HUYE, BIEN LEJOS, DONDE NO TE ENCUENTRE

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... tú, eres el nuevo asistente de Kirishima-san.

-Así que nadie te envió,  -volvió a sacar su arma y apuntaba a los dos jóvenes-  pónganse cómodos, de aquí no se van.

-No puedes hacerles daño, sólo son unos muchachos, que vienen  -afirmó la barwoman, asustada-  a beber unas copas y luego se van, deja que se vayan, no tienen pinta de que anden espiando.

-Tú no te metas,  -abofeteó a la mujer-  si digo que se quedan, de aquí no se mueven.

Shinnosuke cogió de la mano a Misaki, ese hombre era muy susceptible, no dudó en golpear a la barwoman, que era su cómplice, no dudaría en matarlos a ellos si descubría qué hacían allí, se movieron hasta el centro de la bodega, sus móviles no dejaban de sonar y el ruido estaba desesperando al hombre del arma.

-Denme sus móviles -sin dejar de apuntarles-.

Los amigos sacaron sus móviles del bolsillo y se los dieron a ese hombre, justo volvieron a sonar y éste, claramente vio quienes llamaban.

-Según tú,  -le habla a la mujer y les enseña los móviles-  no andan espiando y mira quiénes les están llamando, el gran Asami Ryūichi, jefe de la mafia japonesa y su leal mano derecha, el temido Kirishima Kei  -la mujer abría aterrada los ojos, era su fin-.

-Tienes que irte y llevarnos contigo,  -el hombre de finanzas exigió-  ya nos descubrieron y sabes lo que eso significa.

-Tú, no me das órdenes,  -ahora apuntaba al de finanzas-  si les han descubierto, es porque hicisteis las cosas mal, yo no tengo que protegerles.

-Pero no puedes dejarnos aquí,  -ya gritaba el de finanzas y lo señalaba-  vosotros nos habéis metido en esto.

Misaki, al escuchar las afirmaciones de ese hombre, diciendo que Asami era de la mafia... no, era el jefe de la mafia y que Kirishima era su mano derecha, se siente aturdido, corroborar lo que ya sospechaba, desde que leyó esas carpetas, le tienen en una especie de nebulosa, donde repasa cada instante vivido, compartido con esos hombres, las palabras de Asami cuando le decía que tenía miedo a que le rechace o las de Kirishima, diciendo que teme decepcionarle, pero a pesar de la cruel verdad que se le presenta, todavía espera a que el miedo aparezca y le haga querer escapar y alejarse de ellos, pero nada, sus sentimientos no han variado, sigue amando a Asami y Kirishima es su padre, punto. A su lado, Shinnosuke no se cree lo que ha oído, piensa que ese hombre está exagerando, sí debe ser eso, piensa. Los amigos se observan en silencio, el castaño se lamenta de poner en peligro a su amigo y el pelinegro observa a los hombres discutir, buscando una oportunidad para escapar, sus móviles vuelven a sonar y el hombre del arma los tira al suelo con fuerza, haciéndolos pedazos.

-No tenías que romperlos,  -Misaki no sabe de donde sacó la valentía para enfrentarle-  los hubiésemos apagado y se acababa el ru... -una bofetada, le hizo retroceder varios pasos-.

-¡MISAKI! -gritó el pelinegro-  por favor no te expongas.

-Escucha a tu amigo y quédate calladito. Vosotros,  -le hablaba a sus hombres-  daros prisa, los hombres de Asami, no tardarán en llegar.

-Espero que los atrapen,  -Misaki volvía a increpar, mientras limpiaba su labio-  sois unos cobardes, huiréis y dejaréis tirados a vuestros cómplices.

-He dicho que te mantuvieses  -el hombre golpeaba el estómago del castaño con el puño-  calladito, no querrás que tú y tu amigo, seáis los primeros en morir -sacaba el arma y apuntaba a Shinnosuke-.

-¡NO! -gritó el castaño- a mi amigo no le hagas daño, por favor,  -hizo una reverencia-  te lo suplico.

-Así está mejor,  -se acercó y le acarició la mejilla-  pensándolo bien, tú te vendrás conmigo, eres hermoso y puedo quitarme las ganas, antes de eliminarte.

-Suelta a mi amigo -Tōdō quita las manos del rostro de su amigo e intenta golpearlo, pero los compinches lo sujetan y el hombre le asesta unos golpes en el rostro y en el estómago, haciéndole perder el aliento-.

-¡SHINNOSUKE! -se lanzó contra el hombre- ¿cómo te atreves a hacerle daño?

-No me hagas cambiar de parecer  -le apuntaba a la cara-  y te mate aquí, pero antes haré que veas cómo mato a tu amigo.

-Está bien,  -cerraba los ojos y lágrimas caían al sentir como ese hombre le acariciaba el rostro con el cañón del arma-  no volveré a cometer una imp... -la voz de Asami le interrumpió, trayéndole esperanza y terror, porque a ese hombre se le notaba el odio hacia su novio-.

                      ☆

La limusina se aparcó por detrás, Asami bajó y corrió para adentrarse, el vigilante al instante le abría la puerta, los demás hicieron lo mismo pero por la entrada principal, encontrándose con el hermano del otro guardaespaldas ya adentro.

-No los he visto,  -se apresuró a decir-  pero con toda esta gente es difícil, ahora con vosotros aquí será más fácil y debo decir que ya no tengo la ubicación en tiempo real del joven Shinnosuke, la última vez que revisé seguía aquí, no se movió, sólo se desactivó.

-Bien,  -Kirishima con su seriedad de siempre-  ya sabéis lo que hay que hacer, quien los encuentre que me avise.

-¡Sí Señor! -contestó el par de hermanos-.

Comenzaron a moverse por el lugar, abriéndose paso entre la multitud, todos tenían la misma misión, encontrar a ese hermoso ángel y a su amigo.

Asami corría por el pasillo en dirección al bar, de golpe se detuvo al oír el grito de su castaño, venía de la bodega, envió un mensaje a Kirishima, para que viniesen rápido, se adentró y vió como un hombre apuntaba con su arma a Misaki, a pesar de estar desarmado, no dudó en intervenir.

-No le hagas daño,  -su voz era un gruñido-  si quieres vivir, déjale ir y huye, bien lejos, donde no te encuentre.

-¡Ja! ¿Y cómo lo harás?  -ahora le apuntaba a Asami y hacía señas a sus hombres para que retuviesen a todos en ese lugar-  si yo te mato antes, sabes la reputación que ganaría, sin contar el placer que me dará ser quien haya acabado con el gran Asami Ryūichi.

Misaki aprovechó para ir con su amigo, que respiraba con dificultad y su nariz sangraba por los golpes recibidos, desde esa posición veía todo lo que pasaba, ese hombre apuntaba a Asami y sus compinches a ellos y a la barwoman, quien lloraba abrazada al hombre de finanzas, quería correr junto a su novio, pero no podía abandonar a Shinnosuke, observó mejor a su novio y notó un detalle que pasó por alto ¿Por qué está sólo? ¿Dónde están los guardaespaldas? Y al parecer Asami se dio cuenta de sus pensamientos y le miró con súplica para que aguantase, ya pronto todo acabaría.

Asami sólo tenía que ganar tiempo, en cualquier momento sus hombres llegarían, así que tenía que aguantar un poco más y evitar que Misaki saliese herido.

-Pues te recomiendo que apuntes bien y luego te escondas, como la rata que eres,  -sonreía de lado-  en cuanto hagas el primer disparo, mis hombres no dudarán en eliminarte a ti y a tus compinches.

-Eres un arrogante, egocéntrico,  -el hombre hablaba con furia, Asami no dejaba de tener razón, si disparaba y acertaba matándole, los hombres de éste los eliminarían y si sólo lo hería correrían el mismo destino, sólo les quedaba huir y esconderse, porque como fuese, tendrían al diablo reclamándoles el alma, sin dejar de apuntarle, bruscamente levantó a Misaki del suelo y lo puso frente a su cuerpo, como escudo y comenzó a retroceder hacia la salida-  vosotros, poned en marcha el camión, nos vamos,  -le gritó a sus hombres-  pero me llevaré este hermoso recuerdo -lamió el cuello de Misaki-.

-¡No lo toques!  -el asco y el miedo en la cara de Misaki, le hizo gritar con furia-.

Misaki sintió el ansiado miedo que esperaba que apareciese, pero no era por verse en esa situación, sino que le aterraba que lo alejasen de Asami, una arcada de asco, al sentir la lengua y el aliento de ese hombre sobre su cuello lo hizo reaccionar, vio claramente como la furia se apoderaba de la mirada de su novio y Kirishima, quien había llegado junto a los guardaespaldas, se sintió más tranquilo, ellos no dejarían que se lo llevasen, recordó la técnica para zafarse que le enseñó Shinnosuke, respiró profundo para relajar su cuerpo, bajó su barbilla y bloqueó temporalmente el brazo que le sujetaba, giró rápidamente 180º en su sitio, y aprovechando la fuerza del impulso con su mano golpeó de canto el lateral del cuello de ese hombre, quien se vio un poco aturdido, permitiéndole a él tirarse al suelo y rodar para escapar.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora