SE ATRAPAN MÁS MOSCAS CON MIEL, QUE CON VINAGRE

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... ya podemos irnos, cuando digas.

Como tantas veces, Asami, de la mano llevó a Misaki al parking del edificio, allí estaba una de las camionetas esperándolos.

–¡Qué bien!  -soltó aliviado Misaki-  creí que iríamos en limusina.

–¿No te gustó viajar en limusina? -Asami le mira divertido, cualquiera en el lugar del castaño estaría complacido-.

–No es que no me haya gustado,  -sube en el lugar del copiloto con ayuda de Asami-  gracias, pero la limusina es muy presuntuosa, llamas mucho la atención.

–Lo vuelvo a repetir, hablas como Kirishima,  -mientras está en el asiento del conductor, abrochando el cinturón de seguridad-  te preocupas por los detalles, si se trata de seguridad.

–Si se trata de la tuya, me preocupo,  -su mirada era determinante-  no sé explicarlo, pero siento que debo estar alerta.

–Misaki...  -el mayor buscaba miedo en la mirada de su castaño, pero sólo encontró una mirada decidida, las palabras se le atoraron en la garganta, no es capaz de reaccionar-.

–Ryūichi,  -quiso hacerle reaccionar-  si tú no estás, nuestros hijos tendrán otro padre  -sonrió de lado porque logró lo que quería-.

–Ni lo pienses Misaki,  -Asami le había cogido por la nuca con fiereza para acercarle a él-  esos serán mis hijos  y yo el único padre que conocerán, -le besa con voracidad-  tú eres mío.

–Y tú mío,  -aprovecha el acercamiento y lo coge del cabello-  así que no tomes a la ligera tu seguridad, porque esos bebés vendrán a este mundo  -le besó con la misma voracidad-  y quiero criarlos y malcriarlos, contigo.

–Prometo que tendré más cuidado  -coge una mano del castaño y le besa los nudillos-  y tú harás lo mismo, quiero vivir esa proyección de futuro, contigo.

–Es nuestra promesa.

Volvieron a besarse, pero con menos intensidad, con ese beso sellaban su promesa, Asami paró el beso, para arrancar la camioneta y partir rumbo al hotel.

                    ☆

Mientras en otro lugar de Tokio, Himura hacía planes para acabar con Asami Ryūichi, escondido en lo que parecía una casa en ruinas por fuera, pero por dentro o más exactos por debajo, era una fortaleza construida durante la segunda guerra Mundial, jamás contó a nadie de su existencia, perteneció a sus abuelos maternos y que le fue heredada, siendo muy joven, cuando aún no pertenecía a la mafia, durante años fue abandonada y casi olvidada, sólo cuando comenzó a tener más alcances en el bajo mundo y creyó convertirse en el próximo líder, lugar que le fue arrebatado, según el por Asami, que sin decir a nadie de su entorno y bajo un nombre falso, mandó a rehabilitar el lugar, específicamente el bunker, lo proveyó de todo lo necesario para subsistir en caso de tener que esconderse, como es su caso ahora, fácilmente puede vivir allí sin salir a la superficie durante meses, no sólo es su escondite, es su nuevo hogar, tiene todos los lujos a los que está acostumbrado, como un gimnasio, piscina, grandes habitaciones, personal que le sirve las 24 horas, etc… Cuenta con un sistema de seguridad y conexiones cifradas, que le permiten contactar con su gente y controlar desde allí sus negocios, sin ser rastreado y a su vez crece más su odio y obsesión por Asami, quiere destruirlo y ocupar su lugar, lugar que debió ser suyo, no en vano había trabajado expandiendo sus negocios y fortuna, deshaciéndose de la competencia y avasallando a quien se le pusiese por delante, pero llegó él, con su poderío, astucia, orgullo y “ética”, pero sobre todo con la lealtad inquebrantable de sus hombres, principalmente de Kirishima, ese hombre que a simple vista parece alguien simplón, que no mata una mosca, pero que es como el mismísimo demonio cuando te metes con su jefe.  Por el momento se mantendrá quieto, vigilando y esperando la oportunidad de atacar, no es un kamikaze para hacerlo ahora que su vigilancia debe ser extrema.

–¿Qué tanto haces en el departamento de tu asistente? -mira varias fotos donde aparece la camioneta o limusina de Asami, entrando o saliendo del edificio donde viven Kirishima, Misaki y Shinnosuke- ¿y quiénes son esos muchachos que acompañan a Kirishima? -se pregunta mientras inconscientemente delinea el rostro de Misaki en la foto- tengo que encontrar tu punto débil Asami.

Dejó las fotos y comenzó a realizar llamadas, no podía descuidar sus negocios.

                      ☆

Asami y Misaki llegaron al hotel, se aparcaron en la misma villa que la vez anterior, el castaño curioso, preguntó.

–¿Por eso me dijiste que no trajese nada, aún tienen las cosas de la vez anterior? ¿Y si alguien hubiese querido hospedarse en esta villa en particular?

–Eso sería imposible, esta es mía.

–¿También se pueden comprar?

–No, pero como dueño, decidí que esta es exclusiva para mi disfrute.

–¿QUÉ? -Misaki levantó la voz- ¿este hotel es tuyo?

–Misaki,  -Asami aguantaba la risa, la cara del castaño es muy graciosa-  por qué no entramos y ya dentro sigues con el interrogatorio  -lo empujaba levemente de la cintura para que ingresase a la villa-.

El castaño igual que la primera vez, se dejó guiar por el lugar, pensaba que realmente no conoce la magnitud de la fortuna de su novio, no es que le importe en realidad, pero no se acostumbra, ya en la sala,  Asami se va a la cocina.

–¿Deseas algo para beber?

–Té -se acercaba y lavaba sus manos- está bien, ya hace calor y es lo único que me apetece.

–Puedes meterte a la piscina,  -le entregaba la botella de té-   yo te aviso cuando llegue la comida.

–¿No vendrás conmigo?

–Ahora no,  -le besa la punta de la nariz-  más tarde te acompaño, tengo que hacer unas llamadas y asegurarme de que el lunes comiencen con la renovación del personal de los negocios donde Himura pudo meter sus narices.

–¿Son muchos?  Lo sabía -Misaki confirmaba sus sospechas, Himura metió las manos en varios negocios-.

–Con exactitud, aún no, pero son bares y restaurantes, según la información que Kirishima logró sacarle a ese hombre, así que comenzaremos por esos.

–¿Y los despedirás? -Misaki sintió empatía por esa gente- no puedes sólo imponer sanciones disciplinarias, tal vez logres más que despedirlos.

–¿De qué hablas? -Asami observa que Misaki, no sólo es empático, sino que sin notarlo da soluciones que a la larga le benefician, no sólo económicamente, también ganaba lealtades-.

–Por lo que escuché anoche en la bodega, tus empleados se vieron obligados a participar en todo ese asunto, porque la gente de Himura les tienen amenazados, no sólo a ellos, también a sus familias y todo porque en algún momento, solicitaron dinero por las vías equivocadas, sin saber que con eso se condenaban,  -se mordió el labio-  si hubiese sido mi caso, también habría colaborado y más si no tuviese la confianza de hablar con mi superior… mi familia ante todo.

–Estás tratando de decir que: “se atrapan más moscas con miel, que con vinagre” -sonríe levemente-.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora