OJOS HAZEL

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... la cama es más segura y cómoda.

-Lo que vosotros decidáis.

Aoki-sensei procedió a preparar la cama, de los costados sacó los apoya piernas y pies y unas agarraderas, del final sacó una extensión, el pitido del cardiotocógrafo, le hizo levantar la vista.

-¡QUE ME JODAN!  -gritó en un gruñido el castaño, al tiempo que se inclinaba hacia adelante y se agarraba de las barandillas de la cama y bufaba como un toro-.

Asami no pudo con eso y a pesar de la situación, se carcajeó y la doctora inevitablemente, también rio.

-Cariño,  -el ojimiel carraspeaba para parecer serio-  yo creo que eso nos metió en esta "situación".

-No es gracioso,  -jadeando y a punto de reír, no se le podía tomar en serio-  sensei, me siento extraño.

-Explícate  -la doctora se imagina lo que es-.

-Siento deseos de pujar  -comienza a apretar los dientes-  ¡Argh!

-Asami-san, tome posición,  -sensei acomoda las piernas del castaño, acercaba un banquillo y se ponía a los pies de la cama-  la pequeña ya viene.

Asami sintió su corazón detenerse, su pequeña en nada estaría con ellos, como un autómata, se acercó a la cama, bajó la barandilla, se sentó a un lado, un brazo lo pasó por detrás de la espalda de un tembloroso y sudado castaño, tomó su mano y le besó la cabeza.

-Tú puedes cariño,  -el ojimiel le hablaba bajito a Misaki-  puedes morderme si quieres o gritar palabrotas, lo que desees.

-Gracias amor,  -se acomodó en el pecho de Asami-  pero sentir tu calorcito, me ayuda, te amo.

-Y yo te amo mi gatito.

Con el control de pie, la doctora puso la cama más inclinada, la enfermera le acercó una mesita con material quirúrgico y ayudó a la sensei a colocarse unos guantes, una especie de mandil, una gorra y una mascarilla.

-Ayuda a Misaki a quitarse el camisón,  -sensei le habló a la enfermera-  Asami-san, ya puede quitarse la parte superior, ahora..  -se dirigía al castaño-  quiero que cuando sientas la siguiente contracción, tomes todo el aire que puedas y lo retengas a la vez que pujas,  -el pitido los alertó- listo, ¡ahora!

Misaki hizo exactamente lo que sensei le dijo, esa última contracción era en extremo dolorosa, apretando con todas sus fuerzas la mano de Asami, la aguantó, cuando cedió el dolor, se dejó caer sobre el pecho del ojimiel.

-Mis... -el castaño se estremece-  mis caderas me duelen.

-Lo estás haciendo bien,  -Asami le besaba la sien-  ya falta menos.

-No te relajes mucho,  -sensei se asomaba-  la pequeña ha asomado la coronilla ¿desea verla?  -le pregunta a Asami-.

El ojimiel miró a Misaki, cómo pidiendo permiso, el castaño sólo asintió, rápidamente se puso de pie y fue con Aoki-sensei.

-Sus cabellos son...  -Asami muy emocionado, que la voz le sale más aaguda-  son del mismo color que los míos.

-Eso, ya lo sabíam... ¡Argh!  -Misaki pujaba con todas sus fuerzas-.

Asami corrió al lado del castaño y le cogió la mano, mientras éste, se esforzaba por traer a su pequeña al mundo.

-¡Vamos! Tú puedes,  -sensei le alentaba-  sigue pujando, aguanta un poco más.

Una leve tos, seguida de un gritillo, se oyó en esa habitación

-... -un suspiro de alivio, soltó el castaño-  ¡Sayumi! mi princ...

Calló de repente, porque Aoki-sensei puso sobre su pecho a la bebé. A los ojos de Misaki, era la cosita más hermosa del mundo, su tacto era tibio, tenía motitas de cabello azabache, como su padre, con mejillas regordetas y rosas, con sumo cuidado sostuvo una de sus manitas y la pequeña, sin abrir los ojos, le apretó el dedo pulgar, ahí, en ese preciso instante, el castaño fue consciente, de que ese diminuto ser, era suyo y algo se activó dentro de él ...

-Nadie, nunca,  -lloraba como una Magdalena y besaba la diminuta manito-  te hará sufrir, de eso me encargaré yo, lo prometo.

-Y yo  -acotó un emocionado Asami-.

La pequeña oyó la voz de su padre y abrió los ojos, a pesar de la poca habilidad para enfocar, movía sus ojos, algo buscaba, soltó un pequeño quejido y frunció levemente el ceño.

Asami observaba a su pequeña sobre el pecho del castaño, era perfecta, sólo habló para secundar la promesa que hacía Misaki, vio como Sayumi abría los ojos y algo buscaba.

La voz de Aoki-sensei, los sacó de su burbuja.

-Hora del nacimiento, las 04:13 del 25 de marzo,  -apuntaba en una planilla-  Misaki, en la siguiente contracción, tendrás que volver a pujar...

-¿Más?  -casi en un reclamo- no creo tener fuerz... Ryūi...  -el castaño le entrega a Sayumi al ojimiel-  ¡Argh!

El ojimiel cogió a su princesa con una mano y se la acercó a su pecho, con la mano libre, sostuvo la de Misaki que volvía a pujar, para expulsar la placenta, en ningún momento despegó su visión de Sayumi que se removía sobre él.

-Tranquila mi princesa,  -le habló-  tu mami ya te cargará.

Automáticamente, Sayumi se calmó y volvió a abrir los ojos, Asami quedó hipnotizado, su pequeña tenía la forma de los ojos de Misaki, pero el color era una combinación de miel y verde, era como si ambas tonalidades se peleasen por resaltar, la pequeña le devolvía la mirada, cómo si realmente pudiese enfocarle y reconocerle, hasta se sintió intimidado.

-Serás tremenda  -besó la frente de la pequeña Sayumi-.

Sentir la tibieza de su hija, le provocó un nudo en la garganta y un desconocido picor en los ojos, parpadea repetidamente, pero "la basurilla" de sus orbes no se va, sintió un leve cosquilleo en las mejillas, algo se lo provocaba, pero al tener ambas manos ocupadas, no podía saber qué era. La voz de Misaki lo hizo voltear para observarle, no se había dado cuenta que la labor de parto, había acabado.

-Amor, estás llorando  -el castaño volvió a llorar al ver la reacción del ojimiel-  ¿estás feliz?

Asami se acomodó al lado de Misaki y le entregó la bebé, Sayumi no demoró mucho en buscar el pecho del castaño y prenderse a él, para alimentarse, de forma torpe al comienzo.

-Gracias,  -Asami besó la sien del castaño-  gracias por darme esta dicha,  -volvía a besarle, pero fugazmente en los labios-  estoy más que feliz, te amo Misaki,  -todo lo anterior lo decía, sin dejar de derramar lágrimas y acariciando la mejilla de Sayumi-  les amo.

-Yo también te amo Ryūichi  -sorbía por su nariz-  y te agradezco igualmente esta dicha ¿Has visto? No necesitó ayuda para alimentarse,  -refiriéndose a Sayumi, succionando de su pezón-  es preciosa nuestra princesa, tiene ojos hazel.

-¿Hazel?  -interroga Asami-.

-Sí, tiene pigmentos color miel cerca del iris y el rededor verde,  -rio encantado-  pero a veces se verán más verdes y otras más miel.

-Una mezcla perfecta,  -Asami abrazó a sus dos amores-  mi princesa es perfecta.

Aoki-sensei, terminó de apuntar los datos del nacimiento, cogió unas cosas, se acercó y vio a la parejita, perdida en su mundo.

-Siento interrumpir  -le ofrecía a Asami unas tijeras-  ¿gustaría cortar el cordón umbilical?

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora