PAPI, CORRE PELIGRO

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La fiesta transcurría entre conversaciones, bailes y risas, los invitados, sobre todos los más jóvenes disfrutaron del lujo ofrecido por el lugar. Misaki, acompañado de Asami, se paseaban por entre los asistentes, agradeciendo el que hayan asistido, llegaron a unas mesas y hubo una en particular que llamó la atención del castaño, esta estaba adornada con globos verdes y dorados y tenía muchos regalos, Misaki, sorprendido, miró a los invitados, algunos le hacían el gesto de brindar con sus copas, él sólo les correspondió con una inclinación de cabeza y una enorme sonrisa.

Asami, estaba comenzando a sentirse mareado, desde que empezó la primera fiesta, era poco lo que había comido y por mucho que quisiese hacerse el fuerte, su cuerpo estaba pidiéndole descanso y comida. Misaki que lo tenía cogido de la mano, se dio cuenta.

–¡Ryūichi!  -de las mesas el castaño cogía algo para que el mayor comiese-  creo que te vas a desmayar, estás frío.

–Estoy bien,  -respiraba agitado-  sólo tengo hambre.

–Come,  -le acercaba un plato con algunos mini postres-  si quieres nos vamos, me preocupas.

–No,  -se metía un mini cupcake a la boca-  estaré mejor cuando haya comido y no puedes abandonar tu fiesta y a tus invitados.

–Pero…

Se vio interrumpido, por un embarazadísimo Yū.

–Misaki  -le tomaba de las manos-  ven, baila conmigo  -hizo un puchero-  o te avergüenza que te vean conmigo, porque estoy gordo.

–¿Qué?  -negaba una y otra vez con su cabeza-  no digas eso, no estás gordo,  -miró a Asami y éste le hizo un gesto de que estaba bien-  venga, vamos a bailar, pero algo tranquilo.

–Puedo moverme ¿sabes?  -Yū le miraba a punto de llorar-.

–Lo sé, sólo lo digo porque no quiero que te canses,  -le acariciaba la mejilla-  todavía queda mucha fiesta.

–Gracias Misaki,  -comenzaba a moverse por la pista-   últimamente estoy un poco irritable, Kyō me sobreprotege y mi carácter empeora.

–Es normal Yū,  -soltó una risilla, recordó el comentario de las hormonas-  nuestras hormonas se vuelven locas y parecemos una bomba a punto de estallar y lo de sensei es porque te quiere mucho.

–¡Jajaja! Eso es cierto,  -su semblante se volvió emocionado-  no te lo dije, tendré un niño, mi precioso Issey.

–¡Issey! Eso es “primogénito”, felicidades -le abrazaba, como bien podía-  sensei debe estar muy contento, un niño, que emoción.

Siguieron bailando, Yū se había relajado, al parecer estaba más sensible de lo habitual y necesitaba ser tratado con normalidad, mientras bailaban, vio a Kyō acercarse con la intención de llevarse a Yanase, pero el castaño le hizo un gesto con la mano de que esperase, que estaba todo bien, el mangaka entendió y sólo se quedó observándolos. Por un momento Misaki sólo se concentró en hacer sentir bien a Yū, que olvidó que dejó a Asami comiendo unos pastelitos rato antes, sólo la voz que resonó en sus oídos, le hizo reaccionar.

–Papi corre peligro.

                       ☆

Asami, comió los dulces que Misaki le había servido, pero aun así, se sentía mareado, vio que su castaño seguía en la pista con Yū y aprovechando que estaba entretenido, se fue a los servicios, al estar todos entretenidos, nadie le vio salir. Fuera del salón, en el pasillo tomó grandes bocanadas de aire, se metió a los baños y se mojó el rostro, trataba de contener el malestar, pero las náuseas se estaban volviendo insoportables, corriendo se metió a uno de los cubículos y vomitó, arrojó todo lo que había logrado comer, salió para enjuagarse la boca, en eso estaba cuando sintió debilidad en las piernas y estaba seguro que se desmayaría, cogió su móvil para enviar un mensaje, pero alguien de un golpe, lo lanzó lejos.

–¡Pero que mierda!  -levantó el rostro y por el reflejo del espejo vio al responsable y se giró para encararlo- ¿cómo te atreves?

–¡CÁLLATE!  -le dio un golpe con el dorso de la mano, haciéndole girar el rostro-  veo que el veneno está haciendo efecto,  -su sonrisa era torcida y la mirada oscura-  al fin me libraré del gran Asami Ryūichi.

                    ☆

Himura acechó desde las sombras a Asami, éste siempre estuvo rodeado de personas o de su bella flor, cuando les vio bailar en la pista, sintió la ira calcinarle ¿por qué Asami  tenía todo lo que él desea? cuando le vio salir solo, le siguió hasta los servicios, se notaba que el temido yakuza estaba enfermo, no le vio, sólo porque le tiró el móvil, fue consciente de su presencia.

–¡Pero que mierda!  -por el reflejo del espejo el ojimiel le vio y se giró para encararlo-  ¿cómo te atreves?

–¡CÁLLATE!  -con odio le volteó el rostro de un sólo golpe-  veo que el veneno, está haciendo efecto,  -su sonrisa era torcida y le miraba con regocijo-  al fin me libraré del gran Asami Ryūichi.

Asami aguantó el golpe por orgullo, pero sentía que en cualquier momento caería, se sujetó del lavabo para aguantar su propio cuerpo y observa a ese camarero, no entendía de lo que hablaba, de repente le llegó un golpe de claridad.

–Himura  -no preguntaba, limpió su nariz con su mano-  ¿de qué veneno hablas?

–Del que acabará con tu existencia  -sacaba una navaja y un bote parecido a un perfume de su bolsillo-  y me cobraré todo lo que me has arrebatado.

–¿En serio, una navaja?  -Asami se burlaba-  creo que necesitarás más que eso y ¿qué se supone que te he quitado? Tú no tienes nada, que yo quisiese en el pasado o quiera ahora.

El tono arrogante de Asami, enfurece a Himura, siempre igual, ni porque se ve en peligro, doblega su orgullo, podría suplicar por su vida, pero no, ahí está con su porte imponente y eso le hace hervir de odio.

–Puedes burlarte,  -le enseñaba la navaja-  pero si te doy un tiro, no será divertido, quiero que sufras y que me supliques que acabe con tu vida.

–¡Jajaja!  -volvía a burlarse, tenía que ganar tiempo, alguno de sus hombres tenía que notar su ausencia-  está bien, supongamos que logras hacerme daño con la navaja, eso no será suficiente para matarme, no soy manco, lo sabes.

–Sí, eso lo sé, pero esto,  -le enseñaba la navaja-  es sólo para divertirme, lo que te está matando, sin que te des cuenta es el veneno.

–¡Cierto! -se hacía el pensativo-  ¿y cómo sabes que me han envenenado y que estoy muriendo?

–… -lo señalaba de arriba abajo-  ¿te has sentido enfermo, cierto? Mareado tal vez  -una sonrisa de satisfacción se le dibujó al ver el rostro sorprendido de Asami-  ¿vómitos, te sientes débil?

–¿Y cómo sabes todo eso? -Asami confundido, pensando que tiene un topo entre sus hombres-.

–Fácil,  -la punta de la navaja, la hundía en su dedo índice-  sabiendo tus exigentes y costosos gustos, por tu cumpleaños, por cierto felicidades,  -dijo sarcástico-  te envié una extravagante botella de whisky, de ese tan exclusivo que gustas beber, pero lo alteré con un indetectable, pero mortal veneno, este te está matando lentamente, tus síntomas son confundidos fácilmente como una gastroenteritis, ya para cuando alguien se dé cuenta será muy tar…

La ruidosa risa de Asami le interrumpió.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora