¿HAS VISTO A MI PROMETIDO?

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-En la guerra y en el sexo...  -reía juguetón y desabotonaba el pijama de Asami-  todo se vale.

-Eres un cínico,  -el ojimiel reía fascinado-  cambias los dichos a tu antojo.

-¿No es así?  -el castaño pregunta con tono inocente-  yo estaba seguro que sí.

-¡Jajaja!  -se carcajea a gusto-  Te falta sabiduría popular.

Asami no se dio a la tarea de desabotonar el pijama de Misaki, tiró de el y los botones salieron volando, lo quitó, lanzándolo por algún sitio de la habitación y se lanzó al cuello del castaño, con besos y chupetones, bajando hasta el pecho, los pezones estaban erectos, se llevó uno a la boca, llevándose una sorpresa.

-¡Mmm! Esto es nuevo,  -Asami succionaba el pezón-  es un poco salado.

-Deja eso,  -el castaño a pesar de decirlo, le sostiene la cabeza para que no parase-  es para Sayumi.

-No creo que a ella  -cambiaba al otro pezón-  le importe compartir con su padre.

-Te equivocas,  -el castaño se tocaba el vientre-  siéntela, yo diría que está enfadada, estás disfrutando de su alimento.

-¿Es verdad eso Sayumi?  -Asami abandonaba los pezones y le hablaba al vientre de Misaki, recibiendo una patada-  entiendo, a mí tampoco me gusta compartir mis alimentos,  -mordió levemente el pezón-  por ahora lo dejaré, pero sólo lo hago por ti.

-Espero que siempre tengan tan buena comunicación...  -Misaki retoma de quitarle el pijama al ojimiel-  ¿En qué íbamos nosotros? ¡Ah!  Ya me acuerdo, Ryūichi,  -le besa a la vez que desliza el pijama por los musculosos brazos de su novio-  no pares, quiero que me hagas el amor.

-Lo haré, pero si comienzas a moverte como loco,  -le muerde el labio inferior-  te ataré par...

-Sí átame,  -el castaño interrumpió muy animado-  amordázame, pero fóllame de una vez.

Siguiendo esa orden, Asami con cuidado recostó sobre la cama a Misaki, inició a desvestirlo dejando besos a su paso, cuando llegó a su miembro ya muy despierto, comenzó a acariciarlo, lo lamió y jugó con el glande, sacándole audibles gemidos, se lo metió a la boca y empezó a mover su cabeza, el castaño empuñaba las sábanas, estaba muy excitado y prueba de ello era la lubricación que escurría y que mojaba la cama, siguió dándole placer con su boca, hasta que le sintió más sensible, metió dos dedos en su entrada, sólo eso bastó para que el castaño se viniese en medio de jadeos.

El ojimiel sabe lo que hace, pero Misaki deseaba algo más, algo duro y caliente que se abriese paso en sus entrañas, está ansioso, deseoso, por eso cuando Asami metió sus dedos, se dejó ir, pero no está conforme, quiere más.

-No es precisamente  -el castaño respira entrecortado-  lo que estaba buscando.

-¿Y qué buscas? -Asami sonríe de lado y alza una ceja-  tal vez te ayude a encontrarlo.

-Busco una pantera salvaje,  -Misaki también le sonríe y se muerde el labio- si la ves, dile que aún no me ha follado.

-Mensaje recibido,  -Asami puso de medio lado a Misaki y él se recostó a su espalda-  prométeme que te comportarás  -le habló cerca del oído-.

-Lo prometo  -no pudo evitar el estremecimiento-  ¡Ahhh! Te necesito Ryūichi.

-Misaki, no estoy hablando por hablar,  -Asami le acaricia los muslos-  así tenga que lidiar con el dolor en los huevos, tú te vuelves loco y nos quedamos a medias , -le dio una nalgada, no con fuerza, pero sí muy sonora-  entendido Takahashi.

-¡Mmm!  -Misaki se retuerce-  sí Asami-sama.

Asami inició un camino de besos, desde la nuca, cuello y hombros del castaño, los cuales mordía, con su mano acariciaba su espalda, cintura y caderas, luego se desviaban a su vientre y volvían a sus caderas, para bajar por sus muslos, con cuidado levantó una de sus piernas y la flexionó, alineó su erección y lentamente le penetraba. Misaki le siente duro, caliente y que palpita en su interior, percibe que su pareja se contiene, lo sabe porque respira entrecortado, su aliento caliente lo siente en el cuello y además no ha entrado del todo, él prometió portarse bien, pero le cuesta.

-Ryūichi un poco más,  -tantea su suerte y hace su cadera más atrás-  sólo un poco...  ¿qué haces?

El ojimiel no responde, se estira y coge dos cojines, los coloca entre él y Misaki, haciendo una especie de barrera.

-Esto evitará que te empales  -apretaba los dientes y entraba un poco más-.

-¡¡Ahhh!! -ambos gimieron-.

Los cojines eran una forma de protección, Misaki por mucho que hiciese sus caderas para atrás, no conseguía que esa dura barra entrase más profundo y Asami se aseguraba de no perder el control, al sentir como las entrañas del castaño le engullían el miembro, inició las embestidas, eran con la fuerza justa, pero la suficiente para que ambos disfrutasen, después de unos minutos, ambos estaban en su límite, una semana sin hacer el amor, les tenía ansiosos.

-Ryūichi ¡ahhh!  -parecía agonizar-  no aguantaré mucho más.

-No te contengas,  -Asami, aceleró un poco las embestidas-  yo estoy igual cariño.

Unas embestidas más y ambos se vinieron en medio de jadeos, Misaki se retorcía al sentir ese líquido caliente que le llenaba las entrañas y Asami como podía se mantenía enterrado mientras expulsaba hasta la última gota de semen, después de unos minutos, el ojimiel con extremo cuidado salió del interior del castaño y se recostó sobre su propia espalda, a su lado, Misaki dio media vuelta y quedó de lado, mirándole, con las manos usándolas como almohada, apoyaba su mejilla.

-Gracias Asami-sama,  -le sonreía de medio lado-  pero ahora quiero a mi novio, perdón mi prometido ¿Lo ha visto? Es una pantera salvaje, tienes unos ojos como soles dorados y hace el amor bien rico.

-Por nada Takahashi -se acerca y le besa-  ¿y tú has visto a mi prometido? Es un gatito castaño, tiene una adorable pancita,  -le acaricia el vientre-  con una cachorrita dentro, producto de tantas cogidas y que será hermosa, igual a su madre.

Ambos rieron y volvieron a besarse, Misaki le quitó los mechones de la frente a Asami y el ojimiel cerró los ojos por el agradable contacto y le abrazó.

-Te amo Ryūichi.

-Y yo te amo Misaki.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora