólo porque Misaki se aferró al torso de Asami y sintió las vendas, fue que le volvió la cordura y se alejó unos pasos, como si el contacto le quemase.

-Esto... esto no es buena idea,  -el castaño cerraba los ojos y pasaba saliva- tienes que volver a la cama.

-Pero si sólo es un beso  -estiraba su mano para tocar al castaño-.

-¡No!  -evitó el contacto-  ambos sabemos cómo acaba un beso y ahora no es prudente.

-... -Asami bufó frustrado- esta bien, tú ganas, volveré a la cama.

-¡Ja! Créeme, yo no he ganado,  -se adelantaba y le arreglaba un poco la cama-   digamos que hoy, ha sido un empate.

-¿Sin goles?  -el ojimiel respondía, mientras se acomodaba en la cama-  pues, qué partido más aburrido.

Misaki, sólo soltó una risa y terminó de acomodarle las almohadas a Asami y le dio un beso en la mejilla.

-Ya jugaremos muchos partidos, pero primero tienes que recuperarte, digamos que te has lesionado.

-¿Desde cuándo, tu y yo hablamos de deportes? -Asami le alza una ceja y luego le ve alejarse- ¿y ahora, dónde vas?

-Me voy a dar un baño,  -Misaki tenía la pequeña maleta que le había traído Kirishima-  lo necesito y con agua bien fría.

-Descarado  -sólo oyó la risa de Misaki dentro del baño-.

Asami resopló, resignándose a su situación, cerró los ojos y se centró en su respiración, tenía que calmarse y bajar su deseo, la entrada del médico, como siempre acompañado por una enfermera, lo puso alerta y Misaki, apurado, atando su albornoz, salía del baño.

-¿No te ibas a bañar?

-Sí, pero oí al médico  -se paraba al costado de la cama de Asami-  y salí para saber cómo sigues.

El galeno luego de revisarlo y después de la petición de Asami para que le quitase la vía intravenosa, comprometiéndose a tomar todas las medicinas de forma oral, dio la orden a la enfermera, para que se la quitase.

-Si todo sigue como hasta ahora,  -el médico apuntaba en una planilla-  en dos días le daremos el alta.

-¿Puedo darme un baño? -el ojimiel interrogó-.

-Puede, sólo duchas, nada de bañera, cuando haya terminado, seque bien las heridas, puede usar el aire del secador para el cabello, pero no caliente, la idea es que las suturas siempre estén secas.

-¿Y qué hacemos con los vendajes  -Misaki apuntaba el torso-  los podemos quitar?

-Sí, ahora la enfermera le traerá unos parches, para cubrir las heridas después,  -le daba indicaciones a la enfermera-  sólo son para protegerlas de roces, lo importante, como dije antes, es que se mantengan secas.

-Está bien  -Asami asentía-  ¿y cuánto tiempo tendré que guardar reposo?

-Como le expliqué al joven Misaki, la lesión del bazo fue leve y no se vio comprometido ningún otro órgano, las suturas solucionaron el problema, en un par de semanas podrá comenzar a realizar vida normal, pero sin excederse.

-¿Excederme, en qué?

-No sobre esforzarse, la alimentación debe ser alta en hierro, recuerde que presenta una anemia leve, limitar el consumo de alcohol y tabaco.

-¿Quedarán cicatrices, muy notorias?  -ver las heridas le recuerda a Himura-.

-No serán muy visible, trabajamos con un buen cirujano, la herida ocasionada por el arma blanca, sirvió como una de las insiciones para la laparoscopia, aplicando algunos aceites, cada día se notarán menos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-No serán muy visible, trabajamos con un buen cirujano, la herida ocasionada por el arma blanca, sirvió como una de las insiciones para la laparoscopia, aplicando algunos aceites, cada día se notarán menos.

-Perfecto,  -Asami movía con libertad la mano, que ya no tiene la vía-  gracias por todo doctor Miura.

-Si eso es todo, yo me retiro,  -el doctor se inclinó-  Asami-sama, Joven Misaki, hasta la visita de mañana.

-Hasta mañana doctor -el castaño respondió-.

Asami sólo asintió, mientras se ponía de pie.

-Necesitaré de tu ayuda -el ojimiel se dirigía al baño-.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora