HAY UN HOMBRE MALO

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La ruidosa risa de Asami le interrumpió.

-¡Jajaja!  -recordó todas las botellas de whisky que rompió, ninguna alcanzó siquiera a probarlas-.

-¿De qué te ríes?  -comenzó a acercarse empuñando la navaja-.

-Me río, porque eres un pobre desgraciado sin suerte.

Himura no entendía, Asami seguía de orgulloso, se burlaba en su cara, diciéndole que era un pobre desgraciado sin suerte, cualquiera rogaría pidiendo un antídoto. Se acercó más e intentó rosearle con el bote spray, pero Asami lo esquivó e intentó quitárselo, sacó ventaja de la debilidad del ojimiel y lo empujó, haciendo que su cabeza golpease el espejo y cayese al suelo semi inconsciente, estaba a punto de clavarle la navaja, pero se oyeron pasos y una voz que le llamaba, escondió el arma y simuló que lo estaba auxiliando.

-Jefe ¿Está aquí?  -el hombre se adentraba a los baño-  ¿Jefe?  -se inclinó sobre Asami, para ayudarle-  ¿Qué le hiciste?  -cogió a Himura de la chaqueta-  habla.

-Nada,  -se defendía Himura-  me lo encontré desmayado, al acercarme vi que tiene un golpe en la cabeza.

-Llamaré un médico  -el guardaespaldas sacaba su móvil-.

Himura, cogió el spray y roció el rostro del guardaespaldas, antes de que enviase algún mensaje, desorientándolo y que poco a poco cayese desmayado, lo arrastró hasta uno de los cubículos y se fue devuelta con Asami, que no se movía.

-Ahora sí,  -le daba cachetadas, para que reaccionase-  tú y yo, nos vamos a divertir.

Himura salió de los baños, miró por los pasillos que no hubiese nadie y volvió dentro, sacó su navaja y comenzó a deslizarla por el rostro y cuello de Asami, el ojimiel optó por no moverse, si lo hacía ese loco lo degollaría, además el golpe en la cabeza o tal vez su estado anterior, le están haciendo sentir más mareado.

-Después de hoy,  -hundía un poco más la punta de la hoja, pero sin llegar a cortar-  al fin mi bella flor, será mío.

Asami le miraba sin entender, qué sabe él de su bella flor, el ruido de su móvil lo hizo moverse, pero al hacerlo se enterró, la punta de la navaja, cortando levemente su cuello.

-¡Misaki!  -estiró su mano para alcanzar el móvil-.

-No lo nombres,  -gruñó Himura-  él es mío.

-¿Quién?  -temía la respuesta-  ¡responde! ¿QUIÉN ES TUYO?  -gritó-.

-No me grites,  -se levantó y le dio una patada en el costado y fue a por el móvil-  es lo más hermoso que han visto mis ojos  -le señalaba la foto que aparecía en la pantalla-  y pronto, podremos estar juntos.

-No...  -respiraba jadeando-  no te atrevas a tocarlo, maldito loco.

-¿Y cómo vas a impedirlo?  -se arrodilló al lado de Asami y le clavó la navaja en el costado izquierdo, sin hundir en profundidad la hoja, pero sin sacarla tampoco-.

-¡Argh!  -gritó Asami, su cuerpo lo sentía cada vez más pesado-.

Himura sonreía al ver el rostro de Asami, contraído por el dolor, lentamente clavaba más profundo la hoja de la navaja, acción que le ocasionaba más dolor al ojimiel, sin sacar la navaja y con las manos manchadas de sangre, le daba golpes en la cara a Asami.

-¿Dónde está el gran Asami Ryūichi?  -seguía dando golpes-  yo sólo veo, a un pobre desgraciado, a punto de desmay...

El móvil del guardaespaldas desmayado sonó, interrumpiéndole, al rato volvió a sonar, seguido de pasos en el pasillo, se levantó rápido, buscó su bote spray y se quedó escondido en la entrada. Uno de los amigos de su bella flor entraba a los servicios, al primer paso que dio al interior lo roseó con el spray, a los segundos, caía al suelo y aprovechaba de patear el arma.

-¡TAKAI! -se oyó desde afuera y alguien que corría-.

Himura, se fue con Asami, tenía que acabar con él y huir, pero el ojimiel se arrastraba para alcanzar el arma, corrió y le dio una patada al arma que Asami, sólo había logrado acariciar con sus dedos.

                     ☆

Asami reaccionó cuando sonó por segunda vez el móvil del guardaespaldas, en cuanto Himura se escondía para atacar a quien entrase, sacó la navaja de su costado y se dio la vuelta para arrastrarse y buscar su móvil, la caída de un cuerpo y el ruido de algo metálico le hizo fijar su vista, era un arma... estaba tan cerca y a la vez tan lejos, aguantando el dolor, fue a por ella, oyó la voz de Misaki, eso sólo significaba que su castaño lo estaba buscando y no demoraría en entrar, poniéndose en peligro, tengo que cogerla, tengo que cogerla, se repetía a sí mismo, estuvo a punto, pero una patada se la arrebató de las manos.

-¿Qué crees qué haces?  -de una patada, lo volteó en el suelo y fue a por la navaja-  pensaba divertirme un poco más, pero el tiempo es o...

-Huye cariño  -gritó Asami, interrumpiendo a Himura-.

                  ☆

-Papá corre peligro.

Misaki reaccionó a la voz de su pequeña, que le resonaba en los oídos, agitado, miraba hacia donde se suponía que estaba Asami, no había nadie, aparentó normalidad.

-Yū,  -le señaló a Ijūin-  yo creo que sensei, también quiere bailar contigo.

-Gracias Misaki  -le besó la mejilla-.

-Por nada Yū,  -le acariciaba el vientre-  ahora me voy con Ryūichi.

Dejó a Yū bailando con Ijūin y él se fue a buscar a Asami, no lo veía por ninguna parte, su guardaespaldas tampoco estaba, eso lo tranquilizó un momento.

-Hay un hombre malo.

El castaño llevó una mano a su vientre.

-Ryūichi ¿Dónde estás? -sacaba su móvil y enviaba un mensaje-.

Se quedó mirando la pantalla, esperando una respuesta.

-Sayumi ¿le pasa algo malo a papá?

                  ☆

Takai que ha estado al pendiente, notó como Misaki se sobresaltaba y luego buscar, claramente al gran jefe, le vio tensarse y llevar una mano a su vientre, después coger su móvil y quedarse inmóvil viendo el dispositivo, se acercó creyendo que podría estar mal, le oyó nombrar a ¿Sayumi? ¿Esa no es la niña que le habla en sueños al castaño? O sea su futura jefecita...

-¿Misaki, está todo bien?

-No Takai,  -el castaño con la mirada perdida y su mano en el vientre-  algo le pasa a Ryūichi, estoy seguro.

-Tranquilo,  -se movía a la salida-  ya vengo, tu quédate con los demás,  -le señalaba donde estaban Kirishima y su familia-  ya verás que todo está bien, el gran jefe no está solo.

-Voy contigo.

-No, tú te quedas.

-He dicho, que voy contigo,  -su voz, no dejaba lugar a discusión- ¡vamos!

Comenzaron a moverse para salir del salón, ya fuera, Takai sacó su móvil y le marcó al guardaespaldas encargado de Asami, no responde, pero el tono se oye desde los servicios, avanzó con cuidado, le hizo señas a Misaki para que guardase silencio, sacó su arma que tenía en la espalda y marcó otra vez, nuevamente, nadie respondió.

-Quédate aquí,  -le susurraba al castaño-  puede ser peligroso para ti.

El castaño asintió y se quedó en el pasillo, vio a Takai en la entrada de los servicios y luego como caía al suelo.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora