RYŪICHI, TIENES QUE DETENERLO

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¿acaso no conoce los alcances de Asami Ryūichi?

–¿De qué hablas?

–Yo me entiendo,  -les hizo una seña a los guardaespaldas-  diviértanse un rato, ya sé todo lo que quería saber y me he cobrado en algo...  -le quitaba el artilugio del cuello a ese hombre-  que se haya atrevido a tocar a Misaki, pero no lo maten, hasta que el jefe diga que quiere hacer con él.

–¿Cómo que te has cobrado en algo? -el hombre gruñía a gusto-  ¿quién es ese castaño? Y ¿qué harán conmigo?

–Ese castaño, es mi hijo  -vio el terror en  el rostro de ese hombre-  y osaste ponerle las manos encima y lo que hagamos contigo, dependerá del jefe.

–Yo… yo  no lo sabía,  -tragó en seco-  de lo contra…

–Guárdate tus excusas,  -Kirishima le dio la espalda- cuando se trata de mi hijo, no me sirven.

Kirishima se fue del lugar, nada le importaban los gritos de ese hombre pidiendo que volviese y acabase con él de una vez, tenía que descansar unas horas, antes de informar a su jefe.

                ☆

En otro lugar de Tokio, un hombre daba órdenes desesperadamente, esa noche no había tenido reportes de su leal mano derecha, eso sólo significaba que los habían descubierto, ahora tenía que huir y esconderse.

–Ya sabéis lo que hay que hacer,  -Himura, cogía unos maletines y los metía en su camioneta-  que no quede nada más que cenizas de este lugar.

En ese enorme galpón sólo se oían gritos y disparos, luego sólo el ruido del fuego consumiendo todo.

–¡Maldito Asami Ryūichi! -gruñía colérico-.

                       ☆

Asami despertó por culpa de un rayo de sol que se filtraba por la cortina y le daba directamente en los ojos,  giró el rostro con la intención de seguir durmiendo, pero se quedó prendado con la imagen de Misaki, que dormía plácidamente entre sus brazos, si no fuese por la calidez de su cuerpo, pensaría que es un sueño, jamás imaginó que otra persona, que no fuese el mismo, llegaría a convertirse en su todo, que su sola presencia le genere tantos sentimientos, recordó el susto de la pasada noche y lo atrajo más hacia él.

–Te amo Misaki -lo dijo bajito, al tiempo que le quitaba un mechón del rostro-.

–Y yo te amo Ryūichi -contestó un dormido Misaki-.

El mayor esperó un momento, estaba seguro que su castaño había despertado, pero nada, sólo se oía su pausada respiración, una sonrisa se dibujó en su rostro, pensó dormir, pero fue imposible, su móvil vibró por una notificación, era un mensaje de Kirishima, había pasado algo horrible y debía tomar cartas en el asunto con suma urgencia, si su asistente decía que era urgente, es que lo era, le pidió que viniese al departamento de Misaki, al ser aún temprano, los muchachos todavía dormían, así que podrían hablar en el salón. Con cuidado de no despertar al castaño, se levantó y en silencio se metió a dar una ducha, se vistió con el albornoz y salió a esperar a Kirishima, éste le mandó un mensaje que ya estaba en la puerta, Asami le abrió y se sentaron en los sofás, la cara del asistente que siempre es sería, ahora tenía un rictus de furia.

–¿Tan grave es? -sólo recibió una inclinación de cabeza-.

Kirishima le extendió una Tablet, allí se podía ver la noticia de un horrible incendio en un galpón dónde se mantenían retenidos menores y mujeres, el lugar fue consumido por las llamas, no hubo supervivientes.

–Según nuestros contactos, usaron acelerantes y todos ya estaban muertos cuando incendiaron el lugar  -el tono de Kirishima era de pesar-  y que todo indica que iban a ser vendidos en el mercado negro.

–¿Ya saben quién es el responsable? -Asami preguntó mortalmente serio-

–Me atrevería a asegurar que Himura-sama.

–¿Cómo estás tan seguro?

–El hombre que capturamos anoche y que interrogué, me contó los planes de Himura-sama, sus pretensiones son sacarle a usted de en medio, para expandir sus negocios.

–Cuéntame todo.

Kirishima comienza a relatarle todo lo que ese hombre le confesó, Asami escuchaba muy serio, cuando su asistente le dijo los planes de Himura, para quitarle poder, sólo dibujó una sonrisa torcida, pensando en lo estúpido que es ese tipo, pero cuando le contó lo que pretendía hacer para expandir sus negocios, su mirada cambió a una oscura, una que prometía una muerte horrible para ese desgraciado.

–Qué comiencen a buscarlo, que no quede piedra sin levantar, lo quiero vivo.

–En cuanto me enteré de sus planes, di la orden de buscarlo,  -Kirishima, veía la foto del incendio-  Himura-sama pasó los límites, cuando se formaron los distintos clanes y se repartieron los territorios y diferentes negocios, quedó prohibido involucrar a menores y mujeres inocentes, eso quedó como una regla inquebrantable.

–Ryūichi, tienes que detenerlo  -Misaki apareció, tenía los ojos rojos de haber llorado-.

                     ☆

Misaki despertó por el frío en la cama, buscó a Asami en el baño y no lo encontró, pero el vapor indicaba que se había bañado hace poco, ya que estaba allí, se dio un baño y se vistió con ropa cómoda y salió a buscar a su novio, las voces del salón le hicieron detenerse, escondido y en silencio, escuchó la conversación de los mayores, lágrimas comenzaron a salir al oír esa horrible noticia y que todo había sido obra del mismo hombre que intenta perjudicar a Asami, al escuchar a Kirishima de que ese tal Himura, había pasado los límites, entendió lo que le dijo su novio, cuando le explicó que como jefe de la mafia podía controlar y poner límites a aquellos que se piensan que pueden hacer todo lo que les plazca, sólo por ser de la mafia, sin dudarlo salió de su escondite y casi como una orden le habló a Asami.

–Ryūichi, tienes que detenerlo  -Misaki apareció, tenía los ojos rojos de haber llorado-.

Asami y Kirishima quedaron inmóviles al oír el tono con el que Misaki  habló, Asami reaccionó y se puso de pie para acercarse.

–Misaki, cariño no llores  -le limpiaba el rostro con los pulgares y lo abrazaba-.

–De verdad Ryūichi, tienes que detener a ese hombre,  -volvía a llorar-  lo que ha hecho y pretende hacer, es horrible.

–Ya lo están buscando,  -le sobaba la espalda al castaño-  no puede huir muy lejos.

–Daremos con él  -Kirishima habla serio-.

–Tú no te preocupes por esto  -Asami no quiere que su castaño tenga que ver en estas cosas-.

–Hablamos de niños y niñas,  -más lloraba y miraba a Asami-  por supuesto que me preocupa, también ese  hombre quiere perjudicarte, prometedme que lo encontraréis.

–Lo prometemos, pero por favor tranquilízate  -Misaki lloraba con tanto dolor que Asami lo sentía como suyo-.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora