COMIENDO EN LA OFICINA

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... pero ayer, tuvimos sexo sin protección.

-Lo sé, pero no te preocupes, después de la primera vez, comencé a tomar las píldoras anticonceptivas.

-No me preocupo,   -abrazó de la cintura al castaño-  ya te he dicho que me gustaría tener hijos contigo, pero tú piensas que es muy pronto.

-Ryūichi,  -acurrucándose en el pecho de Asami, le encanta sentir el calor y la protección que le brinda-  yo también quiero tener hijos contigo, pero es muy pronto, ni siquiera se lo hemos dicho; a mi familia, a tus amigos, ni a Kirishima-san.

-¿Kirishima?

-Sí, te sonará extraño, pero desde que le conocí, ha sido bueno conmigo, lo siento y veo como a una figura paterna.

-Eso es recíproco,  ‐besó su cabeza-  cada vez que habla de ti, lo hace con orgullo.

-¿De verdad? -se emocionó-.

-Sí,  -lo aferró más contra su pecho-  cambiando de tema, la propuesta de Feilong, no tienes que aceptarla si no quieres.

-No es que no quiera, pero yo quiero pasar el fin de semana contigo, solos.

-Y yo,  -suspiró pesadamente-  pero conociendo a Feilong, te envolverá hasta que le digas que sí, es muy molesto.

-¡Jajaja! Es tu amigo, no digas eso, entonces le diré que iré.

-Sí, es mi amigo... pero también es un grano en el culo.

-¡Ryūichi!  -cubriéndose el rostro avergonzado, pero riendo ante lo dicho-  que cosas dices.

-¿Por qué? -se contagia de la risa del castaño-  si es cierto, no te has dado cuenta.

-Ya, déjalo... ahora tengo que seguir trabajando.

-Está bien, pero comerás conmigo, hoy no tengo reuniones fuera de la oficina.

-Deja que... -una notificación a su móvil le interrumpió, era su amigo, le avisaba que Haruhiko lo invitó a comer- ¡oh!

-¿Qué sucede?

-Nada grave,  -le sonríe-  Shinnosuke aceptó comer con Haruhiko, ya no me sentiré mal por decirle que no comeríamos juntos.

-Entonces, te veo a la hora de comer ¿Dónde quieres ir?

-Aquí.

-¿Aquí? No entiendo, ¿pedimos algo?

-Sí aquí y no, no vamos a pedir nada, yo traigo cada día mi comida y hoy puse un poco más en mi bento, esta mañana casi no desayuné, estaba nervioso, además ahora tengo un bento extra.

Asami, aún no se acostumbra a la simpleza de Misaki, cualquiera en su lugar pediría comer en los mejores restaurantes, pero su castaño prefiere comer su bento que salir fuera... lo ama, ama todo de él.

-Ok, en unas horas nos vemos en la salita de descanso, allí estaremos cómodos  -le agarró las mejillas y lo besó-  ¿te he dicho hoy, que te amo?

-No -haciendo un puchero-.

-Ok,  -quiere molestarle-  el día aún no acaba.

Como esperaba, los ojos de Misaki cambian de tranquilos a levemente ofendidos en segundos, no se cansa de ver esa mirada.

-Eres malo -hincha sus cachetes y mira para el lado-.

-Y tú,  -presionándole los cachetes-  muy tierno, no me resistí molestarte, te amo Misaki, aunque no te lo diga a diario, te amo.

-Y yo te amo Ryūichi,  -le quita la corbata de las manos y la acomoda al cuello de Asami, para hacer el nudo-  y sé que me amas, no porque lo digas, sino porque me lo demuestras, pero me gusta escucharlo.

-Gracias cariño,  -le besa las manos cuando acaba con el nudo-  eres un ángel como dice Kirishima, a veces pienso que no te merezco.

-No digas eso,  -le abraza con desesperación-  nunca.

-Mejor  -cambia de tema, no quiere ver a su novio triste-  volvamos al trabajo, no querrás que tu jefe te llame la atención.

-No,  -aguantando la risa-  mira que ayer me advirtieron, que era un gruñón.

-Tú también,  -frunció el ceño-  Feilong es una mala influencia.

-¡Jajaja! -carraspeó-  Ok, le daré el beneficio de la duda a mi jefe, tal vez no es para tanto.

-¡Misaki!  -serio, pero divertido-  o mejor dicho, Takahashi, vuelve a tus labores, es una orden.

-Sí  -inclinó la cabeza a modo de reverencia-  Asami-sama, con permiso.

-Espera,  -lo detuvo-  falta algo.

Misaki no alcanzó a preguntar ¿Qué?, Asami lo sostuvo de la cintura mientras le besaba tranquilo, delicioso, sin dobles intenciones, sólo porque el aire es fundamental para sobrevivir, se detuvieron.

-Nos vemos a la hora de comer -mientras caminaba hacia la puerta-.

-Sí, hasta luego.

Cada uno volvió a sus asuntos, Misaki todavía tenía mucho que revisar, se sentó en su escritorio y siguió repasando el informe, después de hacer unos apuntes, siguió con otra carpeta, esta era de un restaurante, fue rápido estaba todo orden, como aún tenía tiempo continuó y así hasta que fue la hora de comer, se levantó y fue a la salita de descanso, Asami aún no llegaba, le daba tiempo de alistar todo.

Asami se fue a su oficina con una sonrisa, ahora con el proyecto en marcha, está un poco más relajado, pero eso acabará pronto, una vez comiencen las obras, tendrá que viajar constantemente para supervisar junto a sus socios, que todo vaya según lo planeado, aprovechará todo este tiempo "libre" para estar con Misaki, porque después les será casi imposible verse... Estuvo haciendo llamadas y respondiendo mails, Feilong le envió un mensaje, preguntando por la respuesta del castaño, le contestó que aceptó ir, así que no era necesario que viniesen a la oficina, ya era hora de ir con su novio, salió y fue directo a la salita, el delicioso aroma indicaba que Misaki ya estaba allí, lo encontró haciendo té, con todo dispuesto para comer.

-¡Mmm! Huele  -se acercó y tomó el termo con té, para llevarlo a la mesa-  y se ve delicioso.

-Ya está todo listo, tomemos asiento.

Como buen caballero, Asami le acomodó la silla a su novio para después sentarse en frente y se dispusieron a comer, aprovecharon y hablaron de la sorpresa que se llevaron al descubrir que eran; uno jefe y el otro empleado, Misaki le contó como llegó hasta allí, no omitió ningún detalle desde que acabó su relación con Akihiko y todo lo que pasó luego, hasta la razón de su despido de la editorial. Asami escuchaba atento, algunos detalles los conocía por su asistente, pero el despido y más importante el motivo, era información nueva, le enfurecía que ese hombre haya tratado así a Misaki.

-Algo bueno salió de todo eso,  -el castaño hablaba tranquilo-  ahora trabajo ejerciendo mi profesión.

-En eso llevas razón, pero igualmente me molesta como te trató ese Usami.

-Ya es pasado, no gastemos energías en algo que nos frenará el futuro.

-Tienes razón,  -sorprendido por la falta de rencor u odio que transmite el castaño, él ya se hubiese vengado-  no hablemos más de eso. Y hablando de futuro, ¿cuándo le diremos a tu hermano, sobre nuestra relación?

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora