TOKYO DOME CITY

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Misaki decidió que quería ir al Tokyo Dome City, no tenía tantas atracciones como otros, pero había una atracción a la que siempre ha querido subir, Asami aceptó, con tal de verlo feliz, le hubiese llevado hasta la luna, si ese era su deseo.

Después de desayunar y que trajesen la ropa de Asami, se alistaron para salir temprano, aprovecharían que era día de semana y no habría tanta gente. Ambos llevaban gorras para protegerse del sol, a Asami le servía igualmente para cubrir su rostro, también vestían ropas deportivas, el castaño sólo cargó con su móvil, quería muchas fotos, para armar un álbum de recuerdos.

Al llegar al lugar, lo primero que pidió Misaki, fue subir al Thunder Dolphin, la montaña rusa que era la atracción más famosa del parque, esta ondeaba por las estructuras y literalmente pasaba por en medio del edificio La Qua, que hay en el recinto, subió tres veces, una con Asami, que se rehusó a repetir, otra con los guardaespaldas, que prácticamente fueron obligados y la última solo, luego arrastró por todo el parque a su novio, obviamente seguidos por los guardaespaldas, subiendo a las atracciones, comieron en uno de los tantos restaurantes, Misaki sacaba fotos a todo, más tarde, se atrevió a subir a la máquina de baile, que había en una de las salas de recreativos, luego de algunas risas por la falta de coordinación y para sorpresa de él mismo, se le daba bastante bien, siempre le ha gustado bailar, pero por libre, sentir la música, no se le da seguir coreografías y ahora estaba terminando de dar los últimos pasos, sin fallar, cuando acabó la pista y le anunciaba que tenía puntuación excelente, saltó en medio de gritos de alegría, sobre Asami, quien gustoso lo recibió, para estrecharlo entre sus brazos.

Al llegar al lugar, lo primero que pidió Misaki, fue subir al Thunder Dolphin, la montaña rusa que era la atracción más famosa del parque, esta ondeaba por las estructuras y literalmente pasaba por en medio del edificio La Qua, que hay en el recin...

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Aún era temprano, todavía tenían un par de horas antes que anocheciese, pero el castaño decía que ya era suficiente, decidió como última parada, el Big O, la noria sin centro, pero esta vez los guardaespaldas no subieron, decidieron darles intimidad, Misaki miraba la ciudad desde las alturas, siempre con sus ojitos brillantes y Asami... bueno, él sólo miraba a su castaño, la vista de la ciudad, le importaba un pimiento.

-Se ve hermoso  -el castaño no dejaba de mirar-  todo desde aquí, mira

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-Se ve hermoso  -el castaño no dejaba de mirar-  todo desde aquí, mira... -le señalaba un punto en concreto-  se ven los Jardines de Koishikawa Koraku-en.

-Sí, se ve hermoso  -Asami no hablaba de las vistas-.

-Gracias Ryūichi -se giró para mirarle- ¿no miras las hermosas vistas?

-Ya lo hago  -no despegaba su mirada del castaño-  y concuerdo contigo, son hermosas.

-No me mires así.

-¿Así cómo?

-Con esa mirada, tan penetrante.

-¿Te molesta? -seguía mirando al castaño y su voz se oía sensual-.

-No, pero me provocas algo aquí  -señaló su vientre-.

-Tendrás hambre.

-Sí, pero no quiero cualquier cosa.

-¿Qué deseas?

-A ti  -se acercó y le acarició la entrepierna a Asami-.

-No me retes Misaki,  -agarraba la mano que acariciaba su entrepierna y la movía para que sintiese su erección-  si te fijas por las ventanas, tenemos muchos espectadores y no quiero que nadie vea tu lindo rostro o que oigan tus gritos cuando te folle.

-¡Tsk!  -chasqueó la lengua, recordó los comentarios de su amigo-.

-¿Qué pasa?

-Shinnosuke, eso pasa,  -con su mano libre, rasguñó por sobre la ropa, los pectorales de Asami-  vamos a tu departamento,  -para nada era una sugerencia, era una orden-  en el mío no podré gritar a gusto mientras me follas, ya es hora de que nos pongamos al día.

Si no tuviese un control de su fertilidad, Misaki está seguro que anda en sus días, porque a pesar de tener una actitud abierta con Asami, ahora se desconoce, sólo piensa en quitarle los pantalones y sentir como esa enorme erección que sobresale por sobre la ropa, se abre paso por sus entrañas y sentirse morir con cada orgasmo.

Asami se contiene, la actitud de Misaki, que pasó de un niño que se divertía en el parque de atracciones, a la de un completo desvergonzado, lo enciende, si no fuese porque luego tendría que quitarle los ojos a quienes se hayan atrevido mirar el cuerpo de su castaño, en este momento, dentro de esa cabina donde se encontraban, lo tendría gritando de placer, mientras se enterraba duro en su precioso culo.

-Eres un descarado, te lo he dicho y ahora un autoritario... de cualquier forma, me encantas.

Apenas salieron de la noria, Asami arrastró al castaño a uno de los coches y se fueron al departamento, ya en el ascensor se comían a besos y fueron despojándose de sus ropas, al llegar a su piso, sin separarse un milímetro siguieron besándose, Misaki fue elevado y empotrado en una de las paredes del salón, mientras el mayor desgarraba su camiseta, que obstaculizaba su tarea de morder, lamer y succionar los pezones del castaño, que extrañamente los sentía más sensibles, dejó la zona y con besos comenzó a subir hasta su boca, la cual tomó con rudeza, introducía su lengua en cada rincón, el castaño no demoró en responder de la misma manera, Asami, mientras se devoraban, porque eso no era un beso, se estaban comiendo la boca literalmente, introdujo dos dedos en la entrada de Misaki, quién gimió audiblemente, no le dio tiempo a acostumbrarse y comenzó a embestirlo, necesitaba prepararlo rápido, su erección necesitaba atención, no demoró en dar con su punto dulce y golpear allí, hasta que el castaño se vino.

-Cariño, lo siento  -Asami lo levantó por la cintura y alineó su erección en la entrada del castaño y se hundió profundo, de un solo golpe-  ¡Argh! Misaki, estás muy mojado y caliente  -se quedó quieto, disfrutando de esa agradable sensación-.

-Muévete Ryūichi -mueve sus caderas en círculos-.

Asami comenzó a embestir con desenfreno, cogiendo de la cintura al castaño, lo hizo subir y bajar por su duro falo para profundizar las estocadas, Misaki se sostenía de los hombros del mayor para seguir con su cabalgata, agradecido de la fuerza de su novio... El ansiado orgasmo se comenzaba a hacer presente y por increíble que parezca, ambos aumentaron la rapidez de sus movimientos.

-Ryūichi ¡Ahhh!  -Misaki se sentía mareado por las sensaciones, cerró los ojos y tiró su cabeza para atrás-  ya... ya... ¡Mmm! Esto se siente delicioso, cariño ya me vengo.

-¡Ahhh! -gimió ronco- déjate ir, yo también estoy a punto.

Unas estocadas más y se vinieron en medio de besos, Misaki se aferraba al cuello de Asami y éste otro, le mantenía abrazado, con su rostro metido en el cuello del castaño.

-Vamos a tu habitación,  -el castaño se incorporó para ver a Asami-  con esto que acabamos de hacer, no nos hemos puesto al día.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora