El trío de amigos, estaba en un salón de reuniones junto a otros "socios", todos querían lo mismo, más poder; ya sea teniendo el control de apuestas, contrabando, extorsión a políticos, tráfico de armas y drogas, pero había algo que Asami Ryūichi jamás permitiría, eso era involucrar a niños o niñas... algunos, veladamente envidiaban a Asami, porque no sólo tenía el control en el bajo mundo; era un líder nato, astuto, siempre iba varios pasos por delante de los demás, su personalidad era dominante y orgullosa y aún así tenía la completa lealtad de sus subordinados, también era un gran empresario con multitud de negocios rentables y legales dentro y fuera de Japón, o sea, era poderoso y billonario y por qué no también admitir, el hombre es increíblemente guapo, ellos querían para sí mismos todo eso, pero no tenían cojones para enfrentarlo, sabían de sobra lo temible que era y contaba con unos guardaespaldas peores que el demonio, así que disimulaban sus anhelos, con una gran sonrisa y esperando no ser descubiertos. Asami sabía que todos los presentes a excepción de sus amigos, querían su lugar; constantemente, algunos intentaban comprar a sus trabajadores y obtener información para hacerle caer, pero siempre ocultándose bien, porque los muy cobardes no se atrevían a enfrentársele a la cara.
A la hora del almuerzo, tuvieron un descanso, se fueron al restaurante donde comieron y bebieron hasta reanudar la reunión. Volvieron a reunirse y finiquitaron los temas pendientes, con todo dicho y pactado, cada uno se retiró de la sala de reuniones y comenzaron a disfrutar del lugar, algunos fueron al casino, otros al bar o pidieron un privado y los menos se fueron al área de baile, allí también había zonas privadas, donde se podía disfrutar sin ser molestados, allí precisamente se dirigieron Feilong y Mikhail.
Asami se quedó un rato más revisando unos documentos o más bien pensando si le habrá gustado o no el regalo a su castaño; cuando vio el brazalete con esa esmeralda, irremediablemente se acordó de sus ojos y las rosas blancas fueron por su belleza y simpleza, jamás pensó que él, el gran Asami Ryūichi, estaría haciendo ese tipo de cursilerías, pero estaba seguro que valía la pena, ese ángel merecía todo eso y más, pero otra vez, su "otro trabajo" lo preocupaba, suspiró cansado y se levantó, iría con sus amigos.
Kirishima acompañaba a su jefe, a él, esos lugar lo ponían tenso, mucha gente requería estar siempre alerta, nuevamente lo notaba melancólico, había momentos en los que se perdía en sus pensamientos, como en estos momentos, no prestaba atención a nada ni a nadie, todo eso era nuevo para el mayor, su jefe siempre ha sido frío, calculador, certero en sus decisiones, coge, dice y hace lo que quiere, no le importa la opinión de los demás, en cambio ahora lo ve vacilante entre lo que desea y lo que debe hacer, el asistente se preguntaba quién lo tenía así, descarto hace tiempo a Takaba, tampoco lo ha visto citarse con nadie, entonces será algo, pero qué, salió de sus pensamientos porque su jefe le avisó que se iría con sus amigos, quería beber un rato, también le autorizó a retirarse, alegando que estaban los otros guardaespaldas y que él debía estar cansado por el viaje y lo de hoy, agradecido recogió los documentos y se fue a su hogar.
☆Misaki, Tōdō y sus compañeros de universidad estaban divirtiéndose en grande, el lugar donde estaban tenía de todo para pasar un buen rato, comieron, estuvieron en el casino y luego se fueron al área de baile, allí reservaron unos privados y estuvieron charlando, riendo y de vez en cuando miraban los espectáculos que se presentaban, ya entrada la noche la zona quedó habilitada para el baile... algunos tuvieron la idea de separarse en grupos y hacer retos, el grupo ganador le pondría la fianza al perdedor, debían cumplir las tareas:
●Bailar con desconocidos.
●Beber en cinco minutos una cantidad exagerada de shots de algún alcohol que pidieron en la barra.
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Y... Por qué no?
FanfictionDicen que cuando nos enamoramos de una persona a primera vista, es porque esa persona fue nuestro amor en otra vida. Eso les pasa a Misaki y Asami... sólo les bastó cruzar miradas para reconocerse, soñarse, desearse, pero sobre todo AMARSE. Mi prime...