¿SERÉ ABUELO?

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Todos vieron como Misaki, soltaba el aire contenido y relajaba su cuerpo, trataron de convencerlo para que se fuese a descansar, pero no hubo poder humano que lo separase de Asami, apenas el ojimiel estuvo instalado en la habitación, el castaño pidió ayuda para mover el sillón reclinable y ponerlo al lado de la cama y se quedó a su lado, Mikhail y Feilong se fueron al departamento, ya era madrugada y el chino tenía que descansar, Kirishima permaneció a su lado, siempre vigilante, dio órdenes de que nadie molestase a Misaki y que le atendiesen con todo lo que pudiese necesitar.

                    ☆

Takai apareció en la habitación y se disculpó con Misaki por no haber cumplido con su trabajo, el castaño le dijo que nada era su culpa y que gracias a su arma, pudo salvar a Asami, el guardaespaldas se reverenció y se quedó en la entrada de la habitación, asegurando la protección de Misaki, el gran jefe y su futura jefecita.

                      ☆

Asami en su inconsciencia, sólo repasaba distintas situaciones vividas con Misaki a lo largo de su relación, se le aparecían como cortos de una película, en todas ellas su castaño le sonreía y miraba con esos enormes ojos verdes y brillantes, cargados de bondad, mientras le decía que le amaba, la última imagen era de su castaño pidiéndole que no muriese, que él y Sayumi le necesitaban, de pronto la niña de su sueño aparecía a su lado y le daba la mano.

-Perdóname papi.

-¿Qué dices mi princesa? -se agachaba para quedar a su altura y le acariciaba las mejillas regordetas-  tú no has hecho nada.

-Por mi culpa, -inclinaba su cabeza para un lado y hacía un puchero-  te has sentido mal, pero era necesario.

-No mi vida, -besaba la frente de la pequeña- yo estoy bien, mírame.

-Papi siempre se ve guapo,  -soltaba una risilla-  hasta dormido.

-Eres como tu madre,  -le daba un golpecito en la nariz-  descarada.

-Lo sé,  -volvía a reír-  ahora me voy, se me acabó el tiempo ¡adiós papi! Nos vemos pronto.

-No, espera,  -la pequeña había desaparecido-  Sayumi... Sayumi.

Abrió los ojos, se sentía desorientado y dolorido... entonces no estoy muerto, pensó, puso más atención y notó que estaba en el hospital, su mano estaba siendo apretada, movió su cabeza y vio que era su castaño, que dormía en un sillón, sin soltarle ni en sueños, quiso mover su otra mano para acariciarle, pero al hacerlo, sintió más dolor y soltó un jadeo.

-No se mueva, la operación es reciente  -oyó a su asistente-.

                  ☆

Kirishima no abandonó la habitación de Asami, al igual que su angelito, se mantuvo al pendiente de todo, su jefe estuvo durmiendo casi un día y prácticamente tuvo que obligar a Misaki a que durmiese, lo notaba cansado, pero aun así, no logró que se fuese a casa... ahora dormía en el sillón reclinable, con su mano sosteniendo la de Asami, quien comenzaba a reaccionar y hablaba en sueños.

-Sayumi,  -balbuceaba-  Sayumi.

¿Sayumi? Otra vez ese nombre, su angelito también la nombró, vio a su jefe abrir los ojos e intentar tocar a Misaki, pero el movimiento le hizo quejarse.

-No se mueva, la operación es reciente,  -dudó en preguntar-  jefe ¿quién es Sayumi? Misaki también la ha nombrado.

-Es nuestra hija, -contestó sin titubear el ojimiel- ayúdame a reclinar un poco la cama.

-¿QUÉ? -el asistente alzó la voz, por la impresión, mientras presionaba los botones del mando- ¿de quién?

-De Misa...

-¡Ryūichi! -el castaño le interrumpió-  ¿cómo te sientes? Llamaré al médico.

                  ☆

Después de tanto discutir, Misaki aceptó dormir en el sillón reclinable, no se iba a ir a casa, además para qué lo iba a negar, estaba agotado y en su estado debía descansar, entre sueños escuchaba la voz de Asami, le costaba abrir los ojos, pero la voz era cada vez más clara y el casi grito de Kirishima, le hizo despertar del todo.

-¡Ryūichi! -se ponía de pie y le peinaba los cabellos con la mano- ¿cómo te sientes? Llamaré al médico.

-Bien cariño, -disfrutaba el calor de su castaño-  pero tú ¿por qué no has ido a descansar?

-¿Estás loco?  -mientras presionaba el botón de asistencia médica-.

-¿Perdón?  -Asami levantaba una ceja y aguantaba la risa, quería parecer serio y también por el dolor-  me estás diciendo que estoy loco por decirte que tienes que descansar, es necesario en tu estado ¿lo recuerdas?

-¿Tú, te acuerdas? -el castaño abría los ojos como platos-.

-¿Cómo voy a olvidarlo? -cogió la mano del castaño y la besó-  ¿desde cuándo lo sabes y por qué no me lo dijiste?  -su tono no era de reproche-.

-Desde que acompañé a Shinnosuke a la consulta de la doctora Aoki,  -se recostó en la cama con cuidado de no pasar a llevar nada-  y no sé si me vas a creer, pero no te lo dije, porque Sayumi me lo pidió.

-Te creo  -como pudo, acarició el vientre de Misaki-  y tú, me creerás si te digo, que Sayumi es la responsable de mis molestias.

-¡Jajaja! -lloraba de felicidad- sí, te creo y agradezco que haya sido así.

La entrada del médico y una enfermera, interrumpió la conversación, ambos profesionales hicieron sus trabajos, el doctor aseguró que todo estaba bien, dio unas recomendaciones y se fue.

Kirishima, llevaba un rato oyendo y viendo a ese par, que para no variar, se había aislado del exterior y hablaban de esa tal Sayumi, pero la visita del médico, impidió que preguntase algo, espero y cuando estuvieron solos, intervino.

-No entiendo aún, quién es Sayumi, que sabe cosas y que es la responsable de los malestares del jefe y por qué dicen que es vuestra hija ¿adoptaréis una niña?

-Sayumi, es nuestra hija,  -Misaki tomaba la mano de Asami-  estamos embarazados,  -rió divertido, por la cara del asistente-  Kirishima-san será abuelo.

Kirishima, abría los ojos como platos ante la noticia, pero la última frase de su angelito, casi lo hizo desmayar.

-¿Yo... yo seré  -tartamudeaba Kirishima-  abue... -se dejó caer en el sofá- abuelo?

Asami lamentaba no poder reír a gusto, pero Misaki no se contuvo, reía sujetando su estómago y limpiando algunas lágrimas, mientras el pobre asistente digería la noticia.

-Gracias cariño,  -Asami le susurró al oído, cortando la risa del castaño-  es la segunda mejor noticia que he recibido en la vida.

-¿La segunda?  -hacía un puchero-.

-Sí, la primera fue, cuando me aceptaste.

-Ryūichi,  -el castaño no se resistió de besarle-  gracias a ti, te amo.

-Y yo te amo Misaki.

-¿Quieres conocer a nuestra princesita? -se puso de pie y aguantó la risa-  Pero te advierto que no se parece a ti.

-¿Cómo que no se parece a mí? La he visto...

Misaki no dijo nada y fue a buscar su móvil, volvía con Asami, pero la habitación comenzó a darle vueltas, el ojimiel se dio cuenta y le gritó a un, todavía aturdido asistente.

-KIRISHIMA.

El asistente, despertó de su trance por el grito de su jefe, levantó la cabeza y vio a Misaki a punto de caer, se levantó veloz y sostuvo a su angelito, evitando que cayese al duro suelo y lo recostó en el sofá.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora