¿QUIERES SER MI NOVIO?

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Siguieron en la consulta un rato más, la especialista le dio los resultados de sus análisis, estaba perfecto, explicó también, los síntomas de un embarazo, el proceso, cambios en su cuerpo y el parto... cuando ya se despidieron, el castaño respiró más relajado, Asami le cogió de la cintura y besándole brevemente, le habló.

–¿Dónde quieres ir a comer?

–Pero ya has perdido el tiempo, aquí acompañándome... gracias

–Recuerda, te dije que cualquier momento libre que tuviese, sería para ti.

Misaki afianza el abrazo al oírle decir todo eso, hunde su cabeza en ese enorme pecho, se siente tan bien, piensa.

–Aquí cerca hay un pequeño restaurante,  -hablaba sin despegarse de Asami-  es sencillo, si no te importa, podemos ir a comer algo rápido.

–Contigo, adonde sea,  -besó la cabeza del castaño-  ahora vámonos  -deshizo el abrazo y lo cogió de la mano-.

De la mano se fueron directo al parking, subieron a la camioneta y Misaki indicó dónde quedaba el restaurante, era discreto, sencillo para lo que Asami está acostumbrado, pero poco le importaba dónde estaba, sino con quién... pidieron una mesa al fondo, alejada de la entrada, el mayor ayudó al castaño a tomar asiento y luego se sentó, hicieron sus pedidos y mientras esperaban, Asami inició una conversación.

–¿Cómo te sentiste, con la especialista? ¿Y con toda esa nueva información?

–Físicamente bien, pero psicológicamente, aún estoy procesando y acostumbrándome a ser doncel  -hablaba apoyando su mentón sobre su mano, con el brazo en la mesa-.

–Es lógico, has crecido siendo un varón y ahora, después de más de 20 años, te enteras de tu nueva condición,  -le quitó un mechón de cabello, que le cubría los ojos-  eres hermoso, no me canso de mirarte,  -besó con calma-  te extrañé.

–Yo también te extrañé,  -le siguió el beso y puso sus manos en el cuello de Asami-  gracias por acompañarme.

–Si vamos a ser una pareja, es mi deber estar al tanto de ti,  -le cogió de las mejillas al castaño, notando su sonrojo, lo miró serio-  Misaki ¿quieres ser mi novio?

El gran Asami Ryūichi, sentado en un sencillo restaurante, pidiéndole a un pequeño castaño; que no representaba gran peligro, que fuese su novio y estaba aterrado, no, lo siguiente, era su primera vez, él siempre acostumbrado a hacer, decir y coger lo que quiere... ahora está con el corazón desbocado, esperando una respuesta.

Misaki piensa que ha de tener cara de idiota, pero no es capaz de reaccionar, sólo mira a ese magnífico hombre que acaba de pedirle ¿si quiere ser su novio?...¡Reacciona! ¡reacciona! se regaña mentalmente.
Logrando recobrar la compostura, coge aire profundamente y responde.

–Yo no... -no pudo terminar, Asami lo interrumpió-.

–¡No! Está bien, entiendo que es muy pronto,  -le soltó las mejillas, sintió frustración-  pero no me voy a rendir, te conquistaré, ya te lo dije, nunca me había enamorado  -una risilla lo interrumpió- ¿Qué es lo gracioso?

–¡Jajaja! Nada, sólo que no me dejaste terminar de hablar,  -miró a Asami sin dejar de sonreír, éste le miraba serio-  como decía antes que me interrumpieses, yo, no sólo quiero que seamos novios, también deseo que nos convirtamos en; amigos, familia, apoyo mutuo...

Asami al escuchar la risa del castaño, se había enojado en principio, pero cuando Misaki siguió expresando todo lo que quería con él, no pudo evitar sonreír e interrumpir nuevamente, pero esta vez, fue porque se le lanzó encima y comenzó a besarle.

–Yo también quiero todo eso y más -hablaba sobre el beso- entonces ¿sí aceptas?

–¡Sí! -habló como pudo, los besos de Asami, lo dejaban "fuera de servicio"-.

Asami estaba feliz, se prometió sincerarse sobre su otro trabajo, aunque no ahora, porque su castaño merecía todo de él y lo principal era la honestidad.

–Misaki, hay cosas que no sabes de mí, todavía,  -habló apoyando su frente contra el contrario-  cosas que te parecerán horribles, pero quiero que te quede claro que esto,  -puso las manos de Misaki en su pecho-  es sincero, por primera vez mi corazón late por alguien ¿lo sientes? Y me aterra que me rechaces cuando te cuente todo.

Misaki estaba perdido en los ojos de Asami, lo miran con ternura, esperanza y también miedo, cuando el mayor le tomó las manos para sentir su corazón, pudo captar cómo latía desbocado... oyó lo que le dijo y no entendió.

–¿Rechazarte? ¿Por qué lo haría?  -hizo lo mismo que el mayor, tomó sus manos y las puso en su pecho-  ¿lo sientes? También es mi primera vez, te prometo que mantendré mi mente abierta cuando decidas contarme todo.

Siguieron así, hasta que les trajeron sus platos, comieron tranquilos, de vez en cuando se miraban y sonreían, Asami no deseaba marcharse y Misaki tampoco quería que lo hiciese, pero no decía nada, por no causar molestias.

–Ya estás listo para comenzar tu nueva etapa, ahora como un hombre adulto -preguntaba el mayor-.

–Sí, pero igualmente estoy nervioso,  -Misaki se mordía el labio-  ya no será como antes, ahora tendré más responsabilidades y... y...

–¿Y qué? -Asami notó los nervios del castaño y también como se sonrojaba, lo tomó del mentón para verse‐  dime, ¿Qué pasa?

–Que ya no podremos vernos tan seguido  -dijo lo que sentía, aunque muriese por la vergüenza-.

–¡Misaki! -lo abrazó y besó, pero con tranquilidad-  ya lo dijimos antes, buscaremos la forma, habrá días que no nos veamos, pero los compensaremos, con algún fin de semana libre.

–Sí, lo sé, sólo que te extrañaré,  -habló sin pensar mucho-  estos pocos días que no te vi, fueron eternos   -cuando se dio cuenta de su desliz, ya tenía otra vez a Asami, comiéndole la boca, le encantaban los besos del mayor, eran cálidos, lo hacían querer siempre más-.

–Yo también te extrañé, anhelaba verte, abrazarte y besarte,  -seguía con el beso-  te lo he dicho, me he vuelto adicto a tus besos.

Ninguno quería separarse, pero las responsabilidades del mayor, le impedían quedarse más tiempo, aprovechó hasta el último minuto, Asami dejó a Misaki en su edificio y bajó para despedirse.

–Todavía no te vas y ya te extraño, las llamadas y mensajes no serán suficiente... ahora tengo mucho trabajo y no podré verte en días, pero te compensaré.

Misaki le escuchaba, él también le extrañará, sin pensárselo, se lanzó sobre Asami y lo besó, con hambre, quería que ese beso le saciase hasta su próxima cita.

–Entonces... quiero un... -no paraba de besar al mayor- beso que... me dure... hasta que... vuelva a verte.

Asami le tenía bien agarrado de la cintura, se besaban y mordían con voracidad, adentraban sus lenguas y probaban sus bocas, él también quería un beso que le ayudase a soportar no verle por varios días... pero cómo todo lo bueno acaba, se detuvieron, porque necesitaban respirar.

–Misaki,  -respiraba agitado, no soltó al castaño-  me vas a volver loco, si con un beso me excitas, no quiero pensar cuando subamos de nivel  -lo apegó más para que sintiese su erección y notó la del contrario también-.

–¡Ahhh! -gimió Misaki al escuchar al mayor y sentir la erección que chocaba con la de él mismo-  no sé, pero contigo me desinhibo... también me vuelves loco, te deseo  -hablaba agitado y cerca del oído de Asami-.

–Y justo ahora no puedo quedarme,  -su voz era ronca, por la excitación-  tendremos que hacer algo para calmar nuestro deseo.

–¿Algo? -Misaki le miró a los ojos-  si no tenemos tiempo.

–Yo ahora, me voy a una reunión y tú ya tienes que subir a tu departamento, es tarde -sonrió juguetón- ¿has tenido sexo telefónico?

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora