Y... Por qué no?

NOS PERTENECEMOS

... y si no muero, estoy seguro que no caminaré, pensaba el castaño.

-¡Ahhh! Ya n.... -respiraba entrecortado-  ya no agu... ¡Ahhh! ¡ASAMI!  -gritó-  me vengo, ya no aguantaré más.

-Un poco más,  -aumentó el ritmo de las penetraciones-  juntos  -se enterró lo más profundo en la entrada del castaño-.

Misaki no pudo más y se corrió, manchando el abdomen de ambos, estaba extasiado, a pesar de haber sido y haberse masturbado, logrando venirse... nada se comparaba con lo de ahora, el duro miembro de Asami en sus entrañas, tocando su punto sensible y luego sentirse llenado por la simiente del otro, lo hizo llorar, para liberar un poco de la pasión que sentía.

Asami se sentía en el cielo, el interior de Misaki era húmedo y caliente y lo recibía maravillosamente, cuando el castaño se vino, apretó las paredes de su entrada, apresando su miembro, ocasionando que se corriese en su interior.

-¡Asami! -lágrimas salían de sus ojos-  ha sido fantástico.

-¡Misaki! -le besaba las lágrimas-  esto es la gloria.

No se movieron hasta que se tranquilizaron sus corazones, Asami salió del interior del castaño y con total delicadeza lo acomodó mejor en la cama y se acostó a su lado, lo apegó a su cuerpo y abrazó por la cintura. Misaki se dejo hacer, aún tenía espasmos por el orgasmo, cuando estuvo al lado del mayor, sólo lo abrazó y se quedó así hasta que escuchó la voz de Asami.

-Tal vez, -le hacía entrega de la rosa blanca que estaba sobre la cama-  ¿hubieses preferido más flores o pétalos por el suelo y la cama?  -besaba la cabeza del castaño-.

-Es perfecto,  -olía la rosa y cerraba los ojos-  para qué dañar tantas rosas, si con una, que se da con afecto es suficiente, además es mi preferida.

-¿Las blancas? -recordó el ramo que le envió, por su graduación-  eres único, eso me hace amarte más.

-Sí, siempre me han gustado las flores blancas, sobre todo las rosas  -sonreía feliz-.

Asami le cogió de la barbilla y lo besó, pero tranquila y dulcemente, se sentía pleno, este precioso ángel que tenía entre sus brazos lo hacía inmensamente feliz. Misaki era otro caso, su corazón retumba en su pecho, los enormes brazos de Asami lo acogen, brindándole calor, pero no de temperatura, sino que se siente en casa, lo abraza con más fuerza, no quiere separarse de él, comenzó a relajarse, se le estaban cerrando los ojos, pero se acordó de algo.

-¡Lo olvidé! -Misaki se sentó en la cama de golpe, con cara de susto y ponía una mano en su frente-.

-¿Qué olvidaste? -Asami se preocupó y también se sentó-.

-No usamos protección... eso olvidé.

-Discúlpame,  -abrazo al castaño-  yo también lo olvidé.

-Es mi responsabilidad,  -le miraba severo-  he pedido las píldoras y no las he tomado.

-Te equivocas, la responsabilidad es de los 2, somos pareja y...

Misaki, al escuchar a Asami hablar con tanta seguridad de la relación de ambos, no se resistió y se le subió encima, recostado y comenzó a besarle, interrumpiéndole. Un beso que comenzó inocente se convirtió en uno lujurioso, las lenguas no tardaron en hacerse presente, explorando la cavidad del otro, era un beso fiero, se mordían y lamían, sólo porque él oxígeno es necesario para subsistir, pararon.

-Gracias  -Misaki recuperando el aliento-  por preocuparte por mí.

-Siempre lo voy a hacer,  -Asami le cogió de las mejillas-  todo lo que tenga que ver contigo me importa.